El hermano menor de los Villegas, ministro de confianza del presidente Maduro como su mano derecha que, por un simple retorcijón de olvido que se le esfumó cuando preciso no era, lo mandaron de inmediato al Ministerio de la Cultura regañado por debajo de cuerda y, como cosa nada insólita en este país, lo sustituye Jorge Rodríguez en comunicaciones, un "psiquiatra" de profesión política sin estetoscopio de unión y, como la función que tenía Ernesto de: "Anota ahí Ernesto Villegas", le conviene más a éste meterse a culturizar el ambiente que rodea al presidente de rabietas hambrientas, ya que no pudo tumbarle el conjunto de malacostumbres que con pasión se recrea en tv y, más cuando está en cadena nacional, por lo que le será posible que, le salga más provechoso de mantenerse enchufado (mientras que otros políticos de oposición se van a la embajada de Chile) a la administración pública sirviéndole a la revolución de Maduro que, a lo mejor le sale, si no llegan al país dibujar perniles rojos que en vez de informar, practica con mejores deberes que la gente pueda comer con la vista lo que no se puede llevar a la boca por caro y, así salvará a Maduro de no cumplir con su oferta de perniles para el pueblo en la Navidad que el año pasado no llegaron.
La situación de Ernesto Villegas, parece medio complicada por lo que me han dicho con reclamos y apretón de orejas que como me lo contaron lo cuento y, así me abrigo de no caer en habladurías como cotilleo del politiqueo que afea a la República y a las redes sociales que viven de ellas sin descanso ninguno y, palabras más, palabras menos fue que estando en un programa de tv y fuera de cámaras bromeando, tal cual, acostumbra el presidente que teniendo una empanada guardada en un cajón del escritorio la sacó hambriento, y con puntería en su punto le metió un mordisco que se tragó media empanada y, cuando las cosas están por suceder cuando se actúa mal, todavía estaban en el aire con un camarógrafo enfocándolo que lo pescó fuera de base con tremenda empanada en la boca que Cilia con toda su preocupación culinaria le había hecho antes de harina importada de Barranquilla y con pechuga de pollo de pollos que trajeron ellos de Turquía, es decir, pollo turco deshuesado en su apogeo y para mayor atención y tentación al presidente Maduro se la adornaron por fuera con fugaz ternura, por lo que cuando a Maduro lo descubrió la cámara comiendo, el grito se oyó en Pekín y, quien saltó fue Ernesto que se comía un cachito de maní al dente que chorreado como estaba no encontró cómo solventar la situación que ni ganas de anotar ahí le quedaron que, inmediatamente le salió la cultura, para que se calme y Jorge Rodríguez que estaba cerca atrapó la tormenta de no quedar desempleado y ahora son más los Rodríguez más cerca de Maduro que los Villegas en el poder.
Pero la cosa no llegó hasta allí al estar en los medios y nomás Vladimir Villegas enterarse, llorando de la tibiera que tenía y, que llamó a Maduro y como si estuviera en Vladimir a la 1 en Globovisión, le hizo ver a Maduro que su hermano no era guionista sino ministro y en cruce de palabras alargaron más su amistad que Vladimir quedó de pasar después de la una por Miraflores y con picardía le dijo, me dejas una empanada de esas que te hace Cilia y, hasta allí el rurún de inconformidades y Ernesto quedó con la cultura del país en sus manos. contento de servirle a Maduro.
Como el presidente Maduro ha estado muy presionado y nervioso en estos día en que no ha podido acomodar la economía y por donde se le mete se le va de las manos, media gelatinosa como está con muchas cosas pendientes y deudas que afloran y, otras que se engrinchan, con el dólar today saltando lejos y cada día trepa más arriba se comenta sin consideración que Jorge Rodríguez se encargará como psiquiatra de su cabecera. Aunque con muchos años olvidado de la profesión jura que, a fuerza de goticas de valeriana que con baños de pie con orégano orejón le va a calmar sus angustias y lo va a llevar por buen ánimo ahora, en comunicación que de vez en cuando debería si le es posible ponerle música seca bailable que lo entretenga y deje de pifiar tanto y de mentir tan seguido que atoran al pueblo que come mal y, engañado más, pero como de todo se saca provecho en este país con la situación que tenemos que no afloja, se dice que Guaco saldrá pronto con la canción, "Una empanada y un café".
Mientras el país sigue de mal en peor, pero con sus ministros en sus sitios de trabajo y de vez en cuando una rotación, para que no se duerman ni dejen de comer empanadas y, manteniendo lo que Ernesto dice, "los poderes conviven en Venezuela". Y creemos que los ministros también.