Otra vez Dudamel con la batuta política

Por segunda vez Dudamel -¡ay, Dudamel!- insiste en meterse con el
Gobierno de Maduro y, esta vez le exige que, escuche la voz del pueblo
venezolano y con la MUD ni un Rem con un bemol de paciencia que si el
gobierno reprime la MUD ataca con violencia sin consideración ninguna
(y no estamos en un país de ciegos), porque en este país se puede ser
lo que se quiera cada quien a su gusto y formación, pero en política
el pueblo es quien pone y quita gobiernos con su voto cumplido el
período constitucional, por lo que el aspirante a presidente es
elegido a ejercer como jefe de Estado ni un día más ni un día menos.


Pareciera ser que Dudamel batuta en mano se distrae en una sola
dirección y deja el auditorio de su complacencia que a mí como gente
de pueblo pobre no puedo estar dentro de ese auditorio de su
concierto, pero desde lejos veo que descuida una parte de la gran
orquesta que quiere dirigir desde el mejor ángulo de su dirección y,
como molesto quiere regañar con su entrecejo por la poca afinidad de
afinar el movimiento de su mano derecha que, lleve a todos los
componentes de la orquesta a integrarse por completo a su batuta.


En Venezuela, en esta transición de marchas y trancas salen personajes
a recrear con su figura -unos novatos y otros afamadados- cuando no a
desconocer el gobierno del presidente Maduro, a desnudarse de lo más
atleticamente posible como si de un Paraíso se tratara a ver si Eva se
emociona y abre las puertas de su integridad en un gozo sin excitación
y, otros revientan el ambiente a candela limpia con plomo como salvas
de agitación que nadie les pide y, en ese amasijo de fortaleza vemos
de todo en un espectáculo que tiene muchos dolientes en el exterior
que no aportan nada y más si son engañados por los medios que es lo
habitual entre tanto falso positivo a lo colombiano que explota las
emociones de los que dicen querer a Venezuela -a unos les creo y a
otros no- dudo y con esa duda observo el interés del director Gustavo
Dudamel, bañado de fama mundial como director de orquesta que como él
mismo dice: "Mi vida entera la he dedicado a la música y al arte como
forma de transformar las sociedades". Muy bien, excelente, pero no
entiendo ese decir, ya que todo venezolano ha escogido su forma de
vida para ganarse la vida honesta o deshonestamente que no es el caso
y, preciso es aclarar que está por demás afirmar algo que nos llena de
orgullo patrio y nos rebasa de complacencia -¡una guará! Qué nos
queda, alabar. Aunque sumido no de envidia, aceptamos que jamás hemos
podido en lo posible transformar sociedades quizás, orientar y formar
la memoria de otros en algo a futuro como educador -no mas- con una
tiza y borrador si hay pizarra.


Continúa Dudamel en su comunicado al presidente Maduro: "Levanto mi
voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el
derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un
pueblo sofocado por una intolerable crisis. Históricamente el pueblo
venezolano ha sido un pueblo luchador pero jamás violento". Decir que
lo entiendo es mentir, porque en verdad no sé qué quiso decir y hasta
creo que eso como venezolano me asusta, aunque en este país ha habido
violencia, guerra es violencia, se mata, se asesina, confrontaciones
en campos de batalla hubo, guerrilla y, la sagre ha corrido a
borbollones (no me gusta borbotones), ahora bien -pregunto-: ¿quién es
el culpable de eso actualmente en Venezuela? ¿Serán las ansias de
poder a lo macho, por encima de la Constitución? O eso es normal y es
culpa del gobierno por no dejarse tumbar, ¿o es qué el gobierno lo ha
hecho mal, para quién? Sólo el gobierno es culpable -¿lo crees así
Dudamel? Te faltó decirlo y, cuál es el clamor del pueblo, tenías que
tomar en cuenta un pueblo chavista y un pueblo con al MUD en oposición
y, a quién hacerle caso -no importa quien sea mayoría actualmente-,
hay un presidente elegido que tiene que cumplir su período, porqué si
no es así, qué pasaría en los demás países que no quieren a su
presidente, Latinoamérica es un ejemplo fehaciente y, sí, sí hay una
crisis y cómo salir de ella, ¿uniéndonos o desuniéndonos? Quién debe
llevar la batuta política, no lo dices, y bien sabes que es el
presidente, ahora bien qué hacer y qué no hacer, he allí el meollo, le
echamos más leña al fuego, y si alguien dice que todo eso se lo
debemos a los EEUU -¿tendrá razón?


Es verdad lo que dices más abajo: "Para que la democracia sea sana
debe haber respeto y entendimiento verdadero. La democracia no puede
estar construida a la medida de un gobierno particular porque dejaría
de ser democracia" Maravilloso, nada sorprendente -quizás, un Re bemol
mayor- pero quién impone las políticas a seguir dentro del juego
democrático, el gobierno de turno es lo que está pasando con Tump en
los EEUU y, en cualquier parte del mundo donde haya gobiernos
democráticos y, si tú Dudamel ensayando o cuando vas a dirigir no
tienes la batuta en la mano no eres director, eres otro espectador,
nadie de la orquesta te va a respetar y después que comienzas a
dirigir, nadie te para la orquesta en el auditorio, así corra la
sangre de un mal compás, pero una cosa cubre la otra y, finalmente, el
obsequio con grandes aplausos -¡bravo!- que es lo te vas a llevar a
donde tu quieras, aún después de muerto.


Qué te parece si alguien te dijera con mi orquesta no te metas y en
política desafinas al no tratar las cosas, tal cual, como justas,
recuerda que la justicia social existe, seamos emprededores o,
transformadores de sociedades y, finalizo diciéndote con Fernando
Argenta que, "Los clásicos también pecan". Y, me voy a referir a
Wolfang Amadeus Mozart, cuando El 5 de noviembre de 1777, le escribió
a una prima ... Me levanto y voy hacia la ventana ... Nada, no oigo
nada. Me siento de nuevo y continúo escribiendo...Escritas apenas diez
palabras lo escucho de nuevo... Me levanto nuevamente. Se escuchó
menos, pero siento un raro olor a quemado. Por donde voy apesta...
Asomado por la ventana desaparece el olor... y metiéndome adentro ahí
está de nuevo...

-De repente dice mi madre:


-¿Qué te apuestas a que se te ha escapado uno?


-No creo mamá...


-Seguro que sí...


Y hago la prueba: Dedo culo, dedo nariz... Ecce provatum est! ¡Mamá tenía razón!



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Esteban Rojas


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