"Yo te digo camarada, por encima de la idea y aferrado a la querencia
que sentimos por la tierra"
Alí Primera
Sin embargo, reviraos, resabiados, y recelosos muchos rechazan la paz, por sentir que esa paz puede simbolizar el triunfo del adversario o la derrota de lo defendido, mientras tanto, vamos intentando sobre nuestras diferencias políticas la consolidación de esa paz, no paz de impunidad, ni paz de olvido, sino la paz de la convivencia por encima de nuestra diversidad de pensamiento.
Entonces la paz surge como la herramienta necesaria en un país fuertemente polarizado, y digo polarizado porque decir dividido es aceptar un discurso de odio donde ya es irreversible cualquier pensamiento de coexistencia.
Se convierte entonces en un desafío concretar esa convivencia, desde lo discursivo, la acción y el pensamiento, un desafío posible reconociendo en nuestra contraparte el lado humano, y reconociendo además en nosotros los errores cometidos.
Sin importar quien dirija escarnios, linchamientos, agresiones y persecuciones debemos condenarlo, retomando la cordura y asumiendo que acabar con el otro en el escenario de la violencia solo nos dejara profundas heridas difíciles de sanar, pues una vez que el odio nos enferma es duro el trabajo para la recuperación.
Aceptemos en nuestras diferencias la posibilidad de avanzar hacia el mismo objetivo, la paz, añorada, deseada y necesaria para cada vez más familias, comunidades y sectores en Venezuela.
Como mujer, madre, revolucionaria y militante, no solamente pido que llegue esa paz, sino que trabajo para que sea una realidad cotidiana que acabe con el odio desatado por quienes nos necesitan divididos para vencernos, trabajemos para la siembra de la paz, la aplicación de la justicia y la renovación social que tanto necesitamos, hoy más que nunca la patria nos pide consolidar la unión entre los verdaderos patriotas.