Que gana el país si la oposición desiste en querer tumbar al gobierno

Lo primero es que la nación se adecuaría nuevamente a las leyes y a la gobernabilidad y hasta que no concluya el período presidencial se respetaría al gobierno electo o de turno escogido por las mayorías.

Pero más allá del estado legal el país se orientaría, otra vez, a convivir de manera pacífica y bajo un clima de completa paz, armonía y tranquilidad.

Asimismo los venezolanos pudiéramos de nuevo reencontrarnos, compartir, ser amigos, sonreír y echar chistes, sin que nos mantengamos divididos, en completo estado de tensión y estresados.

La economía tendería de nuevo a crecer, vinieran las inversiones, bajaría el precio del dólar, se catapultaría el turismo y disminuyera la inflación.

Pero además se incrementaría el ahorro en la mayoría de las familias, volverían de nuevos los viajes a la playa y al exterior y se dispararían las ventas por doquier.

En materia de salud se conseguirían de nuevo las medicinas, los alimentos, la ropa y los calzados más baratos y crecieran nuevamente las posibilidades de poder comprar un carro nuevo, de paquete, para sustituir las viejas cacharras obsoletas por el tiempo.

Como habría libre oferta y demanda, ya no tendríamos la necesidad de caminar tanto para buscar mejores precios y los especuladores pudieran ser mejor vigilados y sometidos por los organismos encargados de sancionarlos.

Lo mejor de todo es que cada fin de semana pudiéramos organizar fiestas y encuentros con familiares y amigos y no faltaría la tradicional torta en el cumpleaños y la parrilla para compartirla entre todos.

Desde luego, en estos encuentros no pudieran faltar las tradicionales cervecitas, el whisky y el vino y en diciembre el pan de jamón, la torta negra, el ponche crema y las suculentas hallacas.

Algo especial sería ver de nuevo a los niños el 24 de diciembre estar pendientes de la llegada del Niño Jesús con sus regalos y el Día de las Madres y el Padre festejarlo hasta el cansancio.

"Como solo de pan no vive el hombre", cada fin de semana pudiéramos salir con nuestras amadas esposas a divertirnos en compañía de nuestros hijos, visitar amigos y familiares y comprar de nuevo las mejores ofertas en línea blanca, televisores, computadoras y celulares en el mercado.

Nuestras casas por igual dejarían de estar a oscuras, por falta de bombillos y lucirían de nuevo limpias y hermosas y recién pintadas. Sería alentador, al mismo tiempo, ver nuestros jardines bien cuidados y bonitos llenos de plantas y flores.

La solidaridad con los que menos tienen volvería de nuevo, pues no costaría tanto regalar lo que no usamos y volveríamos a visitar los hospitales para solidarizarnos con los enfermos.

La delincuencia, desde luego, mermaría abruptamente, pues gracias a que habría más trabajo aumentarían igualmente las oportunidades de estudio.

Algo bueno que pudiera de nuevo ocurrir es que la corrupción bajaría sus niveles, pues no habría necesidad de cometer delitos si los salarios de los empleados son buenos y satisfactorios, como debe ser.

Por cierto, ya no veríamos a tantos policías y guardias nacionales aplicando el matraqueo en las calles, pues temerían perder sus puestos de trabajo por unos cuantos centavos que no valen la pena.

De verdad amigos de la oposición, devuélvanos el país que todos queremos y volvamos de nuevo a ser buenos camaradas, como antes. Es hora que aprendamos a perdonar, a reconocernos, a reencontrarnos y a respetarnos, aunque tengamos serias diferencias políticas. Desde ya, venga un abrazo.



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Italo Urdaneta

Periodista, historiador y profesor universitario

 italourdaneta@gmail.com

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