A Luisa Ortega Díaz: cada quien tiene los defensores y apologistas que se merece. En este sentido, debo recordarle que hay apoyos, respaldos y solidaridades que desacreditan. Aunque también es verdad que usted no necesita que la desacrediten porque usted se desacredita sola.
El Diccionario de la Lengua Española define la prostitución de la siguiente manera: "Actividad de quien mantiene relaciones sexuales por dinero". Por su parte, el Pequeño Larousse lo hace de esta forma, según nuestra opinión, mucho más completa: "Comercio sexual que una mujer hace, por lucro, de su propio cuerpo". Es decir, prostitución es la venta que de su cuerpo hace una mujer a cambio de una recompensa. ¿Pero, es su cuerpo lo único que una mujer puede vender? ¿No tendrá otras cosas tan valiosas que son capaces de proporcionarle, incluso, mayores beneficios económicos? Desde luego que las tienen. Una de ellas es, y de las más escandalosas, renegar de principios, valores e ideas, por dinero; abjurar de repente, por estímulos monetarios, de creencias y convicciones largamente mantenidas y sustentadas.
Luisa Ortega Díaz es una de estas mujeres. Porque desde que ingresó a la actividad política lo hizo desde posiciones progresistas y de izquierda. Lo que hizo que cuando le tocó desempeñarse en su primera etapa como Fiscal General del Ministerio Público, su actuación al frente de ese despacho se distinguiera, no sólo por su altísima eficiencia, sino también por su escrupulosa honestidad, al margen de cualquier sospecha de parcialización o manejos torcidos u oscuros en el desempeño de sus funciones.
A Luisa, durante esa etapa, se le podía hacer cualquier señalamiento, y en efecto se le hacían. Sobre todo, por quienes más han contribuido a bastardear la justicia en Venezuela, pero jamás dio el menor indicio de estar inclinada dolosamente en beneficio de cualquier parcialidad política o grupo de intereses. Siempre se había mantenido firme, como una roca, frente a las amenazas y halagos de quienes trataban de doblegar su moral y sus principios; de colocar incondicionalmente la justicia a su servicio. De allí el alto grado de credibilidad, estimación y respeto que había logrado cosechar como fruto de una actuación que pudiera estar desvinculada de las más escrupulosas normas éticas.
Sin embargo, en estos momentos vemos, no sin estupor y coraje, cómo esa Luisa, que se había mantenido no sólo al margen del debate político sino también en una indoblegable referencia al servicio de una justicia intachable, lo que le había permitido grajearse el respeto y hasta el afecto de los venezolanos, en estos momentos, repito, ha estado asumiendo posiciones tan desvergonzadas y cínicas, tan contrarias a lo que había sido su trayectoria, que la niegan a sí misma; que la han convertido en la antítesis de lo que antes había sido. Al punto de transformarla en una aventurera, en una mujer que por dinero es capaz de todo, incluso de venderle el alma al diablo y abrazar causas que, por inmundas, avergonzarían hasta a los sujetos más inescrupulosos y depravados que puedan existir.
A tanto ha llegado el envilecimiento de esta fiscal, no sólo como funcionaria sino también como persona, que prevalida del cargo que para escarnio del país ha llegado a ocupar, ha emprendido la persecución de los compañeros que en el Ministerio Público no comparten el tortuoso giro que ha dado y que coloca la justicia al servicio de los peores y más siniestros intereses. Prueba de esto, han sido los despidos que sin causa justificada y en violación del decreto del ejecutivo que garantiza la estabilidad laboral, ha practicado. El caso más reciente fue el de un fiscal, creo que de Monagas. A este funcionario Luisa lo despidió, al parecer, por alguna referencia que este fiscal hiciera en Relación con su compinche de Primero Justicia, Capriles Radonski. Y lo hjzo sin siquiera darle una explicación. Con lo cual incurrió en un acto de abuso de autoridad, que viola o desconoce flagrantemente la esencia misma de un organismo que, como el Ministerio Público, debe velar por la recta aplicación de la justicia en Venezuela.
¿Puede una tipa así, tan manifiesta y desvergonzadamente parcializada hacia uno de los factores integrantes del espectro políticos del país, continuar al frente de una institución como Ministerio Público? Si una de las cualidades más relevantes que debe tener quien ocupe el cargo que Luisa desempeña en estos momentos es el de ser estrictamente imparcial con respecto a partidos políticos, intereses económicos o cualesquiera otros intereses, entonces esta mujer ha quedado automáticamente descalificada para continuar desempeñándose como fiscal general de la República. Son tantas, tan abultadas y notorias sus actuaciones que la delatan como una activista política al servicio del terrorismo, que no hay manera de ocultarlas.
En efecto, el mismo intento de pretender inculpar a un policía de causarle la muerte con una bomba lacrimógena a Juan Pernalete, revela ya, de una manera incontrovertible, cuáles eran sus intenciones: alcahuetear al verdadero asesino y achacarle el incidente al gobierno. Y en relación con este hecho, esta "señora" se ha revelado no sólo como cómplice de las acciones terroristas que perpetra la oposición sino también como ignorante de cuestiones tan elementales del derecho que hasta un estudiante del primer año de esa carrera lo sabe. Porque como dijimos en el artículo anterior, cuando una persona investida de autoridad hace uso de los medios que el estado pone a su disposición para hacerle frente a un estado de necesidad, se encuentra exenta de responsabilidad en relación con las consecuencias que se puedan derivar del uso de tales medios. Ahora, lo indignante de esta situación es que con un a premura altamente sospechosa y sin más investigación y sin más nada, se apresuró a acusar de asesino al policía, con lo cual violaba lo que antes se conocía como secreto sumarial.
Pero ha sido tan ridícula y tan pueril esta patraña, que es muy difícil que alguien, por muy ingenuo que sea se pueda comer ese cuento; el cuento de que una bomba lacrimógena pueda acabar con la vida de una persona. Entre otras razones de peso, porque este tipo de artefacto, pese a su nombre, no no contiene pólvora ni ninguna otra substancia inflamable que pueda lesionar a nadie, es decir, que no es un explosivo. Sólo contiene un gas que produce una irritación temporales en los ojos y algunas molestias respiratorias, también temporales. Por eso, son usadas por todas las policías del mundo para controlar manifestaciones violentas, y a veces, también, para reprimir manifestaciones por causas justas y legítimas. Como son los caso de Colombia, Brasil, Argentina de Macri, de la España de Rajoy, etc. Y en ningunos de esos países ni en ninguna otra parte, esas bombas han provocado muertes o heridos ni siquiera por impacto de las mismas. Sólo aquí en Venezuela, gracias a la oposición y a su secuaz, la Fiscal, esas bombas se han convertido en peligrosas armas de guerra que han estado asesinando gente casi todos los días.Un verdadero record....pero de mentiras.
Las otras falsedades y mentiras de la fiscal han sido tan ridículas y estúpidas, como esas de que el muchacho quemado no fue asesinado por ser chavista, o aquella otra de que el video que recogió este crimen fue manipulado. Esto es, afirmaciones tan infantiloides, que sólo han servido para poner de relieve la pobreza imaginativa y la falta de escrúpulos de quien las ha utilizado en defensa de sus secuaces de la oposición..
NOTA: La verdad es que no estamos nada de acuerdo con la forma en que Tareck Al Aissami explicó cómo murió el joven Neomar Lander. Nos pareció, por sus evidentes y notorias dificultades para expresarse, una forma tan poco fluida, que resultó demasiado engorrosa y esquemática;, al punto de que creemos que muy pocos entendieron esa explicación.
Y sin embargo, también pensamos que se ha podido hacer de una manera mucho más sencilla y convincente de lo que se hizo. Por ejemplo, en esa explicación Tareck mostró entre otros elementos un brazo quemado e impregnado de pólvora, que fue lo que provocó esas quemaduras. Con esto hubiera bastado para echar por tierra la versión de la oposición terrorista en el sentido de que la muerte del joven la provocó una bomba lacrimógena. Ya que si al mismo tiempo que mostraba el brazo hubiera informado acerca de la pólvora, se habrían despejado totalmente las dudas acerca de este caso, pues como dijimos en líneas anteriores, las bombas lacrimógenas no contienen este material explosivo ni ningún otro componente inflamable, por lo que era materialmente imposible que una bombas lacrimógenas hubiera sido capaz de provocar esas quemaduras.
2-. Ya hablamos dela falta de imaginación y del sentido del ridículo de los que adolece Luisa Ortega Díaz.Esta "señora", para oponerse a la Constituyente argumenta que ésta constituiría un retroceso en relación con los derechos humanos. Y cualquiera con dos dedos de frente preguntaría: ¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra?
3-. Si el gobierno está esperando que la violencia se extinga por sí sola, lamentamos decirle que esto no va a ocurrir. Ya que mientras haya delincuencia y dinero con qué pagarla, habrá violencia. De manera que va a tener que utilizar otros argumentos, aparte del gas lacrimógeno, para acabar con ella. Y los hay, sin producir bajas, pero altamente disuasivos.
3-. En Chile lo que hay es un Pinochet con faldas.
4-.Viva la gloriosa Guardia Nacional Bolivariana y honor a los caídos en la lucha contra el terrorismo.