Hay una realidad que los medios de información privados y los "políticos profesionales" no ven no sienten y no escuchan. Hay un pueblo que toma decisiones venciendo las adversidades, capaz de mirar de frente a quien lo subestima y amenaza. Es innecesario hacer un esfuerzo intelectual, académico, de proporciones infinitas, para conocer la esencia humana y los valores que mantienen de pie a este pueblo venezolano.
Es que la hora de los pueblos no se escribe en hojas doradas porque esas doradas hojas no son capaces de resumir el espíritu de lucha, la capacidad de ser feliz, el sentido de la vida y las aceradas decisiones que toman cuando se debe defender las ideas que asumen como suyas y, seguir al líder que los hizo ser parte de todo para sentir el cuerpo de Patria.
Ver la realidad es tener la suficiente sensatez de aprender a desempalmar los prejuicios, desalambrar las ideas preconcebidas y, sin duda alguna, admitir que la Historia está un paso delante de nuestras especulaciones coyunturales y pasiones instantáneas. Semejante infortunio cuando se multiplican los agoreros, las pitonisas y pronosticadores de desastres. Si por ellos fuera hoy habría una guerra con ríos de dolor, aquí y allá. El país hecho pedazos y los gringos limpiando los fusiles para pisotear nuestra Soberanía
Con qué ligereza y pusilánime actitud se ve, oye y lee a los dirigentes mediáticos, políticos del twitter e instagram, del face y whasapp llamar al "paro nacional", el "trancazo" y cualquier otra acción violenta que sugiera y financie el amo imperial. Tienen una miopía que supera el mínimo tolerable. Son incapaces de entender que los pendejos son ellos y no los "pataenelsuelo" o los "boludos " como dicen los argentinos...
Igual sucede a los que colocados hábilmente en la fuente del Poder miran con desprecio y actúan a la sombra, involucrándose en actos de corrupción, ineptitud y camaleonismo, colocando zancadillas para desanimar a quien quiere cumplir con su deber como soldado leal, servidor público eficiente, empresario honesto, profesional competente, trabajador incansable, mujer de guáramo y muchacho de sueños.
El ejemplo de coraje, sencillez y conciencia política de un sector de los pobladores de Palo Gordo, Edo. Táchira, coloca a cada quien en su lugar. Vencieron con determinación colectiva e individual a los guarimberos, locales e importados, promotores del odio y la necrofilia. Alertaron a los disfrazados de rojo que nada los detiene cuando hay que quitar al charlatán confeso y adulador detestable.
Los políticos-pescadores en río revuelto, autollamados bolivarianos y opositores anarquizados son derrotables más temprano que tarde, porque nunca la conciencia puede ser superior a la ignorancia.
Este pueblo se ha "dejado" engañar muchas veces. Abre las puertas de su corazón a quien le dice palabras bonitas, huele a café criollo y promete "pajaritos preña’o", pero también ha estallado y dado muestras inequívocas de que tumba gobiernos, hace huir a presidentes, destituye gobernadores y alcaldes.
En las decimosextas elecciones parlamentarias desde 1947 y los cuartos comicios legislativos nacionales desde la Constitución de 1999, realizadas en diciembre del 2015, este pueblo alegre, religioso, consumista pero gigante en sentimientos y con una cultura política en desarrollo, castigó duramente a quienes siguen manejando el timón del país. La Oposición-Cogollo amaneció ese día con la noticia de que se había sacado la "lotería". Obtuvieron una votación que no merecían. Tampoco honraron. Se engolosinaron y vieron dólares por todas partes…
Hoy la tortilla se volteó. El pueblo de Palo Gordo, como un número importante del pueblo venezolano, no solo tiene nombre y apellido propio sino sacó a la luz el alma, la osadía, la bondad que circula por sus venas. Confiar en el pueblo de a pie es una incógnita pero un riesgo noble que vale la pena correr.