La señora fiscal Luisa Ortega Díaz con facilidad precisa, acudió a la
AN envuelta en un manto de rebelión, a solicitar su compasión que la
mantenga en la palestra de la lucha pública contra los que opacan la
democracia en el país que, ella bien sabe quiénes son y como en esa
tribuna de espectáculos de irreverentes con diputados fornidos de
democracia al galope se infló de gallardia ella y, expuso sus motivos
que la tienen al borde de un revolcón inconstitucional que no la dejan
ni pensar ni actuar por las causas justas que, nacen del bachaqueo de
su alma que vuela en silencio contra los desarmados chavistas que la
acosan de traidora a ella, a ella que se desvela por las causas
volutas del país con la ley en las manos y la Constitucional de
reserva con aspiración en reserva a corto plazo: aquí estoy sino me
han visto dentro de la justicia sin desvelo de la política. ¿Y, por
qué no? Dijo, Ramos Allup, en su auxilio.
Lo cierto es que todo le salió a pedir de boca que, como dama
consentida de la oposición que goza del apoyo incondicional de la
mayoría de los diputados, que la tienen como el Arcángel Gabriel que
les alumbra la dirección del camino de su fortaleza de salir del
presidente Maduro lo más pronto posible y, poner nuevamente a
funcionar y a valer el país como siempre ha debido ser sin la
intromisión del comandante Chávez y, su secuela de incapaces, unos
como traidores y otros como depredadores del bienestar nacional, a los
que el capitalismo detesta y ella en un remanso de guía por su asomo
de lucidez se entretiene jugando con su suerte de dividir el país más
de lo que estaba y, como una heroína con guáramo la presentó Julio
Borges a sus colegas y afirmó de ella que, como fiscal es de las
aventureras que atizan al parlamento con su confianza: de sí podemos
que arrancó un estrépido de aplausos que en USA se vendieron a por
mayor que hasta Trump lloró de alegría y aseguró con cabildeo cuando
expresó: la ANC no va, murió al nacer y paladió otra frase cuando,
dijo, te jodiste Maduro.
Y, la fiscal en la AN, bañada de pasión salió con un voto de confianza
que la nutrió más de alimento constitucional y, sin tapujos de
envileza con arrogancia desmedida pidió mucha paz para los vencidos
que vendrán pronto y con una cachetada fría simulada mandó al TSJ de
paseo como magistrados que son y, son para ella los verdaderos
responsables del descalabro malicioso en que se halla la República
actualmente y, al no reconocerlos como tales no asistirá como no
asistió a la audiencia del antejuicio de mérito en su contra
solicitada por el diputado chavista Pedro Carreño que, como en un
entierro sin dolientes la quiere enterrar a ella que vive en
democracia fiscalizada y no irá a convalidar con su presencia de
fiscal del pueblo a un circo que ella no reconoce, ya que no tiene el
diámetro político de su tinte y, mucho menos el radio de acción que la
plante frente a ellos a oír frases chamuscadas de ilegalidad que la
puedan llevar a enfrentar un detector de mentiras que le solape su
límpida confianza.
Y como fiscal habrá para rato y ella consciente de ello a las frases
malolientes de varios chavistas despechados y hasta entristecidos por
su ida al otro bando de la MUD. Al oír a su salida de la AN cuando,
con gritos entrecortados de rabia y odio de: "¡traidora que te dejaste
comprar!" Iluminó su rostro de seriedad con una aurora otoñal y, a
cuatro manos comenzó a lanzar besos a diestro y siniestro en todas las
direcciones y del cielo destapado de alegría cayeron como gotas de
rocío tardío mariposas muertas de todos los colores, menos rojas, ni
una y, la fiscal Luisa Ortega Díaz, eufórica de emoción pensaba
calladita: se jodieron conmigo los chavistas que en lo que pueda los
mando al infierno a que mueran callados y lanzó su último beso de
sofoco al carajo.