Así quedaron muchos opositores preguntándose por lo ocurrido con los resultados del pasado proceso electoral, algunos dicen que fue por el despliegue de nuestros candidatos, otros hablan de pactos y situaciones turbias, todas las hipótesis son validas, y por ser así también lanzo la mía al ruedo.
Y es que de los análisis no se puede escapar el reconocer que este éxito se debe en gran parte a que se reconocieron los errores, se rectificó y se sinceraron las intenciones, dándose cuenta que lo más importante era recordar lo que les había dado la llave para entrar al corazón del pueblo, así nos conquisto Chávez, el único, el irrepetible, de quien se aprendió lo necesario para no dejar morir el proyecto político en el que empeño su propia vida.
Las campañas se dirigieron al hacer, convivir y sentir de nuestro pueblo, se enfocaron en las cosas importantes, nada de energía en hablar del contrario, se sintió la intención verdadera de reconectar con el sentimiento Chávez, entonces nuevamente el amor, ese que es capaz de lograr todo lo que nadie imagina que se puede, se manifestó y se expresó en un voto, miles, millones que dieron por ganadores a los chavistas.
Esto de ninguna manera es un cheque en blanco, pues el amor necesita para vivir y crecer ser atendido de forma recurrente, no solo en el momento de la promesa y conquista, comprobado esta que eso solo causaría victorias esporádicas y desengaños seguros, por esto es por lo que se debe asumir con mayor compromiso esta nueva ofrenda de confianza de un pueblo que se niega rotundamente a volver al pasado que conoce y rechaza, comprobado queda una vez más que aun ante miles de adversidades y tropiezos este pueblo ha decidido que su camino es el futuro y su proyecto es el del socialismo bolivariano que nos dejo Hugo Chávez, unidos venceremos, amando venceremos, cumpliendo ¡venceremos!
