La Tecla Fértil

El picaresco robo de nuestra emocionalidad

la candidez ideológica se ha perdido y la política bastarda ha empezado a operar en los centros de motivación, tanto de derecha o de izquierda. es que nuestra idiosincrasia está en una jugarreta con nuestros principios morales. Estamos, ante un Consejo Nacional Electoral, que, permite lo burlesco y un acto oficial como militar, se convierte en una ingenuidad para nuestros jóvenes que forman tremenda pachanga ante los ojos de los parroquianos.

Para muchos, esto, no es delito, pero, los impostores actúan con torpeza al lado de los charlatanes y, la sociedad ve abismada como los debates y conversatorios sobre el tema electoral, queda en el papel Así que, la historia, reflejará nuevas versiones sobre el caso electoral, son veinte años, anclados en un mismo tiempo

Lamentablemente, tenemos una clase dirigente abúlica, cada quien, va a lo suyo y el pueblo que se defienda por sí solo. Es el populismo ligado con charlatanes que aprendieron en las cárceles como encopetarse para distraer y engañar al pueblo.

En pueblos y ciudades ha habido y seguirá habiendo imitadores, discípulos, émulos del diputado y del presidente. Sus aventuras se mencionan a la chita callando, porque dan pena. Engatusan con la invención de una larga lista de títulos académicos, oficiales y nobiliarios. Y de pronto, lo vemos dando charlas sobre ética y se roban las bolsas de comida. Reciben medallas, banquetes y hospedaje en los mejores hoteles y salen en la prensa, la radio y la televisión y se vuelan en busca de nuevos incautos. Farsantes, satisfecho atraen más farsantes. Han acrecentado el acervo de la picaresca nacional, mejor dicho, de la picardía institucionalizada. Y muy pocos burlados escarmientan. La mayoría, predestinada a dejarse hipnotizar por los vivos que viven de los bobos, permanece en espera del siguiente trol (a).

Estamos enredados, los motores de la productora no arrancan y, quienes manejan la tecnología se van del país, solo quedan los bachaqueros y el carro de Drácula, aquí, no hay trabajo, solo a futuro. Los residentes de mi país ya no quieren, ni desean el trabajo mancomunado. Nuestros jóvenes, pensando en el bienestar se van del país.

Necesitamos, un nuevo escenario político para fortalecer la economía y, tener una aportación para manejar alternativas que sean sustentables y, de esta manera dinamizar la economía.

Francamente, no tenemos ideología y las emociones toman su propio curso. La repuesta, deben tenerla aquellas escuelas de formación política que mando a fundar Chávez y que nos perdimos entre los supermercados y el diseño de la política agropecuaria, que, no arranca como motor.

También podríamos preguntar lo mismo para la producción industrial, la manufactura, el comercio, los servicios, y la respuesta racional es siempre la misma: prima la producción sobre la generación de empleo. Lo único que parece torcer esta contundente afirmación es el manejo del Estado en manos de gobiernos populistas. Por eso vemos en la administración pública tanta gente con empleo, pero sin oficio.

Priorizar la creación de empleo sobre la producción de riqueza, espanta a los empresarios y al mismo gobierno. Ninguno de mis lectores, ni los que se dicen comunistas, iniciaría una actividad económica pensando en crear empleo; esa es una obligación del Estado, no de los particulares. El tema lo traen estos a colación, cuando requieren permisos o subsidios del Gobierno, por ejemplo.

Si lo primero fuera ocupar a la gente, toca hacerlo todo manualmente; renunciar a ser eficientes, a la tecnología; toca especializar a los trabajadores en una sola actividad, como las castas en la India, y los acabados en la construcción. Es decir, toca meter a pérdida, al Estado como empresario con los males de ineficiencia y corrupción que acarrea.

Aplicándolo al campo, también se podría pensar en repartir la tierra en pequeñas parcelas, de modo que no puedan beneficiarse de la economía de escala; así habría mucho empleo, pero altísimos costos que trasladar al consumidor. Habría que subsidiar el sector, cerrar la economía para evitar la competencia de países más productivos que destruyeran el modelo, y se formarían mono u oligopolios, con un enorme poder político y económico: el pasado, o si viene, el comunismo.

Por el otro lado, priorizar la producción de alimentos (o de cualquier otro producto) es lo que haría cualquier empresario: utiliza la mano de obra absolutamente necesaria, automatiza lo que se pueda, maximiza la producción, y abarata los costos beneficiando de paso al consumidor, para poder vender en un mundo globalizado, y obtener ganancias, pagar impuestos, crecer y generar más empleo productivo. Suele ocurrir que este modelo, que en apariencia destruye el empleo, crea nuevas actividades económicas que incrementan la creación de empresas y la ocupación.

Para concluir, la creación de empleo es una obligación del Estado, que ha falta de iniciativa e idoneidad, la delega (en una economía capitalista) en el sector privado promoviendo la formación de empresas. Llevado al campo, lo racional sería, además de la construcción de infraestructura (vías, regadíos, entre otros), llamar al capital privado que provea semillas, tecnología, y maquinaria; con conocimiento suficiente del mercado global, para que sirva de iniciador y multiplicador de la actividad económica.

Dejemos, atrás la nostalgia y alegremos el espíritu en nuestras barriadas, somos gente bella y laboriosa y deseamos crecer en paz y no ser forrados en luto, tengamos cuidado de ese péndulo y admiremos la briosidad de nuestras mujeres que desean ver a sus hijos crecer en esta tierra del acertijo.

Venezuela, está en un proceso histórico. Es que, los gobiernos poco generan confianza de una manera deliberada. Y en algunos casos, todo queda en promesas y, debemos ir a un Pacto Social.

Por eso se debe cumplir lo que el gobierno les prometió a los campesinos de varias regiones del país y a los habitantes del país.

El Estado no puede ceder su autonomía ni renunciar a ella o al monopolio de la autoridad. No debe tomar partido entre grupos privados en competencia, ni entre sectores de la sociedad en pugna. Debe ser independiente del poder económico y no le debe temblar la mano para defender los derechos y las instituciones. Se debe poder contar con él para que se haga lo que es justo y para que tome las decisiones que requiere la solución de crisis, sin dejar que estas lleguen a un punto en el cual no hay soluciones razonables.

Tampoco se debe permitir invertir en bienes púbicos que luego no cuentan con recursos para su operación. Gran parte del problema es administrativo y de voluntad política. Es posible una reforma a fondo del Estado.

El principal problema fiscal del país es el clientelismo y la corrupción que prohíja. La mayoría de los programas que contribuyen a reducir la pobreza, por ejemplo, tienen recursos y tienen financiación. La educación, la nutrición infantil, los almuerzos escolares, atención a la primera infancia, y muchos aspectos del sistema de salud no funcionan porque los manejan mal y se permite que los políticos de la maquinaria u otras organizaciones extractivas les echen mano a estos recursos abusivamente.

A veces, como en el caso de los almuerzos escolares, no se conforman con llevarse una tajada, sino que se roban la mayoría de los fondos. Posiblemente hace falta plata en alguno de los proyectos sociales, pero comparativamente este es un problema menor comparado con el desperdicio y el despilfarro que proviene de la desviación clientelista de los recursos del Estado.

Limpiar al Estado de estas alimañas sería mucho más efectivo que cualquier reforma tributaria. Una reforma política basada en la voluntad y el compromiso de un presidente empeñado en liberar al país del yugo clientelista despeja el panorama fiscal y permite emprender cambios significativos, como poner a los pobres de primeros en la asignación del gasto público y llevar a cabo el programa de posconflicto sin angustias fiscales.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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