Esperanza

Un perro sosteniendo una antorcha con su hocico, un cuervo sujetando un trozo de pan en su pico, una virgen francesa llorando con sus manos cubriendo el rostro, un árbol que renació de las atómicas cenizas de Hiroshima, una cajita de oro con la letra muerta de los diez mandamientos, y un hombre caído en desgracia llamado Job.

Postrado en una oxidada silla de ruedas, abandonado en medio de la caótica calle, y sin poder ver el brillante sol del cielo azulado, porque un espíritu ciego y sordomudo no puede escuchar el grito de auxilio, que retumba todos los días en el dolor de la injusticia social.

Siempre lo vemos, algunas veces lo humillamos, y jamás lo ayudamos.

Es vivir castigando el cuerpo de la humanidad, mientras soñamos con la felicidad de un matrimonio, con la consagración de un hijo biológico, y con una espada que traiciona en la cama.

Ocultar los sentimientos, evita provisionalmente la desgracia, pero hay verdades que no pueden callarse en un tabernáculo, y estamos maldiciendo un espinoso pasado de rosas, sin saber que es la única llave para abrir el cofre de la salvación.

Trabajar en cambiar el destino del prójimo, es tiempo perdido para la avanzada occidental, que despunta como un furioso rayo en celo, y se quema en las benditas culpas que atiborran a los herejes.

Piropear a una mujer bonita, estornudar los gérmenes en la comida del vecino, suspirar para saciar los lamentos del alma, esperar el fin de la primavera, contar ovejas en la eterna madrugada, cultivar las neuronas para ganar dinero, y reír con la sangre enrojecida de los labios.

Hay una opresión muy fuerte dentro del corazón, que a diario libera un caudal de preguntas sin respuestas, para despertar el gran latido de nuestra paciencia existencial.

Una paciencia que tiene dueño, un dueño que nunca encara los problemas, y un problema que brota como el volcán Tambora.

La lluvia de cicatrices nos roba el sueño, y nadie puede escapar de la última sonata. El pueblo exige las mejores soluciones, y las soluciones exigen lo peor de su pueblo.

No detener el paso resulta una lección inevitable, para subsistir y sobrevivir en una clásica desesperanza, que electrocuta las pasiones de los tres sobrevivientes.

Según las sagradas páginas del diccionario, la desesperanza es un estado de ánimo que nace en el individuo, cuando no se siente capaz de alcanzar lo deseado.

Debemos tener muchísimo cuidado con las trampas del Universo. No olvidemos que el Cosmos está mayormente impregnado de oscuridad, y es tremendamente fácil caer en la tentación de la sombra del árbol.

La negatividad es una expresión emocional, que perjudica el discernir de la conciencia. Si nos encontramos psicológicamente débiles, y sentimos un gran deseo de desaparecer de la Tierra, es motivo suficiente para encender los motores y cotejar el dilema.

No podemos perdernos en el laberinto de Creta, no queremos oír el macabro carcajeo de una perdiz, y no sabemos dónde está enterrada la semilla de Matusalén.

Por eso es importantísimo rescatar el valor de la dignidad, y para lograr recuperar la limpieza del organismo, pues debemos aprender a diferenciar lo digno de lo indigno.

Lo indigno marca la pauta, y lo digno marca la regla.

Somos seres tan mediocres como para seguir la pauta, y somos seres tan testarudos como para respetar la regla.

Nuestro pleno sentido de libertad, nos obliga a buscar algo nuevo en la serranía, nos obliga a ir más allá de lo establecido, y nos obliga a desafiar los límites de lo racional.

Siempre buscando la quinta pata del gato, siempre ahogándonos en un vaso con agua, y siempre leyendo de izquierda a derecha.

El cerebro nos demuestra que recordar es vivir, por eso recientemente escuché dos canciones del género rock, que comparten una excelente lírica musical, y que invitan a reflexionar sobre la realidad holística del Mundo.

Escuché la canción "In The End" de la banda Linkin Park, y también escuché la canción "Be Yourself" de la banda Audioslave.

La canción "In The End" trata sobre la dualidad de la vida, donde las victorias y las derrotas siempre están condicionadas al tiempo que vivimos, y no podemos evitar que la presión del entorno social nos convierta en seres esclavizados, dentro de un castillo de cristal que en cualquier momento, se puede astillar y romper en mil pedazos.

El coro de la canción "In The End" dice lo siguiente: "Me esforcé tanto y llegué tan lejos, pero al final, eso ni siquiera importa. Tuve que caer para perderlo todo, pero al final, eso ni siquiera importa".

Mientras que la canción "Be Yourself" trata sobre el antagonismo de la vida, donde cada persona experimenta sensaciones y situaciones paradójicas, que van del amor al odio, de la religión al ateísmo, de la suerte al infortunio, de la ilusión al tropiezo y de la valentía a la cobardía, para finalmente limitar el horizonte de sus propias percepciones.

El coro de la canción "Be Yourself" dice lo siguiente: "Todo lo que puedes hacer, es ser tú mismo. Tú puedes hacerlo. Sé tú mismo, es todo lo que puedes hacer".

Ambas canciones exhiben un contenido lírico ambiguo, haciéndonos creer que vivimos en un túnel sin salida, donde es imposible encontrar un equilibrio emocional, que nos permita salir de la depresión, vencer los vicios, y rehuir del suicidio.

Cabe mencionar, que el vocalista de Audioslave se suicidó en mayo del 2017, y el vocalista de Linkin Park se suicidó en julio del 2017. Tanto Chris Cornell como Chester Bennington, decidieron dejar huérfanos de padre a sus hijos, después de estrangular el líquido de sus irresponsables venas.

No hay duda que los Seres Humanos, somos propensos a ensimismarnos en nuestros problemas, confundiendo el éxito con el fracaso y el fracaso con el éxito.

Surge como una palabrería disonante, pero es la auténtica verdad.

Nuestro egoísmo se ensimisma en la ignorancia, se ensimisma en las preocupaciones, y se ensimisma en las insatisfacciones, no siendo capaz de reconocer la euforia de un nuevo día, ni los minutos faltantes para la medianoche.

Si al proceso de egolatría le agregamos el complejo de victimización, pues se construye una filosa muralla de enredos mundanos, que acaban por desaprovechar el milagro fortuito de la energía terrenal.

Según las sagradas páginas del diccionario, la esperanza es un estado de ánimo que nace en un individuo, cuando considera alcanzable lo que se desea.

Nosotros confiamos ciegamente en la esperanza, porque hemos visto como la fe mueve las montañas, porque hemos visto como las montañas se erigen por la fe, y porque hemos visto como la fe regresa a sus montañas.

No estamos invocando el abstracto futuro de la religión. Estamos viviendo el tangible presente de la esperanza.

Sabemos que la esperanza puede derrotar a la tempestad de un cáncer, sabemos que la esperanza puede derrotar a la voz de un aborto, y sabemos que la esperanza puede derrotar a la calidez de una lágrima.

Pero todavía no sabemos cómo utilizar la esperanza, para poder perdonar las cicatrices de la lluvia.

Hace poco descubrí un videojuego para la consola PlayStation llamado "Jinx", que trata sobre un simpático bufón de la corte, que debe usar su poderosa astucia para salvar a la familia monárquica, cuyo imperio fue secuestrado por culpa del terrible rey pirata, quien impuso el régimen del caos en la misma realeza donde trabaja Jinx.

Mientras jugaba ese interesante videojuego en mi casa, me llamó la atención el mensaje de un personaje llamado Bart, que interactúa con Jinx a principios de la aventura virtual, y que pretende aleccionarlo diciéndole lo siguiente: "Hacer una buena acción por la gente que te encuentres, puede ayudarte en tu viaje. A veces la única forma de ayudarte a ti mismo, es ayudar a los demás".

Me gustó tanto la filosofía de ese simple pensamiento, que decidí apagar rápidamente la PlayStation, y me puse a meditar sobre la sabiduría de esas palabras.

Vamos a repetir la frase que dijo Bart: "A veces la única forma de ayudarte a ti mismo, es ayudar a los demás".

Cuando nos sentimos solos, tristes y enfermos, siempre podemos sembrar lazos de empatía, generosidad y caridad, con otras personas que muy probablemente también se sienten solas, tristes y enfermas, por lo que podemos ayudar y ayudarnos en el camino, para evitar aislar y aislarnos en ese mismo camino.

Te propongo enamorarte del verbo donar. Donemos sangre en los hospitales, donemos alimentos a las familias más desamparadas, donemos ropa a los niños de la calle, y donemos una esperanza a las comunidades.

Te propongo enamorarte del verbo regalar. Regala una sonrisa en invierno, regala un consejo al hermano angustiado, regala un abrazo al abuelo solitario, y regala una esperanza a nuestras comunidades.

Te propongo enamorarte del verbo perdonar. Perdona lo que te hicieron, perdona lo que tú hiciste, perdona lo que te harán, y perdona con esperanza a nuestras comunidades.

No debemos perder la sorpresiva chispa de la vida. Yo no pensé que jugando un videojuego en la PlayStation, encontraría una frase tan elocuente y tan cierta, que me motivaría a escribir un artículo de opinión, y yo sé que usted puede sentir la misma alegría que me embarga, si se deja sorprender por la sorpresiva chispa de la vida.

Tenemos la capacidad de contrarrestar el mal, transformando la experiencia personal en una saludable relación interpersonal, que convertirá la desesperación en serenidad, la tragedia en enseñanza, y la ansiedad en oportunidad.

Vamos a encender la luz de una mágica esperanza, que cuando nos observe abatidos y desconsolados, pues será cuando más brille y más consuelo nos brinde a todos.

La vida es un riesgo, y hoy nos arriesgaremos a vivirla.

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Carlos Ruperto Fermín

Licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, LUZ. Ekologia.com.ve es su cibermedio ecológico en la Web.

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