¡Bailemos como la estela de un barco al son de las mareas!

Ceder o resistir tozudamente, a veces o siempre, es un dilema; y, lo que uno deja sin resolver genera conflictos; os esgrimiré algunos ejemplos para intentar interpretar y, más, justificar, la estrategia de Maduro para confrontar a perros rabiosos quienes cuales fieras hambrientas quieren llevarlo a su terreno, la guerra; pero Maduro sabe a su vez perfectamente que el suyo es el terreno de la paz, puesto que él no se cansa de pregonarlo a los cuatro vientos.

Así que el desenlace de lo que hoy ocurre en Venezuela será o que la MUD arrastre a Maduro a pelear en su terreno, la guerra, y que descarto; o que Maduro, en su marcha victoriosa hacia la paz, someta a la MUD y la haga añicos si no "polvo del camino", preferiblemente sin que más inocentes venezolanos tengan que pagar los platos rotos por culpa de los sanguinarios guerreristas de la MUD, y abrigo la certeza de que así va a ser mediante la ya imparable convocatoria a constituyente originaria.

Y cuando digo de Maduro como el legítimo Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela -en este contexto- digo de nosotros el pueblo porque con Maduro manda el pueblo, gústele o no a quien sea.

Suelo preferir exponer un ejemplo inteligible antes que una disquisición profunda, por lo que, al grano:

Cuentan que Juan Vicente González -personaje de la época colonial y de quien yo no asumo su defensa a ultranza puesto que de él se dice que habría tenido un pasado realista cuyo meollo desconozco, no obstante el habría sido un desenfadado intelectual despreciado por la mantuanidad patiquinesca de entonces, y por algo que sospecho pudo haber sido- en cierta ocasión él caminaba por una estrecha acera de la Caracas de esa época y se encontró de frente con una patota de mantuanos quienes al verlo le gritaron que ellos no les daban la acera a los locos, a lo que el joven intelectual acto seguido les respondió que "yo si se la doy" y en un tris se apartó dejándole el paso libre a los facinerosos.

La picaresca popular también cuenta que en otra ocasión el personaje iba con sendos fajos de libros debajo de cada sobaco, por lo que otra patota del mismo avaro e intransigente mantuanaje caraqeño, tratando de insultarlo, le dijo "adiós tragalibros"; a lo que aquél, sin inmutarse y haciendo gala de no ser cerebro lento, respondió cortésmente, "adiós tragalibras".

Para la juventud de hoy valga aclarar que entonces la libra ya era una moneda de curso legal en Gran Bretaña pero de gran intercambio en mucha partes del mundo y Venezuela no era la excepción.

Ceder o resistir es un dilema para cualquiera, sea éste cerebrolento o lo contrario, "un avión". Pero ceder es una característica más propia del hombre inteligente y tolerante que del que se las da de culoapretao; así algunos animales opositores a la revolución bolivariana y que se creen muy de éstos, proclaman que ni un paso atrás pero no se dan cuenta de que la política es una especie de ajedrez, lance en el que hasta el rey retrocede a veces para después meter la estocada y ganar por todo lo alto.

Maduro puso la proa hacia el puerto de la paz pero a él, en tanto que piloto le toca saber que cuando la proa parte las aguas en dos, a la par que avanza, genera un vacio que tiende a ser llenado por las dos porciones que en su vorágine generan remolinos hacia la popa y que conforman la estela; Maduro, y por extensión toda la marinería, nosotros el pueblo, estamos en el deber de saber acerca del contexto, y que debemos bailar como la estela del barco al son de las mareas; sé que no hay hombre de mar que no se pueda ahogar pero si se es piloto hay que saber que cuando amarras, después desamarras, que cuando fondeas es para después levar; así como que a veces cedes para después entrompar, saber del desenlace, que la estela se pierde a lo lejos de tu visión; las dos porciones de agua que tu proa política separa, ultraderecha y ultraizquierda, se irán hacia atrás a estribor y a babor respectivamente confundiéndose en ese remolino que es la estela que se irá quedando en la nada.

¡Sí, bailemos como la estela de ese hipotético barco al son de las mareas, puesto que "estamos" ahí, en medio de la tormenta, pero avanzando hacia nuestro puerto que es la paz!

Si tú avanzas siempre habrá una estela; o, como que si los perros te ladran es porque tú avanzas por tu ruta. Sea como fuere, hay que avanzar en defensa de la independencia y de la soberanía de la patria socialista.

Moraleja impecable es la de "El olivo y la caña" extraída de "Las fábulas de Esopo" y que recomiendo escarbar; no te llevará más de un minuto pasearte por ella porque abarca sólo uno o dos párrafos brevísimos pero, eso sí, no atenerte a una sola acepción a secas porque te quedarías corto, a eso hay que darle la vuelta y la vuelta así como un perro antes de echarse, hasta dar con la evidencia del quid, que es del carajo; tal vez Maduro le está aplicando a la MUD y a la íd celestial de ésta [la CEV], la moraleja de esa fabulosa fábula (como diría el burrósofo del Zulia); y, cuando lleguemos a puerto, no es que vamos a echarnos como perros satisfechos sino a trabajar mucho más duro porque ¿para qué queremos llegar a la paz, para recrearnos?; no, lo que pasa es que sin la paz no sería posible alcanzar los desarrollos democráticos del Plan de la Patria, y la guerra desplegada por la MUD por mandato de sus amos imperiales, se da precisamente para obstruir nuestro anhelado desarrollo integral.



 



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Guillermo Guzmán


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