El gobierno ha logrado a través de los años, ejercer la cooptación de su propia base, a través de abrir espacios políticos que con una supuesta intención de reintegrar a todos, de debatir las críticas, etc., pero que siempre terminan conducidos bajo la agenda planificada desde el gobierno. En los momentos en que el PSUV-Gobierno empieza a perder el control de su propia base, del movimiento popular en general, lanzan iniciativas “amplias” para re-oxigenarse y volver a consolidarse en las diferentes coyunturas. Ese fue el caso del Gran Polo Patriótico, que nació para recomponer el bloque bolivariano, y después de miles de críticas, debates, asambleas, no pasó de ser una estructura electoral. El último caso, el “Congreso de la Patria”, con la misma intención, pero con un minuciosa planificación de cada asamblea, delegados, debates, etc., para que nada se salga del orden.
La crisis y el desfalco avanzan cada día, el autoritarismo mafioso del gobierno sigue su curso, el PSUV pierde su base social hasta un 20% o menos, según las últimas encuestas, y aún así, el movimiento popular se entrampa en las agendas gubernamentales. El gobierno ha comenzado un proceso constituyente, con reglas muy poco claras. Parece una estrategia para reconstruir su poder y su crisis de legitimidad, con las masivas protestas de la oposición.
Tomando en cuenta que las sentencias del TSJ que le dieron el poder legislativo al presidente, se echaron para atrás casi inmediatamente, que las medidas que se pensaban tomar (interpretando dichas sentencias) tenían que ver con acuerdos económicos internacionales y la privatización de parte de la industria petrolera con las empresas mixtas, la constituyente es una nueva oportunidad para tomar esas medidas. Las reglas “poco claras” para la elección de los nuevos constituyentistas, esconden una estrategia de recomposición autoritaria del poder del gobierno, actualmente golpeado por las protestas.
Frente a esta situación, en los espacios de encuentro del movimiento popular, de izquierda, crítico y hasta independiente del gobierno, frente a la constituyente surgen nuevas dudas sobre, si es importante participar para realizar las críticas, recomponer el debate en las bases populares, abrir las contradicciones, etc. La ilusión de utilizar los espacios que abre el gobierno para voltearlos a favor del pueblo, o por lo menos abrir esa contradicción, se desliza entre tod@s.
Frente a esta situación, es importante tratar de plantarse fuera de los discursos polarizados, de la tensión que vierte cada polo hegemónico para tratar de llegar a una reflexión militante más acertada. La burocracia crea una situación, a través de la escogencia de delegados, del control del debate y el proceso asambleario, del control clientelar de una parte de la base social, de la utilización de la propaganda masiva, de la imposición pasiva de vocerías, agendas, métodos etc., que hace imposible una ruptura desde sus mismos espacios. Por esa razón, fueron derrotados los candidatos críticos de las bases del PSUV, por esa razón el PSUV sigue controlando parte importante del movimiento sindical –en la peor crisis del trabajo de nuestra historia–, por eso el PSUV va a controlar cada aspectos de un proceso constituyente que ellos mismos están organizando.
Quienes buscamos una salida popular, democrática, distinta a las 2 grandes élites que se disputan actualmente el poder, tenemos que ubicarnos afuera de la constituyente, tenemos que replantearnos un encuentro propio para intentar levantar una voz autónoma de la polarización frente a la crisis actual. Una voz clara frente al gobierno mafioso y autoritario que busca imponerse, y frente a la transición neoliberal que encabeza la MUD. La izquierda tiene que plantear con urgencia una política de agitación y lucha para evitar que la crisis y la polarización de élites le pase por encima.
Hasta ahora las protestas de la oposición se han desenvuelto en el este y en espacios de clase media como el Paraíso, pero los sectores populares están inmersos en la convivencia diaria con la delincuencia, la pobreza extrema y la miseria en general que impone la crisis. Una salida popular y democrática a la crisis, pasa por la entrada en la calle de los sectores populares, con una agenda propia, autónoma, de los 2 polos hegemónicos.