Estamos conscientes de que, por un lado, la división e híper especialización internacional del trabajo, y por el otro, las nuevas y viejas formas de alienación yfetichización del capital, contribuyen en la crisis de identidad del trabajador como sujeto histórico. Según Alonso Benito (2005):
Las viejas identidades y solidaridades homogéneas de clase económica pasan así por momentos de máxima inestabilidad, al perder gran parte de sus líneas de cohesión grupal; estamos atravesando, por lo tanto, por un proceso de amplia diferenciación y diversificación de la estructura de clases en el curso de esta larga y dubitativa pre/postcrisis permanente, que hace que se multipliquen los problemas y las necesidades concretas de grupos especialmente fragmentados, llevando asociada la dinámica previsible de la multiplicación de las identidades específicas y las mediaciones sociales.(p.63)
A nuestro modo de ver, mientras se tenga claro la confrontación entre el capital-que siempre busca masificar sus ganancias- y el papel del trabajo, con sus diferentes matices (manual o intelectual, obrero o ingeniero, técnico o director corporativo) se tendrá Conciencia de Clase. Para Marx, el trabajo y la clase obrera no se miden por su cantidad si no por su calidad, sobre todo cuando la clase trabajadora toma conciencia de su condición y asume la organización y la lucha de clases para enfrentar al capital. En el 18 Brumario de Luis Bonaparte, Marx expresa que: "…en la medida en que millones de familias viven bajo condiciones económicas de existencia que las distingue por su modo de vivir, por sus intereses y por su cultura de otras clases y las oponen a estas de un modo hostil, aquellas forman una clase". (Obras escogidas. 1984. Tomo I. p.359)
Por lo tanto las clases sociales no se miden-como tradicionalmente se piensa- solamente en relación a la posesión o no de los medios de producción. Esta categorización marxista de las clases sociales permite percibir en forma ampliada, tanto cuantitativa como cualitativamente, los elementos, procesos, movimientos y seres humanos concretos que conforman a la clase trabajadora, que abarca principalmente a los trabajadores en todas sus manifestaciones, pero también a toda la rica gama de movimientos humanistas y anticapitalistas como las organizaciones feministas, ambientalista, entre otros.
Para Lazzarato y Negri (2001):
Los conceptos de trabajo inmaterial y de "intelectualidad de masa" definen, por lo tanto una nueva cualidad del trabajo y del placer, mas también nuevas relaciones de poder y, por consecuencia, nuevos procesos de subjetivación. "Intelectualidad de masa" que se constituye independientemente, esto es, como proceso de subjetivación autónoma que no tiene necesidad de pasar por la organización del trabajo para imponer su fuerza; es solamente sobre la base de una autonomía que ella establece su relación con el capital. Cuando decimos que esa nueva fuerza, no puede ser definida en el interior de una relación dialéctica, queremos decir que la relación que esta tiene con el capital no es solamente antagonista, ella está más allá del antagonismo, es alternativa, constitutiva de una realidad social diferente.
Los posmodernos han pretendido desdibujar estos movimientos, describiéndolos como si fueran procesos aislados, como si su objetivo no fuera-aunque con distintos medios- confrontar la sociedad capitalista. Según Kohan (2011), uno de los mecanismos discursivos reconocibles, bastantes pueriles por cierto, que a partir de las difusiones metafísicas post, se pusieron de moda en las ciencias sociales, en los estudios culturales y en los escritos políticos consiste en reemplazar los nombres singulares por los plurales: resistencia por resistencias, alternativa por alternativas, dominación por dominaciones, etc. (p.68).
Compartimos con este autor, que "…el capitalismo puede pernear cierto pluralismo e ir integrando la política de las diferencias. Pero lo que no puede hacer jamás, a riesgo de no seguir existiendo o dejar de reproducirse, es abolir la explotación de clase". (p.86).
Enfrentando este proceso de fetichizacion, teniendo claro la existencia y perdurabilidad del capitalismo en su nueva fase, con toda la profunda crisis que lo invade y que amenaza no solo su existencia sino la de la propia vida y del planeta, debemos centrarnos en el estudio critico de estas nuevas dimensiones del trabajo y el capital fetichizadas, pero paralelamente contribuir en la consolidación de la Conciencia de la Clase Trabajadora, que ya no es solo el trabajador fabril, sino todos lo que no son burguesía, todos los que no son dueño del capital, todos los que solo tienen su fuerza de trabajo físico o mental, todos son trabajadores
Hoy cuando el trabajo individualizado y tecnificado supera ampliamente al trabajo fabril, cuando son más los ocupados desde sus ordenadores y en su cubículo u oficina, que los que se reúnen en las fábricas, en el contexto de un desdibujamiento de la masa trabajadora como conglomerado que ocupa al mismo tiempo un mismo espacio físico, cuando la híper tecnificación, la híper especialización, y la máxima expansión de la división del trabajo a escala mundial nos hacen pensar que ya los bienes cuyos componentes se generan en diversos países no son el producto de ningún trabajador, cuando se tiene la falsa idea de que detrás de cada bien y servicio (material o inmaterial) que consumimos no hay seres humanos, cuando los sindicatos pierden legitimidad y se ven mermados en su actividad, frente a la heterogeneidad de los trabajadores y "la fragmentación de sus mundos de vida" (De la Garza Toledo), cuando en definitiva se cree perdida la identidad del trabajo y del trabajador como sujeto histórico, se hace más necesaria la concientización y organización de los trabajadores y los consumidores. Conciencia que se fortalece con la asimilación de todos los que luchan contra el capitalismo, en cualquier dimensión y propósito, de los que son doblemente explotados: en el trabajo y el consumo. De esta manera hoy más que nunca estamos en una lucha mundial, trabajo vs capital, donde se hace más vigente y necesaria la consigan con la que Marx y Engels cierran el manifiesto Comunista: "Trabajadores del mundo uníos".