En los últimos meses hemos estado recibiendo una variedad de informaciones impactantes desde diversas instancias de los Poderes Públicos (particularmente desde la Fiscalía General de la República, Presidencia de la República y la Asamblea Nacional Constituyente) referidas a las investigaciones delictivas, sometimiento a juicios, detenciones y algunas fugas previsibles de varios de los presuntos incursos en graves delitos contra los Bienes Públicos (recursos económicos pertenecientes a TODOS los venezolanos) desde sus altos, importantes y muy bien remunerados cargos por designación gubernamental y otros por elección popular.
Es pertinente señalar que estas personas que detentaban cargos de importante nivel público, altos salarios, grandes beneficios y ubicación privilegiada en empresas públicas adscritas a PDVSA y CITGO (por ejemplo), jamás se habían visto durante estos años cuando registramos enormes dificultades, violencia política, acciones de saboteo económico, ataques perversos y sostenidos contra la moneda nacional e inestabilidad que han afectado de manera severa el ejercicio del Gobierno Nacional, en algún medio de comunicación nacional o internacional u otros espacios de opinión y debate defendiendo las políticas generales que impulsa desde el Poder Ejecutivo el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, así como las políticas y acciones particulares y sectoriales relacionadas con sus respectivas áreas de trabajo y también de competencia profesional.
Esto es muy extraño porque una notable falla del actual gobierno para defenderse de los duros ataques nacionales e internacionales, es la ausencia muy evidente de numerosas y variadas voces calificadas, coherentes, comprometidas, estudiosas, didácticas y alejadas de enfoques dogmáticos para denunciar el origen, motivaciones, tramas y múltiples expresiones de todas esas acciones desestabilizadoras, así como argumentar a favor de las políticas gubernamentales. No me refiero a la conformación definida desde una expresión "alienada o envenenada en su origen" desde los Estados Unidos y Europa de los denominados "tanques pensantes". Usar estos términos tiene riesgos de caer en el grave error táctico y estratégico de admitir otros como la existencia formal de naciones o países "fallidos", categorías o referentes semánticos/discursivos que además de la ausencia de sustento científico han sido construidos con objetivos claros para validarlos con sus consecuencias prácticas en los organismos internacionales multilaterales como ONU, OIT, CPI y OEA.
Esas construcciones ideológicas están orientadas a preparar escenarios presentes y futuros para intervenir países y desintegrarlos como nación, desagregándolos territorialmente en lo político y administrativo para facilitar su control y explotación masiva de recursos de todo tipo y convertirlos en votos controlados en todos los organismos multilaterales donde participan (ver casos de antigua Yugoslavia, Afgansitán, Irak, Libia, Sudán, Yemén). Me refiero a la necesidad de conformar equipos de trabajo multidisciplinarios, transdisciplinarios y de personas con interesantes experiencias de vida, instalados en todas las capitales y ciudades de Venezuela, aportando análisis, evaluaciones, seguimientos y propuestas para la Sociedad, el Estado y el Gobierno Nacional con la finalidad de enfrentar los ataques y proponer iniciativas locales, regionales, nacionales e internacionales para defender a VENEZUELA.
La ausencia prolongada de estos sólidos equipos trabajando con recursos y decidido apoyo institucional desde todas las ciudades del país (porque allí habitan y desarrollan sus vidas familiares esas personas) pudiera ser un importante logro del trabajo de los TOPOS que actúan desde distintas posiciones internas de poder e influencias para debilitar al Estado y el Gobierno, confundirlo y evitar que se defienda de manera efectiva y eficiente. En la Historia Política mundial y venezolana en particular existen diversos ejemplos del trabajo que desarrollan los topos. En nuestro espacio nacional y tiempos muy recientes contamos con una lista de ciudadanos que ocupaban importantes cargos públicos, desde donde trabajaban de manera encubierta contra la NACION y luego dieron el siguiente paso de salir del país y pasar a trabajar de forma abierta y frontal para organismos de inteligencia policial y de seguridad nacional de países que mantienen una posición agresiva de ataques y saboteo contra VENEZUELA como nación y como sociedad.
Cómo llegaron estos ciudadanos desconocidos para la gran mayoría de la población venezolana a ocupar tan altos y apetecidos cargos con salarios en divisas o dólares y beneficios adicionales para vivir en el exterior? Cómo lograron mantenerse durante varios años en estos importantes y estratégicos cargos públicos? Cómo lograron solicitar y asumir otra nacionalidad distinta a su originaria venezolana sin despertar reacciones o inmediata destitución del cargo gubernamental? Quién o quienes los apoyaban para acceder a los cargos, y luego para mantenerse en estos y proceder contra la NACION VENEZOLANA desde sus envidiados cargos? Estas dudas merecen ser aclaradas ante la NACION y su opinión pública.
Aprovecho para sugerirle a los miembros del Alto Gobierno Nacional abrir y promover análisis y una amplia discusión referida a la presencia del dólar paralelo, su origen, alcances, daños y posibilidades de enfrentarlo, más allá del exclusivo club de los asesores, quienes seguramente han incidido desde hace varios años en las acciones del Gobierno Nacional y el Estado para conformar y ejecutar las políticas cambiarias e intentar defender sin éxito tangible la moneda nacional (EL BOLIVAR) que no es otra cosa que la defensa de las condiciones de vida de la mayoría determinante de las venezolanas y venezolanos. A estas alturas no es fácil seguir creyendo que el Dólar Paralelo es originado por unas personas desde una computadora ubicada en una oficina del exterior, quienes diariamente asignan un nuevo valor a la relación dólar/bolívar y euro/bolívar. Igualmente no parece suficiente ubicar esta valoración manipulada, sesgada y artificial que se asigna diariamente a nuestra moneda referencial en la existencia exclusiva de una legislación vigente en Colombia y la presencia de una gran cantidad de casas de cambio en la frontera de este país con Venezuela y en particular las ubicadas en Cúcuta.
Sugiero que promuevan el debate tratando efectivamente de superar los inevitables prejuicios sectarios que se conforman históricamente en torno al poder público. Venezuela no es una excepción en la historia política de la lucha por el poder, además de ser un país donde el Gobierno es el responsable de manejar y administrar las inmensas riquezas naturales y su comercialización, los grandes ingresos de divisas por venta de petróleo (96 % de sus ingresos en divisas extranjeras) y ahora más atractivo aún (manejar el Poder del Estado y el Gobierno) por las riquezas extraordinarias de minería que se explotan en conjunto con grandes empresas transnacionales que aportan capital y tecnología: petróleo, gas, oro, diamantes, coltan, torio, bauxita, barita, manganeso, caolín, uranio, fosfatos, niquel, yeso, hierro y otros también importantes y comercializables.
Finalmente quisiera también sugerirle a TODA la dirigencia política venezolana ubicada en el gobierno y la oposición, en la derecha, en la izquierda, en el centro, en los lados, así como a los comunicadores sociales egresados de las universidad públicas y privadas y también a los anclas o entrevistadores de los programas de análisis político, suprimir la utilización de una expresión que corresponde exclusivamente a los gobiernos monárquicos, es decir aquellos sustentados en Reyes, Reinas, Príncipes, Princesas, duques, marqueses y palacios. Como ciudadano venezolano e historiador de profesión me asombra e impacta que en Venezuela para referirse al Despacho o Edificio Presidencial se habla del "Palacio" presidencial. Igualmente todos los actores políticos desde el gobierno y la oposición y los comunicadores nos hablan del "Palacio" de Justicia, el "Palacio" Legislativo, el "Palacio" de la Gobernación hasta llegar al "Palacio" Municipal. Igualmente se habla del "Palacio" Arzobispal, el "Palacio" de las Academias. Venezuela es una República levantada y construida después de una dura guerra por la independencia librada en nuestro territorio durante 12 años y extendida a otros territorios donde nuestras tropas de pardos, "negros" e "indígenas", oficiales y suboficiales, mujeres y familiares se trasladaron a pie y en lomos de caballos, mulas y burros, barcos, barcazas, flecheras y pequeños botes de madera rústica para ayudar a liberar a la actual Colombia, Ecuador, Bolivia y el virreinal y conservador Perú.
No somos una Monarquía y además la mayoría de esas edificaciones fueron construidas en gobiernos republicanos entre finales del siglo XIX y el siglo XX. Confundir las edificaciones del Estado y el Gobierno Nacional, Regional y Municipal con palacios no es una tontería porque esas expresiones muestran el posible arraigo de ideas, referentes y símbolos que desde 1821 y 1823 ha transcurrido un tiempo suficientemente amplio para asumir que somos una República fundamentada constitucionalmente en una democracia que es absolutamente contrapuesta con los valores y referencias propias de los regímenes monárquicos.