"Yo duermo tranquilo. Duermo feliz, duermo como un niño. Tengo tranquilidad espiritual y sobre todo la tengo porque sé que he sido leal y que estoy cumpliendo con el legado de ese hombre maravilloso, de ese gigante que es Hugo Chávez"
Nicolás Maduro
"Una característica básica del psicópata es que es un mentiroso, pero no es un mentiroso cualquiera. Es un artista. Miente con la palabra, pero también con el cuerpo. Actúa. Un dirigente común sabe que tiene que cumplir su función durante un tiempo determinado. Y, cumplida su misión, se va. Al psicópata, en cambio, una vez que está arriba, no lo saca nadie: quiere estar una vez, dos veces, tres veces en el escenario. No larga el poder, y mucho menos lo delega. (...) Otra característica es la manipulación que hace de la gente. Alrededor del dirigente psicópata se mueven obsecuentes, gente que, bajo su efecto persuasivo, es capaz de hacer cosas que de otro modo no haría. Los políticos de fuste generalmente son psicópatas, por una sencilla razón: el psicópata ama el poder"
Hugo Marietán
“El hombre malo, el hombre depravado, Anda en perversidad de boca; Guiña de sus ojos, habla con sus pies, Indica con sus dedos; Perversidades hay en su corazón, anda pensando mal en todo tiempo; Enciende rencillas. Por tanto su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio. Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que enciende rencillas entre los hermanos”
Proverbios 6:12-19 RVR
“¿Por qué todos los políticos profesionales tienen aproximadamente el mismo perfil?; es decir: son mentirosos, manipuladores, embaucadores, tramposos y demás bellezas por el estilo. Porque el ejercicio del poder, en cualquiera de sus formas, comporta una actitud psicopática…..Dicho de otro modo: la relación que se establece entro los humanos cuando se trata del poder (cualquiera sea: político, relaciones de género, relaciones intergeneracionales, etc., etc.) es siempre una relación instrumental: quien ejerce el poder "usa" al otro en tanto instrumento, en tanto palanca que le permite conseguir un fin”
Marcelo Colussi
I. La Triada Oscura
¿Hay políticos malos o con un lado oscuro? ¿Hay personas malas o con un lado oscuro?, ¿cuando alguien hace daño a otro lo hace con consciencia de ello?, ¿hay políticos tóxicos? Los estudiosos de la personalidad coinciden en que existe un perfil de personalidad: la triada oscura (Paulhus & Williams) que determina determinados comportamientos desajustados socialmente o extremadamente egoístas que implican sufrimiento de los otros y saltarse las normas sociales, pensando sólo en los propios beneficios por encima de cualquier cosa o persona. La triada oscura es el principal modelo que estudia la personalidad socialmente aversiva y la divide en tres dimensiones:
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Maquiavelismo (tendencia a manipular y explotar a los otros)
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Narcisismo
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Psicopatía (carácter impulsivo, comportamientos de riesgo y afición a las emociones fuertes).
Desde la aparición de este modelo se han realizado gran cantidad de estudios, así como se han desarrollado instrumentos específicos que permitan evaluar las tres dimensiones de la triada de forma conjunta. Cierto grado de psicopatía suele estar asociada con ausencia de neurosis y ansiedad, lo que puede facilitar la consecución de objetivos bajo circunstancias adversas; del mismo modo, el narcisismo está ligado con la autoestima; y el maquiavelismo con la capacidad para la manipulación social, lo que puede facilitar la obtención de beneficios. La tríada oscura facilita un estilo social tendente a explotar a los otros, ya que los caracteres que la conforman están asociados con altos niveles de egoísmo y escasas cualidades empáticas. Por eso, una vez que los caracteres de estos individuos son conocidos por el resto de personas con las que interaccionan, empiezan a ser considerados indeseables y evitados como potenciales socios o parejas.
II. Narcisismo
Este ha sido un término al que desde su origen se le ha asignado una caracterización clínica. Tempranamente es introducido a principios del siglo XX por Sigmund Freud en su obra Introducción al Narcisismo para reflejar, desde la teoría psicoanalítica, una explicación relativa a una forma de estructuración de la personalidad, resultante de una etapa específica del desarrollo, cuya característica principal es presentarse como una forma patológica de amor propio. En su ensayo Freud había considerado el narcisismo como un estado normal en el desarrollo inicial del individuo que cristaliza en los tres primeros años de vida. El término había sido usado inicialmente para referirse a individuos que tomaban como objeto sexual su propio cuerpo.
“El narcisista presenta conflictos en el área de las interacciones o sea, en la dimensión dependencia/independencia, (…) pero no logra integrar la capacidad de ser dependiente. Se plantea no necesitando los demás y bastándose a sí mismo. Supone al mismo tiempo que quienes los rodean estaría a su disposición, dadas las habilidades y encantos que posee, y desde luego no tendrá que esforzarse para lograr su complacencia ni servilismo. O sea, su independencia la vive pasivamente”
El narcisismo emerge como la manía propia del narciso, hombre que cuida demasiado de su adorno y compostura, o se precia de galán y hermoso, como enamorado de sí mismo. La denominación procede de un mito griego en el que un joven llamado Narciso queda prendado de su propio reflejo en la superficie de un lago y posteriormente muere. Si en la mitología griega los dioses se definen por sus relaciones mutuas dentro de una sociedad, cabe esperar que el resto de los personajes, aún no dioses, se estructuren en modo similar, a través de las relaciones con otros. La excepción, al definirse precisamente por su relación consigo mismo y no con los demás, es Narciso. De ahí que en las representaciones en pintura del mito predomine una composición en la que aparece únicamente Narciso, como en la realizada por Michelangelo Merisi, más conocido por Caravaggio, a finales del siglo XVI, en la que aparece un joven agachado a la orilla de un lago con la mirada absorta en su propio reflejo en la superficie del agua. Si se incluye alguna otra figura humana en la composición, es para enfatizar el ensimismamiento de Narciso, y su correlativo desinterés por los demás. Del reflejo en el agua al reflejo en los otros. El individuo narcisista necesita mirarse continuamente en el espejo de los demás para saber quién es. Se preocupa excesivamente por si es o no apropiado, por el poder, el prestigio y la vanidad. Operan como expresiones equivalentes la megalomanía y el egocentrismo severo. Inclinados a exagerar sus capacidades y poderes, transforman fácilmente los fracasos en éxitos. En interacción con los demás están preocupados de ser adulados y admirados, especialmente por aquellos a quienes idealizan. Los demás están a su servicio y muchas veces los explotan con naturalidad sin considerar su necesidad de derechos. El narcisista estima que no debe nunca nada, no depende de nadie, se autoabastece. Sus relaciones afectivas son aparentemente cercanas mientras se sienten adulados, pero se retiran rápida y fríamente en cuanto se sienten cuestionados. Es decir, combinan independencia con pasividad.
»El narcisismo fue categorizado como “desorden de la personalidad” en 1968. Un año antes Otto F. Kernberg había acuñado el término “estructura narcisista de la personalidad”. Kernberg afirma que, en términos generales, quienes presentan personalidades narcisistas tienen muy poca conciencia de enfermedad emocional, a excepción de un sentimiento crónico de vacío o aburrimiento. A esta característica se le agregan algunos rasgos más egosintónicos como una necesidad desordenada de éxito y admiración de otros, e incapacidad notable para la comprensión intuitiva, empatía, y de carga emocional de los demás. Aun los narcisistas más inteligentes, cuando utilizan estas características para manejarse dentro de la productividad deseada para mantenerse en funcionamiento, dan evidencias de superficialidad y volubilidad. Estas características se hacen más autodestructivas cuando ese narcisismo llega a niveles malignos, ya que la aparente debilidad se enmascara detrás de logros competitivos, y su aparente sensación de logro se refuerza con el sentimiento de triunfo sobre su propio temor y sufrimiento al producírselo a los demás.
»Una forma alternativa de narcisismo podría implicar la personalidad “como sí”, en donde los individuos que presentan esta caracterización cambian de personalidad acto a acto, hasta que les cuesta identificarse a sí mismos como un yo integrado, interactuando con el otro y consigo mismo mediante una suma de imitaciones.
»Según el catálogo de enfermedades mentales DSM-V5, uno de los más respetados del mundo, el diagnóstico de un trastorno narcisista requiere la identificación en la personalidad de un individuo de cinco o más de los siguientes síntomas: tiene una idea grandiosa de su propia importancia; le preocupan fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor ideal; cree que es “especial” y único, y que sólo puede ser comprendido y únicamente debería asociarse con otras personas o instituciones de alto estatus; necesita admiración en exceso; se siente merecedor de todo; explota interpersonalmente a los demás, aprovechándose de ellos para conseguir sus propios fines; carente de empatía; envidia a los otros o cree que otros le envidian; exhibe actitudes y comportamientos arrogantes y soberbios8. En consecuencia, suelen experimentar desajustes en las relaciones interpersonales. Aunque la patología narcisista fue inicialmente explorada como enfermedad individual, desde el último cuarto del siglo XX se habla de ella en términos de “enfermedad cultural”.
BIBLIOGRAFIA y WEBGRAFIA (confiable)
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Kernberg, O. Trastornos graves de la personalidad. México: El Manual Moderno,1984.
Kohut, H. Análisis del Self: El tratamiento psicoanalítico de los trastornos narcisistas de la personalidad. Buenos Aires: Amorrortu, 1971.
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Millon, T., Grossman, S., Millon, C., Meagher, S., Ramnath, R. (2004).The Narcissistic Personality. In: T. Millon (Ed.), Personality Disorders in Modern Life . Hoboken, NJ: Wiley.
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https://www.mindtools.com/pages/article/understanding-dark-triad.htm