La Venezuela petrolera que se inició hace un siglo fue desarticulando la cultura rural-agraria. La dependencia petrolera y el nuevo modelo de acumulación económica traen consigo un modelo cultural diverso, antagónico, contradictorio y profundamente dependiente de pautas culturales foráneas, eso fue llamado por algunos autores como La Cultura del Petróleo. Con la crisis del rentismo y el bipartidismo, a partir de los años ochenta del siglo pasado, Venezuela transcurre también un quiebre cultural, el no poder seguir sustentando lo que se era y lo que se esperaba ser con la riqueza petrolera, se produce una crisis de identidad, poco apego se tiene a lo nacional, a la historia, hay carencia de liderazgos y apatía política. En el contexto neoliberal no solamente se vulnera nuestra economía, el estado nacional, sino también nuestra cultura.
Con la crisis del rentismo el Estado perdió la legitimidad que la distribución de la renta petrolera le había otorgado y comenzó a jugar un papel más que represor que de conciliador. Al consolidarse las tendencias neoliberales en el plano económico, el Estado y los partidos deben disminuir en forma significativa su presencia. Hemos dicho cómo antes esta situación una "Clase política" se niega a perder poder, cerrando cualquier espacio de participación. Los intentos fallidos de la COPRE por reformar el Estado, la descentralización, fueron demostración de la intolerancia política de las agrupaciones tradicionales. Igualmente, ante la expansión neoliberal el aparato político tiende a desideologizarse y convertirse en instituciones pragmáticas, solo preocupadas por el buen funcionamiento de los mecanismos del mercado y el cómo garantizar el "orden social". Así vimos en los últimos años la constitución de un grupo de tecnócratas ocupando puestos claves en organismos públicos.
Esto cambia sin la menor duda a partir de 1999 con la llegada de Chávez al poder, quizás antes desde la insubordinación de 1992. En estos veinte años se constituyó un pensamiento político hegemónico sobre su personalidad y acción política. Tanto para las inmensas mayorías que le apoyaron como para quienes le adversaron, Chávez se convirtió en el eje de la política venezolana. No solo era un asunto de carisma, sino que se convirtió-gracias a su gobierno- en el líder popular más importante de nuestra historia. Desde el rescate de la historia y geografía, la revalorización del legado indígena y africano, del saber popular, los planes de desarrollo endógeno y la articulación del territorio nacional.
Pero no solo en lo económico e histórico el chavismo logra contribuir con el proceso de identificación del venezolano, también en los aspectos sociales y políticos. El venezolano tomo conciencia de su situación en la estructura de las clases sociales, el papel de la burguesía, la clase media y los trabajadores, la democracia protagónica y el Poder popular. Venezuela es hoy el ensayo socialista más importante del mundo. Chávez rescate de la muerte al Socialismo, después de veinte años de neoliberalismo una voz se levanta contra el imperialismo y el socialismo vuelve a ser un proyecto político a escala mundial. Chávez rescató a nivel internacional una nueva imagen de Venezuela, ya no somos solo petróleo, aquí se desarrolla un proyecto humanitario que ha tenido claridad que éste es imposible sin reivindicar también la unidad latinoamericana y tercermundista.
Hasta el año 2001, las fuerzas políticas que liderizaba el Comandante Chávez se identificaban como "bolivarianos", pocos se definían como chavistas. Es después del golpe y del paro económico del 2002 y 2003 cuando este apelativo se hace común a los seguidores y defensores de Hugo Chávez. Pero es a partir del 2005 cuando Chávez asume el proyecto socialista y en el 2007 cuando se constituye el PSUV cuando el chavismo toma una unidad como doctrina política, superando el personalismo, trascendiendo al hombre.
Luego con su enfermedad y muerte el chavismo toma más fuerza como elemento de unidad de las fuerzas revolucionarias, pero también es necesario advertir el surgimiento de un proceso de culto cuasi religiosos sobre la figura de Chávez, que nada tiene que ver con principios políticos y por lo contrario hace de Chávez un ser inalcanzable. Como todo proceso de identificación el chavismo está cargado de símbolos e imágenes, pero como proyecto político no es suficiente vestir de rojo, cargar una boina o franela con la imagen de Chávez, se trata de debatir un pensamiento y dar continuidad a un proyecto de país que desde 1983 y durante 30 años se fue formando y aún está en proceso de formación, porque no es una doctrina religiosa: el chavismo no es una religión ni Chávez es Dios.
Recientemente, el presidente de la República, Nicolás Maduro, manifestó que el chavismo tiene actualmente más de 55% de aceptación en el país: "eso que históricamente se llama el chavismo lo que ha hecho es consolidarse y crecer. Refirió que esto es "como identidad de futuro, como expectativa de esperanza y de futuro"; y que ser chavista es "ser militante de la causa de Simón Bolívar y de la Independencia". Es obvio que Chávez fue y es aun la principal opción política y electoral de Venezuela y que en torno a su persona se dividen en gran parte las afinidades de los venezolanos y venezolanas, habiéndose convertido en la principal frontera que estructura lo político en Venezuela. Hasta los líderes de la oposición, como ex candidato presidencial Pablo Pérez, reconocen que: "El liderazgo de Chávez es insustituible: En este momento no veo a nadie que pueda llenar ese vacío del liderazgo del Presidente, no lo veo".
En el caso de Venezuela, en el contexto del proceso revolucionario encabezado por el Presidente Hugo Chávez desde 1999, se ha iniciado una política de reivindicación de los excluidos, no solamente otorgándole poder económico y político, sino reconociendo su papel en la historia. Desde el discurso presidencial, pasando por los programas de estudios de las nuevas universidades, La Misión Cultura y las otras misiones educativas, el Centro Nacional de Historia, los nuevos medios de comunicación se ha hecho todo un esfuerzo por rescatar y reconocer el papel del saber popular y toda la historia de la mayoría de la población que fue sometida, no solo económicamente y políticamente, sino marginados de la historia.
Desde el rescate de la historia y geografía, la revalorización del legado indígena y africano, del saber popular, los planes de desarrollo endógeno y la articulación del territorio nacional. Pero no solo en lo económico e histórico el chavismo logra contribuir con el proceso de identificación del venezolano, también en los aspectos sociales y políticos. El venezolano tomo conciencia de su situación en la estructura de las clases sociales, el papel de la burguesía, la clase media y los trabajadores, la democracia protagónica y el Poder popular. Ya no hay la menor duda de que el venezolano es muy distinto al ciudadano de hace una década atrás. Hay un gran avance en la estima del venezolano, en la consciencia social y política. Así mismo son muchos los campesinos, los indígenas, lo obreros a los que hoy sus condiciones de vida han mejorado. De esto no hay la menor duda y por esto el apoyo político que todavía acompaña al gobierno venezolano.
El carisma de Chávez, su discurso apasionado y diáfano fue un elemento a favor de la construcción de procesos de identificación del venezolano con el líder. Chávez fue, en sí mismo, un medio de comunicación imposible de ignorar y ahora de obligada referencia: buena voz, buen discurso; irreverente y ocurrente, demostró que acaso la tecnología puede ser accesoria, pero no las ideas. Pero Chávez y el chavismo no son solo discurso, es acción, es un programa político: la construcción del socialismo.
Jesse Chacón e Íñigo Errejón sintetizan los rasgos que su parecer, caracterizan al chavismo como proceso identificatorio: 1-La preeminencia de lo popular como núcleo de la comunidad política nacional. 2-Una resignificación soberanista, popular, latinoamericanista y antiimperialista del nacionalismo venezolano.3- La unión cívico-militar. 4- Redistribución de la riqueza petrolera. 5- Revalorización de la política en tanto que construcción pública y reivindicación de la democracia como ejercicio permanente y protagónico de la soberanía popular. 6- Una resignificación popular e híbrida de la religiosidad cristiana, con la reivindicación de Cristo como un revolucionario y de la comunión entre su humanismo y los postulados socialistas, desde una teología heterodoxa. Dicha combinación ha ayudado sin duda a su masificación y su conversión entre una suerte de sentido común entre los sectores más pobres de la sociedad. 7- El liderazgo del Comandante Hugo Chávez y la identificación afectiva con él son un componente central del discurso chavista y sin duda el elemento de referencia común que más estructura este espacio, e incluso el de sus adversarios. Se ha construido una relación directa de representación de masas en torno al nombre propio de Hugo Chávez, que designa ya un nombre común, una lealtad compartida y una mística generadora de un enorme caudal de energía política cuyos efectos son determinantes en la vida de Venezuela.
Solo diferimos de estos autores en lo referente al cristianismo, seguramente por nuestra formación marxista, consideramos que la carga tan grande del cristianismo en el chavismo ha causado obstáculo en la consolidación de la conciencia socialista. El chavismo matizado y edulcorado de bolivarianismo, cristianismo, humanismo, "buen vivir" suena menos radical, más nuestro. Por eso las ambigüedades con el marxismo, entre el autoritarismo militar o el demócrata, el revolucionario o reformista. A nuestro modo de ver estos matices le han hecho daño a la revolución, la han debilitado, con el discurso del amor, hermandad, se dispersa y se pone en minusvalía la conciencia y la lucha de clase, la teoría y la filosofía socialista, la claridad del objetivo del enfrentamiento al enemigo burgués y al capitalismo mundial. Continuará…