Luego de que Trump amenazó al gobierno del Presidente Maduro con una intervención militar "humanitaria", el tema Venezuela escaló su perfil en la agenda de la política exterior estadounidense. Desde Washington se están enviando fuertes señales que confirman que ese gesto no fue una bravuconada más del inquilino de la Casa Blanca, sino una directriz para propios y aliados, expresándoles su voluntad de acelerar los preparativos para ejecutar esa opción.
El papel protagónico del Pentágono como vector dirigido a imponerle a Venezuela su "ayuda humanitaria", se evidencia en la asignación por el Congreso de recursos presupuestarios específicamente para ese fin y en el carácter eminentemente militar de esa operación. Eso explica las recientes maniobras militares que realizó el Comando Sur en conjunto con sus pares de Brasil, Colombia y Perú, en la localidad brasileña de Tabatinga, donde convergen las fronteras amazónicas de esos tres países. Su misión fue simular la operación AMAZONLOG17 de "ayuda humanitaria" a un tercero. Conantelación, el gobierno de Santos se vienen preparando para enfrentar el "flujo masivo" de refugiados venezolanos y colombianos, que como en Libia y Siria, desatará la "intervención humanitaria" de EEUU en Venezuela, para lo cual dispone en Colombia de 7 bases militares y más.
Exhibiendo una sincronización impresionante, mientras el Representante demócrata Eliot L. Engels introducía en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, la ley imperialista extraterritorial "de Asistencia Humanitaria y Defensa de la Gobernabilidad Democrática en Venezuela de 2017", desde la OEA, siguiendo las instrucciones de su jefe Trump, el cipayo Almagro puso la primera piedra del "Estado Paralelo" al juramentar el TSJ en el exilio.
Ante la disyuntiva de una intervención militar imperialista en marcha con el camuflaje de "ayuda humanitaria" y, la incapacidad e insensibilidad del gobierno venezolano para darle una respuesta efectiva al drama social y humano que carcome a la sociedad venezolana, al preferir el pago de una deuda que se sospecha ilegítima mientras su pueblo se hunde en la pobreza, urge una respuesta desde la sociedad civil que nazca de la articulación de movimientos y organizaciones sociales. La invasión "humanitaria" gringa no es una opción para los patriotas.