Algo me dijo alguna vez y me sigue diciendo que la prodigiosa vida de esta sorprendente mujer del pasado Siglo XX, Agnes Gonxha -nombre cuyo significado en albanés, su idioma natal, es el de pequeña flor- encarna un modelo de socialismo silencioso.
Aunque ella se hizo religiosa a muy temprana edad, es de pensar que nunca dejo de ser tocada por la influencia del socialismo que quizá atesoró inconscientemente en su cabeza y en su corazón, lo que pudo ponerse de manifiesto con su no empatía hacia el Papa Benedicto XVI y cuyo texto está en red así: "El que no vive para servir no sirve para vivir: Mientras Teresa de Calcuta brilla más que el Sol, Benedicto XVI -intruso- flota en su propia oscuridad" y podéis escarbarlo en aporrea.org o en su defecto en argenpress cultural.
Ella nunca se proclamó socialista, es cierto, pero como las hormigas, que predican sin decir, plasmó en su impronta el modelo de lo que debe ser el socialismo; cambió su nombre por el de Teresa y es conocida como "Teresa de Calcuta".
Antes que la proclama revolucionaria más vale la acción revolucionaria y he ahí de ejemplo la imborrable impronta física de Agnes Gonxha "Teresa de Calcuta" y que describo en el texto al que os he invitado a desenredar.