Hace algunas semanas difundí un corto artículo, de esos que a menudo escribo sobre análisis geopolítico, relacionado con la visita de Papa Francisco a Egipto. El caso es que alguien me respondió a través del siguiente mensaje: "Ese Papa nos quedó mal. Ese Papa es chavista". Días después, una periodista, al comentar la opinión de un funcionario de la Organización de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela, mencionó las siguientes palabras: "Este funcionario se ve que no es chavista".
La verdad es que eso de los chavismos y los chavistas como que le quita el sueño a más de uno. Al respecto recomiendo la lectura de dos extensos artículos, que pueden dar luces sobre uno de los fenómenos políticos de mayor impacto durante las últimas décadas en América Latina. El primero se titula "Venezuela y la patología del chavismo", escrito por Carmen Vicentini en el año 2002, mientras que el segundo lleva por título "La narrativa revolucionaria del chavismo", escrito en el año 2014 por Miguel Ángel Martínez Meucci y Rebeca Vaisberg de Lustgarten.
Ahora bien, durante los últimos meses ha habido una suerte de explosión de calificativos de los chavismos y de los chavistas. Ahora se habla de chavismo radical, chavismo disidente, chavismo crítico, chavismo auténtico y chavismo bravío. Cada quien como que quiere asirse del tronco madre del chavismo y darle su toque personal. Cada quien como que busca sentirse más chavista que los demás y diferenciarse de los otros chavistas.
El asunto ha llegado a tal extremo que hasta Roderick Navarro, del grupo Resistencia, criticó a líderes de la oposición venezolana por estar defendiendo el legado de Chávez, a propósito de la polémica sobre la legitimidad o ilegitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente. Entre esos líderes figuran Henrique Capriles, Fredy Guevara, Lilian Tintori y María Corina Machado. Y para finalizar, aquí está este dato suministrado recientemente por Luis Vicente de León, de Datanálisis: Chavéz tiene un reconocimiento en Venezuela que alcanza la cifra del 53 %. Que cada quien saque sus propias conclusiones.
