Si alguna noticia me alegró profundamente en esta semana que finaliza fue leer en las redes sociales que monseñor Jorge Urosa Sabino, actual arzobispo de Caracas, dejará de formar parte, muy pronto, de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), dado que ya cumplió sus 75 años de edad. Es decir, se le venció su período como pastor, en mi opinión, en detrimento de la Iglesia Cristiana.
Aclaro que en lo personal nada tengo en contra del cardenal Urosa Sabino, al contrario lo veíamos en un principio con respeto, con admiración, pero a lo largo de estos 18 años comenzamos a sentirlo alejado de lo que debe ser el verdadero norte de un sacerdote.
Por cierto, no somos enemigos de la Iglesia, al contrario nos sentimos 100% Católicos, identificados de plano con la doctrina del papa Francisco, pero eso sí, con "cinco dedos de frente", que no comparten las posturas interesadas, incongruentes, mediáticas y elitista de la actual CEV.
De Urosa Sabino pudiéramos decir muchas cosas. Una de ellas es que apertrechado detrás de su sotana incitó a toda la feligresía a que tomaran las calles en claro rechazo al gobierno legítimo y revolucionario que eligió una mayoría de venezolanos.
Pero más allá de esta observación, cuando el país se sentía verdaderamente dolido y abrumado, Monseñor Urosa Sabino evitó a toda costa hacer comentarios en contra de los hechos violentos que protagonizaron grupos terroristas de la oposición, que en un mal momento asesinaron y quemaron vivas a varias personas, por el solo hecho de ser simpatizantes del chavismo.
Pero por el contrario si vimos al arzobispo de Caracas en un programa de televisión decir, por ejemplo, que le indignaba ver que los colectivos arremetieran en contra de la oposición, con un sesgo claro y definido, mientras los grupos violentos, dirigidos desde la MUD, incendiaban al país por los cuatro costados
-Monseñor Urosa, déjeme decirle que nadie en el país olvida que usted, junto a los demás miembros de la CEV, se pronunciaron en contra de la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que gracias al Todo Poderoso, ha logrado en tan poco tiempo que la violencia cese su accionar en las calles y que el país recobre la paz y la calma, que tanto requiere.
Insisto. Por la Iglesia Católica siempre hemos sentido un gran respeto y admiración, más ahora que el papa Francisco siempre ha dado muestras de sinceridad en ser un verdadero defensor de los pobres y un consumado embajador de la paz en el mundo, aún cuando la CEV echaba por la borda sus llamados para lograr la reconciliación en Venezuela.
Urosa Sabino, usted se va de la Iglesia Cristiana sin pena ni gloria, así lo sentimos, pues pocas veces lo vimos actuar, sobre todo en estos 18 años, como un sacerdote ponderado y equilibrado, que debió llamar -en todo momento- a mantener la unidad de los venezolanos.
Por el contrario convocó a la barbarie, a la criminalización e incluso incitó igualmente a que el país fuese objeto de severas sanciones, como las que ha ordenado imponer el imperio sobre el lomo de todos los venezolanos.
Y estamos claro Monseñor Urosa, no ha sido usted el único representante de la Iglesia Católica quien ha contribuido a la barbarie que ha vivido la nación en los últimos años.
También se cuentan otros representantes de la Iglesia como lo son el actual presidente de la CEV, Diego Padrón, Baltazar Porras, Roberto Lücker, Ramón Ovidio Pérez Morales y el padre José Palmar, allá en el Zulia, quien debería estar preso, desde hace mucho tiempo, ante los constantes llamados que ha hecho por su twitter para promover la violencia.
No me extrañaría monseñor Urosa que sus últimos días de vida usted los decida pasarlos fuera del país, quizás en España, que es la cuna de los venezolanos que se van sonrientes y con la "cabuya en la pata", aunque me gustaría, mucho más, después de una sincera confesión, quizás con el padre Numa Molina, que usted le pidiera perdón al país, por el dañó que, incluso, le ha hecho a la propia Iglesia venezolana.
Soy un convencido y finalizó con ello, que los voceros de la Iglesia Católica en Venezuela más que unir al pueblo venezolano, en esta difícil coyuntura que embarga al país, contribuyeron a dividirlo e incitarlo al odio, a la desesperanza, solo porque los intereses los vieron garantizados del lado de los que más tienen.
Urosa Savino, en anterior oportunidad dije en otro escrito que usted durante estos 18 años se dedicó más hablar de políticas erradas y planes conspirativos que de la propia palabra de Dios, a quien le agradezco, finalmente y de rodillas, que por fin usted se va.
*Periodista