La amenaza de Trump de utilizar "si es necesario" el poderío militar de EEUU en contra de Venezuela, terminó convirtiéndose en un autogol, porque más que debilitar al gobierno de Maduro y aumentar su aislamiento internacional, por el contrario, concitó la solidaridad de sus pares latinoamericanos que lo adversan y son la punta de lanza para impulsar la aplicación de la Carta Democrática Interamericana y la exclusión de Venezuela del Mercosur. Esta situación inesperada ha creado un escenario propicio para el diálogo regional, centrado en la preservación de Latinoamérica como zona de paz, hoy en riesgo por el regreso de la política rooseveltiana del "gran garrote", a la agenda del imperio estadounidense en la región. El silencio vergonzoso de Almagro y el rechazo unánime de Latinoamérica ante esta amenaza, podría ser una oportunidad para que la CELAC y la UNASUR reactiven su protagonismo en la facilitación del diálogo político en la región.
Más allá de las diferencias políticas, lo natural es que todos los venezolanos sin excepción, hagamos un frente común para rechazar la amenaza bélica del imperio estadounidense y del anunciado bloqueo financiero y comercial, que agravaría las penurias que sufren los venezolanos por la hiperinflación, el desabastecimiento y la inseguridad. En este asunto, lo que está en juego es la defensa de la soberanía nacional y el derecho sagrado a la autodeterminación, bases fundamentales que sustentan la independencia del país, frente a lo que no hay lugar para ambigüedades o ambivalencias. Sin embargo, esa es la posición de la cúpula de la MUD, siguiendo el patrón histórico de una conducta vacilante, cómplice y en ocasiones solidaria ante la grosera intromisión de EEUU en nuestros asuntos internos. Su declaración en la que rechaza la injerencia externa sin mencionar expresamente la amenaza de Trump así la reafirma, remember "Operación Venezuela Freedom 2" del Comando Sur.
El correlato de la unidad nacional frente a la agresión imperialista, no es la claudicación de la lucha en lo interno por restablecer la Constitución y en contra de la usurpación de la soberanía popular por una ANC inconstitucional. Tampoco implica abandonar los esfuerzos dirigidos a impulsar la superación de la crisis político-institucional a través de un multidiálogo incluyente y transparente rechazando toda violencia.
