Todo no es fácil en la revolución, primero habrá que limpiar la reputación del socialismo, calumniado, manchado por el Madurismo en connivencia con la otra derecha. Muerto Chávez todo los elementos emulsionados por su agitado entusiasmo volvieron a sus estados originales. El problema es complicado: cómo volver a emulsionarlos, a unirlos en torno a la idea redentora del socialismo, ahora más precavidos de todos los factores disolventes.
Marea socialista
¿Marea socialista? Es ya una mezcla rara. No hay un solo principio fundamental que una a sus componentes…, a menos que sea la Constitución, el respeto a la legalidad y democracia burguesas (Ojo, esta marea no creen, por lo menos como organización, en la ley de la revolución socialista), sin definir ninguna diferencia fundamental que los distinga ideológicamente de la socialdemócrata. Por ejemplo: ¿estarían todos dispuestos a construir el socialismo sin pragmatismos, sin atajos sin rumbo, avanzando en el cambio de consciencia, al tiempo que en el cambio político y social y económico? ¡Verga, sobre eso no se orienta su población marina!, les falta decir “¡Son cosas muy lejanas, muy abstractas! ¡Ese es un problema ideológico, y nosotros casi que no somos políticos!”. En esa “Marea” habrá unos más cercanos y otros menos cercanos a los objetivos del socialismo, pero, cuando pienso en esa Marea me viene a la mente más bien todos los bichos distintos y raros que ella arrastra hacia la orilla, más que en la furia de la mar.
Los oportunistas del chavismo
Los oportunistas son muchos dentro del chavismo (el presidente incluido). A nombre de Chávez se ha revertido el impulso revolucionario, en nombre de la paz se ha apocado el entusiasmo por los cambios políticos y económicos, en nombre del socialismo se ha pactado con los capitalistas y liberado el mercado, en nombre de Chávez se ha manipulado al pueblo y azuzado para perseguir a los críticos del gobierno, en nombre de la paz el gobierno se arrodilla frente al imperio, en nombre de Chávez se calumnia a Chávez. Por otra parte, todos los que maldijeron a Chávez, ahora son más chavistas que Chávez. Así tenemos a Escarrá y al gobernador del Arias Cárdenas (perdonado por Chávez), por nombrar a dos emblemáticos, y una colección de anónimos que no vale la pena nombrarlos. Luego los intelectuales y conductores de televisión, donde algunos son capaces de disimular sus pifias tan rápido, como cambia de color un camaleón amenazado. Después están los maduristas, que defienden a Chávez defendiendo a Maduro, es decir, los más maduristas que Maduro (el diputado Carreño, por ejemplo). Luego el grupito de gobierno: Jorge Rodríguez, Aristóbulo Isturiz, Arreaza, Diosdado, Cilia, y Maduro, Héctor rodríguez, y el “Jocker” Elías Jaua.
Todos actúan por cuenta de Chávez. Porque por cuenta propia se les verían las pantaletas, así de simple. Si actuaran por cuenta propia nadie les creería una palabra.
Pero muchos de ellos ya perdieron esta oportunidad de oro. Sin embargo buscan otra, como seres astutos pasarán, sin problema, a formar filas de la clase política emergente, en el próximo período de la socialdemocracia, o dictadura, esto está por verse todavía. Y como delatores del chavismo, en la próxima república, o sea, la sexta república de Maduro, o en la Junta de Transición de Julio Borge, tendrán la oportunidad de saciar sus resentimientos sobre los chavistas verdaderos, y sobre el mismo Chávez.
Epílogo
Vivimos tiempos de pre guerra. Quizás no explosione la primera guerra mundial, pero el clima social es el mismo que vivieron muchos distraídos antes de que estallara la guerra, la primera, en 1914. Ahora todos estamos distraídos, y lo que se respira en el ambiente, sabiendo leer los humores, es guerra y fascismo; anarquía, pero de la más mala, la “ley del lejano Oeste”.
La pregunta que uno se hace es esta ¿Qué pueden hacer los chavistas conscientes (militares o civiles), ahora arrinconados entre dos locuras, que pueda revertir esta tendencia hacia la disolución total de la sociedad? …Porque depende de ellos, y no de más nadie, el destino de nuestra revolución y de la paz verdadera.
Que nos matemos todos por defender las causas mezquinas de unos mezquinos es, francamente, ridículo y vergonzoso. Se puede pelear, inclusive a muerte, por motivaciones nobles, superiores, ¡pero muy superiores! a sostener un gobierno “costra”, como dicen por ahí, un gobierno de tejido muerto. Pero, sin una razón elevada, Humana y Humanista, una guerra nunca tiene ni tendrá sentido, como nunca tuvieron sentido las guerras mundiales intercapitalistas. Esta es la guerra que nos espera, una guerra entre intereses que sirven al capitalismo. Se trata de un fenómeno ligado al desarrollo del capitalismo, y nada tiene que ver con la revolución socialista ni con los sueños y planes de Chávez. No apoyaré jamás a la derecha fascista, de un lado ni del otro; fuera del gobierno o en el gobierno.
Creo que los chavistas del gobierno y fuera del él deben reaccionar; los primeros deberían renunciar a sus cargos y tomar posición públicamente. No queda mucho tiempo para rectificar. Creo que las cosas se deben definir, lo mejor posible, tomando posición en cada caso. Ya la Fiscal lo hizo y la van a ajusticiar (como loca, como traidora, quizás la maten en la calle) si no la acompañamos, la ex defensora del pueblo, Mari Pili Hernández, Oly Millán; no importa que sus propósitos o ideas sean distintos o confusos, lo que importa es desmarcarse de esta locura de guerra por el poder que se ha desatado y que quiere involucrarnos a todos, manipularnos a todas, en una matazón. Por otra parte, si la guerra se frustra, si hay un vencedor, este será el fascismo, cualquiera de los bandos impondrá necesariamente el control absoluto, un régimen fascista, y dejará el camino libre al imperio, o al capitalismo, venga este de dónde venga, de China, de Rusia, de EUA, o de Europa
Por eso, camaradas chavistas, ¡Pronúnciense, todos!, sin miedo, no se puede perder más de lo que ya hemos perdido. ¡Viva Chávez! ¡Viva el socialismo!