De entrada, los precios pagados por la compra de los medios de producción no son su valor sino aproximaciones del valor que haya costado a los vendedores, es decir del valor del dinero invertido por estos en dichos medios de producción. Ocurre que esos vendedores tampoco pagan al valor sino a una aproximación de este[1].
Digamos que el capital inicial debemos calcularlo en precios de mercado. Hasta ahí, el pensamiento de Paul Samuelson[2] luce correcto.
No obstante, lo que sí es valor es el monto de capital invertido para producir nuevos valores de uso, en dinero[3] pagado por el empresario que, como acabamos de decirlo, no necesariamente coincide con el valor de dichos medios de producción adquiridos como inversiones de capital.
Poco importa que una mercancía, con valor trabajo = 100, se pague al precio de más de 100, y las inversiones de capital necesariamente deben hacerse con compras de medios de producción y de mano de obra al precio del mercado.
Cuando Marx descompone el capital y analiza sus metamorfosis-traducimos nosotros-nos dice: El capitalista cambia su capital dinero por medios de producción a determinados precios que no vienen al caso porque sólo interesa el monto de su capital inicial a los efectos de determinar la constancia de estos costes durante el proceso de trabajo, a diferencia de lo que ocurre con el capital inicial invertido en la compra de la fuerza de trabajo o capital variable que también paga según los salarios que rijan en la bolsa de trabajo para los distintos tipos de trabajo técnico.
La idea es que la inversión en costes de producción calculados al valor no son determinantes para la fijación de los precios; estos, más bien, determinarán la ganancia efectiva según los altos o bajos costes; he ahí una fuerte excusa para negar la plusvalía, de parte del epilogismo burgués. Es también una razón de peso para que el inversionista vele por la compra de sus medios de producción a menor precio porque en ello le va máxima ganancia cuando, convertidos en mercancías, a aquellos logre realizar.
Desde luego, téngase en cuenta que minimizar los salarios o los precios de compra de los medios de producción no afecta el valor trabajo de estas fuerzas productivas porque, por ejemplo, si el valor de la fuerza de trabajo = valor de la cesta básica a los precios del mercado-inclusive-esos salarios deben ajustarse a dichos precios, y, precisamente, este monto salarial es el que Marx analiza y le va a demostrar su variabilidad dentro de la fábrica, así como la constancia de la inversión en los medios de producción[4].
Lo que Paul Samuelson no logró entender es que Marx valora la fuerza de trabajo activa según sus horas de aplicación utilitaria dentro de la fábrica dotada de los correspondientes medios de producción. Marx analiza lo que le ocurre a los medios de producción, y lo le ocurre a la fuerza de trabajo durante su transformación en nuevas mercancías, al margen de si ambas fuerzas son pagadas o no a su valor o según sus precios de mercado.
Cuando se crea plusvalía, a esta se la venderá a precios de mercado, pero no por eso dejará de ser valor, dejará de tener un valor originario dentro de la fábrica, en la producción, y no en la circulación, aunque en esta ese valor se distorsione.
Es que, sea que valoremos a precios de mercado o al valor trabajo, los asalariados crean más valor de cambio durante toda la jornada que el monto de su paga salarial[5], y este es punto que Samuelson no logró entender, pero que, aun así fue premiado con un Nobel burgués.
Con tales precios se trata de asientos contables necesarios para la cuantificación exacta del plusproducto, ex ante (plusvalía) y ex post de la ganancia, luego de realizarse la producción del caso.
Así las cosas, lo que terminamos recogiendo como costes son precios de mercado que, por depender de los valores de los insumos al momento, bien de compra, bien de venta, son valores dependientes, en su apreciación, de la oferta, de la demanda y del valor (trabajo) realmente insumido durante la producción de las mercancías, sean estas medios de producción, sean bienes de consumo final.
La inversión en salarios y demás costos de producción, que suelen ser en dinero contante y sonante, son precios ajustados equivalentemente al valor en dinero, pero, sólo mientras el dinero usado conserve su valor original.
Con esos costes en precios de compra y con los precios de venta se obtiene por diferencia la ganancia que también pasa a ser valor en dinero sonante y contante.
De esa manera, el empresario termina acrecentando en valor o en precios-es indiferente- la inversión que aportó desde el inicio de los procesos de trabajo correspondientes, a manera de cristalización de una ganancia proveniente del trabajo impago de sus trabajadores, de la plusvalía. Esta, por definición es el valor del plusproducto que al lanzarlo al mercado se venderá al precio que en este rija.
A continuación un juego de ecuaciones demostrativas numéricamente de lo que venimos planteando con miras desmentir las afirmaciones del Nobelado Samuelson:
Precios de mercado
Ctal. Constante Ctal. Variable Ctal Inicial Plusvalía g’
I) 250 40 290 40 13, 8%
II) 80 20 100 20 20%
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Total 330 60 390 60
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Fig. 1
En esa figura todos los datos están expresados en precios de mercado. Para una tasa de plusvalía = 100%:
Para una economía equilibrada, es necesario que se cumpla la siguiente ecuación:
Precio CII =Precios Ctal. VariableI + PlusvalíaI
Sólo así se reponen los medios de producción y los salarios de ambos sectores para operar bajo una economía de reproducción simple. La demostración la obviamos puesto que el sector I da cuenta de sus propios medios de producción, y el sector II, de sus salarios y su plusvalía.
Efectivamente, en la Fig. 1 la ecuación de equilibrio está plasmada:
80 (Ctal. Constante II) = 40 (Ctal. Variable I) +40 (Plusvalía I).
Ahora vayamos a la transformación de esos valores, expresados en precios de mercado, en precios de producción, lo que ha dado lugar a un supuesto problema, según el cual Marx entraría en contradicciones con la teoría del valor de la cual es autor definitivo y exclusivo.
Esta transformación es necesaria para estabilizar el sistema para que ambos sectores alcancen una misma tasa de ganancia o ganancia media ya que hasta ahora el sector I obtiene 13,8% como tasa de ganancia, mientras el sector II obtiene 20%, como se aprecia en la misma Fig.1.
Así, a través de los precios de producción, el sector I demanda 250 + 40 + 44,6 = 334,6, datos tomados del siguiente cuadro que modifica los datos expresados en precios de mercado:
c v g c v pl.
I) DEMANDA 250,0 40,0 44,6 = 334,6 OFRECE 250 40 40 = 330,0
II) OFERTA 84,6 20,0 15,4 = 120,0 DEMANDA 80 20 15,4= 115,4
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Asimismo, el sector II ofrece 84,6 para satisfacer la nueva tasa de ganancia y la reposición de capital variable del sector I (15,4). En esas ecuaciones, se observa el sacrifico de parte del plusvalor del sector II en favor de una sobreganancia del sector I.
La tasa media de ganancia = 15,4% satisface a todo el empresariado y por tal razón la economía luce estabilizada:
84,6 (oferta del sector II al sector I) =
40 (Ctal. Variable I) + 44,6(ganancia del sector I) = Demanda del sector I al sector II.
09/12/2017 06:15:44 p.m.
[1] Esas compras y ventas suelen realizarse en precios de mercado porque en la fase de circulación de las mercancías influyen fuerzas externas que modifican su valor, particularmente los desajustes de oferta-demanda.
[2] Furibundo y galardonado crítico de Marx, obstinado en negar la explotación de los asalariaos, de la teoría del valor trabajo.
[3] Se entiende que, por definición, el dinero funge como medida de los valores y como patrón de precios. Sábese que también que si el patrón es oro, por ejemplo, este también puede variar y sería necesario hacer los ajustes correspondientes. Mientras tanto, las monedas pueden revalorarse o devaluarse. En estos casos, si el oro sube, las monedas salen de la circulación para ser vendidas como oro. Si el oro baja, los precios tienden a subir porque las monedas lucen devaluadas.
[4] De tal manera que, independientemente de que en la circulación se opere con precios y sólo sea en la fábrica donde se creen los valores, serán los precios de compra de los costes incurridos y los precios de ventas realizadas los que demuestran a cuánto asciende la ganancia y de dónde proviene esta.
[5] Por supuesto que es posible-con baja probabilidad-que el valor creado por el asalariado durante su jornada no alcance en el mercado el monto de sus salarios, pero eso sólo invitará al patrono a ajustas hacia abajo dichos salarios.