Cada quien debe ser responsable de lo que expresa, a menos que tenga pruebas para parafrasear a otro; es muy enojoso que el señor Valderrama se valga del anonimato para suponerse en el lugar de Chávez y tratar de echarle plomo a la dirigencia de la revolución, tamaño dislate.
El folletinesco Corín decora sus necedades burdamente, que donde está el socialismo no es en sí una pregunta necia, la necedad del tipo es preguntar en nombre de Chávez y eso sí que es una falta de respeto.
La cobardía de Corín es tal que no se asume como escuálido sino que él se las da de ultra revolucionario pero lo que se necesita no son expresiones revolucionarias sino acciones revolucionarias, fundamentalmente.
Lo que pasa es que a ese señor Valderrama le arde nuestro rotundo triunfo; habría que analizar las duras condiciones por las que ha pasado el pueblo venezolano desde que el enemigo al que él sirve -ignoro si de tonto útil o cobrando una coima por debajo de cuerdas- arreció su guerra infernal contra nosotros pero ese pueblo es virtuoso, sabe cuál es el camino a seguir.
Si el pueblo votó por la revolución fue porque sintió de alguna manera la acción revolucionaria, en contraparte con el acoso de la guerra imperial de manos de sinvergüenzas como ese tipo Corín Tellado.
¿Qué acción revolucionaria puede exhibir ese comecandela de folletín?
La teoría carece de objetivo si no está relacionada con la práctica; que Valderrama exponga cuantas cajas de sardina ha jalado para tierra, o que cuantos sacos de cebolla o de tomate o de verduras ha cosechado para los CLAP, por ejemplo, y entonces así pudiese él demostrar su condición revolucionaria, no escribiendo babosadas.
Mas, toca el sujeto un tema delicado, ataca por mampuesto a la FANB; que ataque a los dirigentes de la revolución es tolerable, si se quiere, pero que ataque al General Padrino López es ya de poner atención; le advierto al Presidente de la República que mueva sus competencias y le lea la cartilla a ese sujeto para que sepa dónde está la raya.
Yo creo que el tipo anda mal de la cabeza, hoy cree ser Chávez pero tal vez mañana se las dé de Napoleón o de Romeo Montesco; ojalá no se pase de mano y crea ser Lucrecia Borgia o Juana de Arco o acaso Julieta Capuleto.
¡Se han visto vainas!