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Maduro, el gran Estadista y la Constituyente

Este último año, la economía del Estado Bolivariano de Venezuela se ha ido en alza y las largas filas en los mercados es el resultado de una degeneración de precios que nos lleva a la incertidumbre, más, los otros gastos colaterales que, aunado a los impuestos, nos llevan a un estrés y nivel de inseguridad muy violento, hasta llegar a la politización del transporte colectivo.

El presidente Nicolás Maduro Moros, pierde su fuerza presidencial encerrado en una burbuja bancaria, porque el mundo financiero no actúa previniendo la crisis, sino que ataca a la misma estructura del Estado al no pagarle correctamente a los ancianos en el cobro de sus pensiones. Aunque está identificado con un nuevo estilo de liderazgo y gran sensibilidad social, teniendo un sentido muy práctico de la economía en una sociedad estrictamente plural, porque en este país, residen una diversidad de extranjeros

Nadie, es capaz de pinchar la burbuja, ni crea estrategias anticrisis, sino que crea argumentaciones no válidas para este momento crucial del mundo ideológico venezolano. Los grupos políticos activaron su poder de aislamiento, por la manera como vienen siendo tratados por un cuerpo oficialista, el cual es asesorado desde el exterior, sin ningún resultado plausible.

Hay un descontento a todo nivel, incluyendo a vastos sectores que siempre han estado al lado del presidente y comandante, Hugo Chávez Frías. Pero hay señuelos y falsos positivos que utilizan ambos grupos para engañar y manipular a los ciudadanos.

Todos, estamos expuestos a un país en riesgo financiero y colapsado por ciudadanos fuera de ley, con una proyección concreta de corrupción de alto nivel.

Varios partidos pertenecientes a la Internacional socialdemócrata y cristiana, del cual forma parte el Partido Acción Democrática de Venezuela, están gobernando actualmente en dos Estados y varias alcaldías, ya sea en forma individual o en coalición, como sucede en Croacia, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Taiwán, pero de acuerdo a los analistas internacionales es Canadá el que está en la mirada del mundo por su liderazgo en la ejecución de sus políticas sociales y humanitarias.

Y ello se debe a su actual primer ministro, el carismático, inteligente, deportista, bien parecido, mediático y popular Justin Trudeau, que ha logrado que sus connacionales vuelvan a creer en los políticos.

Justin Trudeau, es un joven de 45 años, que ganó las elecciones con mayoría absoluta en octubre de 2015, y fue juramentado como primer ministro en noviembre de ese mismo año, prometiendo bajar los impuestos a la clase media, subir en 1% a los más ricos y realizar un gobierno abierto y transparente.

Francia, Colombia, México, España y Canadá junto a Cuba, interceden ante los Foros de carácter mundial para que Venezuela sea respetada.

La crítica internacional lo identifica con un nuevo estilo de liderazgo, el que necesita la humanidad en nuestros días, con una gran sensibilidad social y sentido práctico de la economía, y que aspira a una sociedad más plural y solidaria en su país y en el mundo.
Justin Trudeau es hijo de Pierre Trudeau, el exprimer ministro de Canadá (1968-1979 y 1980–1984), considerado como el refundador del Canadá moderno que asumió el federalismo, el bilingüismo y el multiculturalismo como factores importantes de identidad.

Para los que profesamos la doctrina socialista en el mundo, estas son las lecciones de Justin Trudeau para llegar al poder y para gobernar:

En su campaña política se comprometió con los derechos civiles, el medio ambiente, el drama migratorio y el feminismo, y tuvo como slogan “Crecimiento Integrador” en aras de reactivar la economía para integrar más a los canadienses. Hizo la promesa de trabajar muy duro para demostrar que la globalización es la mejor manera de generar riqueza y bienestar para la mayoría de los ciudadanos del mundo.

Antes de llegar al poder se declaró, ni de izquierda ni populista, sin embargo, ya en el poder, algunos analistas lo consideran “como el modelo del izquierdista moderno” que necesitamos en la política de nuestros días en todo el mundo, un hombre que suma, busca los balances entre una economía sólida y una sociedad sana, abierta y solidaria.

En la formación de su gabinete ha apostado por un país multicultural, por la equidad de género y la diversidad, por eso lo ha integrado con igual número de mujeres y hombres, inmigrantes, personas de diferentes etnias, religiones y profesionales de sectores relacionados con el cargo asignado. En su gabinete tiene una atleta paraolímpica como ministra de Deportes y Personas con Discapacidad, un veterano de guerra como ministro de Defensa y un refugiado somalí como ministro de Inmigración.

Durante la campaña electoral, su equipo acumuló 219 promesas que aparentemente ofrecían algo para todos. En su primer año de gobierno, que se cumplió en noviembre de 2016, según el Huffington Post de Canadá, 34 de estas promesas se han cumplido, 64 están en curso y 64% de la gente apoya su gestión.

En su primer año de gobierno se mencionan tres logros importantes:

1) Ha logrado establecer un balance entre las demandas de la industria petrolera -uno de los principales motores de la economía del país- y los grupos ecologistas y científicos.

2) Ha puesto a prueba su modelo de solidaridad internacional, en la acogida a más de 30 mil refugiados sirios en el 2016 (a quienes ha llamado “amigos, vecinos y nuevos canadienses”). Se estima que en el 2017 Canadá alojará a otros 25 mil refugiados, de los cuales 16 mil lo harán gracias a la iniciativa privada.

3) Y ha realizado un trabajo importante en educación, infraestructura y vivienda para las minorías.

De su campaña, Justin Trudeau nos ha heredado 5 lecciones en la comunicación de sus mensajes: positivos, aportando solución a los problemas ciudadanos y despertando simpatías; simples, con lenguaje claro y directo; coherentes en el fondo y la forma; utilizar bien las redes sociales. Volverse viral y retroalimentarse con seguidores; ser cercano y accesible. Salir a la calle y hablar con la gente.

A pesar de las grandes diferencias entre Canadá y Venezuela, este país viene invitando a reflexionar a los venezolanos y a los liberales en particular sobre el liderazgo del estadista Nicolás Maduro Moros, todo un personaje de nuestro tiempo, para ver qué enseñanzas podemos aprender de su estilo de hacer política y en realizar la gestión pública.




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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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