Muchos años pasaron desde las primeras acuñaciones de dinero y emisión de billetes por parte de las cecas contratadas y del Banco Central de Venezuela para que fueran corregidas sus imprecisiones ortográficas.
Los yerros aparecieron desde la LEI-en castellano antiguo, hasta las omisiones de las tildes en los billetes; por ejemplo, ninguno acentuaba las palabras República ni Bolívar en metal ni en papel.
Ahora, además de mostrar el rostro desactualizado de Simón Bolívar, el nuevo cono sigue sin escribir correctamente los números indicativos del valor nominal de los billetes de Bs.F 1.000; de Bs.F 5.000; Bs.F 10.000 y Bs.F 20.000.
Hasta la llegada de Chávez creímos que todos aquellos yerros habían sido corregidos; no ha sido así. Imprecisiones como esas las arrastran los billetes de otros países, de Colombia, por ejemplo.
Semejantes imprecisiones en la moneda dan muy mal ejemplo a la juventud y a los niños en general, dado que se trata de documentos de uso cotidiano y masivo con lo cual no terminarán de ponerse de acuerdo en si es correcto lo que se les enseña en las aulas escolares, y no, en esos billetes y monedas.
La idea es que una cosa son los numerales, y otra los números. Estos últimos son asociables por vía de sumas simples y simplificadas, mientras no lo son los numerales. Tal es el caso de los numerales de nuestros Carnet de la Patria, los de las cédulas de identidad; de nuestros teléfonos celulares y alámbricos; de las direcciones postales y las de nuestras casas.
19/10/2017 03:15:43 p.m.
