Para el momento en que escribo estas líneas, restan cuatro (4) días para una nueva cita con la historia. No son unos comicios cualquiera, ya que como algunos lo hemos venido planteando, y en esos incluyo al Presidente Nicolás Maduro, lo que estará en juego el domingo es los que quieren la paz o los que quieren la guerra, los que quieren patria o los que quieren colonia. Se pondrá de manifiesto la principal contradicción capital versus trabajo, capitalismo versus socialismo, imperialismo versus proceso de liberación nacional.
Un buen amigo, a propósito de las últimas opiniones publicadas, me recomendó como muchos, que estamos obligados a no ceder en la palabra.
Y es bueno, a propósito de algunas "bolas" y rumores que corren por ahí, que nunca ha estado planteado retardar o suprimir la Asamblea Nacional Constituyente.
Y es lógico que las organizaciones políticas deban prever cálculos numéricos en este tipo de eventos.
En estos momentos, podemos observar una polarización de la siguiente manera: De un extremo, los que han desarrollado una cultura constituyente (legado de Chávez), que no le temen a un proceso de estas características y lo consideran necesario por percibir un ataque al Estado Nación y a sus vidas; y en el otro extremo, los que aún rechazan la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, llegando al extremo de aceptar con gustos insultos a su inteligencia y dignidad, tales como ser secuestrados en sus viviendas, una especulación atroz y protagonizar actos de barbarie; finalmente aceptan instituciones democráticas paralelas, amén de una actitud pro yanqui.
La gran Edith Piaff dijo en alguna oportunidad: "No es justo que un hombre cante así". Esa pasión es la que está subyacente en el "hecho constituyente". Y es por ello, que hay que olvidar el tiempo que ya se fue.
Olvidar el tiempo perdido de la IV República.
El amor debe ser ley superior y suprema de nuestra constituyente normativa.
También me permito en estas líneas, recomendar un extraordinario artículo del periodista Clodovaldo Hernández, el cual salió publicado el domingo 23 de julio de 2017 en el diario Ciudad Caracas en su página 8, y el cual se titula: "Constituyentismo de calle".
Nos señala Clodovaldo en el referido artículo, o nos recuerda más bien, que en el momento en que la oposición pretendió boicotear las elecciones parlamentarias del año 2005, se generó una Asamblea Nacional integrada exclusivamente por diputados postulados por partidos revolucionarios ( no por puros revolucionarios, pues había unos cuantos traidores y coleados en las listas). En vista de los problemas que podía traer el unipartidismo forzoso, el Comandante Inolvidable lanzó la tesis y el mecanismo del parlamentarismo de calle.
La idea era compensar la falta de pluralidad política con una actitud más abierta hacia la sociedad en su conjunto. Como tantas otras iniciativas brillantes del gran líder, esta solo funcionó parcialmente. En buena medida se convirtió en una consigna sin contenido, especialmente cuando la dinámica demostró que la ausencia de la oposición del principal foro político nacional no iba a causar la crisis de gobernabilidad que imaginaron los promotores del boicot.
Asimismo nos manifiesta Hernández, en esta etapa crucial de la historia viva de Venezuela que ha de comenzar este domingo 30 de julio, con la elección de los voceros y voceras a la Asamblea Nacional Constituyente, será necesario, y de ahí el trabajo más arduo de parte del movimiento popular y revolucionario, reeditar la tesis del parlamentarismo de calle, pues nuevamente la dirigencia de la oposición ha resuelto intentar un juego paralelo. A quienes resulten electos y electas en este proceso, les va a corresponder una tarea extremadamente complicada: ejercer la vocería de sus propios territorios o sectores y, al mismo tiempo, a los ausentes. Deberán ser voceros y voceras de la Revolución, sin olvidar que tienen que tener en cuenta a los compatriotas que no comparten sus ideas políticas.
Por eso, como lo señala Clodovaldo, a los y a las constituyentistas les tocará hacer "constituyentismo de calle" para compensar el déficit indeseado de vocería que es atribuible 100 por ciento a un liderazgo opositor carente de visión estratégica. Ojalá logren hacerlo de manera sostenida y profunda, más allá de la mera consigna.
Por ello, las jornadas más duras no será la que se escenificarán dentro de cuatro (4) días, sino las que vengan los días posteriores, incluso en el referendo aprobatorio de la Constitución mejorada que surja de esta Asamblea Nacional Constituyente.
Así que, preparémonos para afrontar las intensas y movidas jornadas que se nos avecinan.
¡La Constituyente, Si Va!
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
¡Hasta la Victoria Siempre!