Hecha la elección, ahora el elector quiere cobrar

Nosotros, que somos chavistas y hemos apilado históricamente una montaña de apoyo a quienes encarnan la dirigencia política del país, decidimos soñar en alta voz con la intención de ser oídos e incidir, ergo, sobre la realidad.

Lo primero, después de instalada la Asamblea Nacional Constituyente, es apresar a Freddy Guevara y hacer que pague sus crímenes contra la estabilidad de la república. Ciertamente nuestra legislación no es muy explícita con la figura casi ausente del terrorismo, pero el hombre es un terrorista declarado, responsable en protagónica medida de la herida fresca infligida a la democracia en el país. Fue el adalid de la violencia. Cesada la Asamblea Nacional, desprotegido de la inmunidad parlamentaria, no es admisible que circule libremente en medio del país que intentó destruir.

¿Genera tal acción prosperidad y solución de los problemas centrales del país? Sí, hay que responder, partiendo del hecho de que todo se relaciona, y del dicho de que todos respondemos por todo. Un flagelo poderosísimo que ataca la contextura del Estado y sociedad es la impunidad. Y el tal míster no puede quedar sumido en medio de la impunidad. No sería saludable. No es precisamente una acción que ataque directamente un problema central del país, como sería, por ejemplo, la soberanía alimentaria, pero constituye una acción de efecto moral. Los humanos, los Estados, las naciones, son sumas de columnas morales. Un Estado debe tenerla. Es su firmeza, su soporte, su ejercicio de autoridad. Sin ella no hay nada, sino el caos.

En segundo término, el país debe acabar de una vez por todas con la especie de desfile en pasarela que lleva a cabo permanentemente frente a los EE.UU., la Unión Europea (UE) y la prensa internacional para intentar convencerlos de que es democrático. ¿Hasta cuándo tanto lío electoral y demostraciones de que tiene base humana material para ejercer su democracia? Piénsese: el asunto no tiene remedio. Se han hecho veinte elecciones para decirle al mundo que somos una democracia y ello no ha servido para un carajo. Actualmente el presidente Maduro, y Chávez en el pasado, es un dictador a los ojos tercos e hipócritas de quienes desean quebrar al país para apoderarse de su soberanía, geoestrategia y recursos minerales. Hay que tomar la decisión de vida de una definitiva vez y jugárnosla francamente con nuestra legislación propia. Crear el mundo Venezuela. Atrevernos a ser soberanos e independientes sin pedirles permisos a los asesinos que nos colocan zancadillas. Una vida valiente a puerta cerrada, con nosotros mismos. Tanto mirar inútil hacia el exterior, tanta elección, tanto implorar consentimiento, está desgastando a la república. ¿Venezuela, hija de Bolívar, pueblo de libertadores, tiene que pedir permiso para ser?

En tercer lugar, y último para esta breve reflexión, hay que generar el pan que nos comemos. No de otro modo el país logrará autonomía. Así como en el presente estamos, el país no resistiría un bloqueo; y la explicación sería que el venezolano no sabe producir su alimento, lo tendría que ser el reto a superar puertas adentro. Los venezolanos se comerían entre ellos, además de los cables y alfombras, como una vez dijo un malnacido político por ahí. Todo es una matriz de importación o de rentismo petrolero, lo cual en la praxis comporta una economía con pies de barro, ficticia, y constituye un hecho que, necesariamente, debe llegar a fin. El gobierno se la debe jugar a muerte, con sentido de supervivencia, por el desarrollo de la agricultura, urbana y rural, así como por la cría de fuentes proteicas. ¿Hasta cuándo el cuento insostenido del abrazo agrícola? Métasele todo el ingreso petrolero tierra adentro, urbe adentro, resteados con el cultivo y la cría. Es una acción de importancia capital, táctica y estratégica; es la garantía de país a futuro. Medio mundo ya sabe que el petróleo, así se tenga en cantidad y valga lo que vale el oro, no es sinonimia de riqueza. Utilícese el dinero por concepto petrolero para enseñar al venezolano a producir lo que se come, no importando que para ello de una vez se rompa el maltrecho beneficio que aún nos depara el oro negro. ¿No nace todo lo nuevo de una crisis y un parto?

Más apoyo y garantía de base (de masa, comunal) para un gobierno no es concebible. El elector fue y dio; el chavista fue y cumplió; resta ahora cumplir por parte del Estado político con sus soñadores ciudadanos. ¿Y qué es eso, resumidamente, que debe dar el Estado? Autoridad, justicia, independencia y soberanía, seguridad alimentaria, futuro y patria. Cada uno de los puntos mencionados (Freddy Guevara, soberanía y seguridad alimentaria) son icónicos respecto de un mundo más amplio: a Guevara se le puede sumar el Ministerio Público; al tema de la soberanía, el tratamiento merecido que, por ejemplo, hay que darle a la conspiradora Colombia y todos esos embajores golpistas que no respetan nuestra legislación; y al asunto de la agricultura urbana, aspectos relacionados con la comercialización y la cadena productiva.

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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental. Animal Político https://zoopolitico.blogspot.com/

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