El socialismo es una necesidad definitiva para todos los pueblos del planeta que habitamos; es sencillo suponerlo si echásemos a la balanza los dos grandes sistemas, en contraparte, el capitalismo.
El faramallero Voz Deniño León -no faltaba más- no esperó enero sino que ya salió al ruedo, cual visionario chimbo, a dibujar un infierno para Venezuela el próximo año 2018; mas, la información correcta no sólo tiene que ver con la verdad sino además con la ética, al menos así pienso yo.
Y es que se aproxima un año electoral, por lo que era previsible que la plomazón de la oligarquía financiera económica capitalista y chupasangre empezara temprano, por lo que para la revolución ya no hay tiempo para perder el tiempo y, en consecuencia, también responder así como un buen torero hace con su capote pero, especialmente con la espada, contra la fuerza bruta del toro que embiste; a decir verdad yo no considero a Voz Deniño como toro alguno sino como un becerro, pero hay que ver en perspectiva los factores que mueven los hilos detrás del telón e ir calentando el brazo así también, dicho distinto, como el pitcher antes del juego.
Cuando en la guerra te hagan una escaramuza por el norte, tú ve y manda una patrulla a explorar el sur, come avispa porque cigarrón atora.
El orsonwelleano becerro, como adivino es de reputación poco envidiable, nunca pega una contimás dos, e inclusive a tal punto que si él le echa un tiro al piso, lo pela; ahora cual pitoniso y como si hubiese leído la borra de café a todo el pueblo venezolano él dibuja un mapa catastrófico para la Venezuela del próximo año; y, ¡qué fino qué preparado -dirá un escuálido-; y, qué chafarote -habrá de exclamar y con razón el contraescuálido-! Y, ¿cuál razón, por ejemplo?
Ah, ahí está una arista de la guerra psicológica, hartar de malas noticias al pueblo ya que una mala noticia te hace tender a la tristeza y te llena de miedos y muchas veces al odio, éste, un ingrediente mucho más complejo en ese malísimo e inducido coctel psicológico; y al tener miedos y odios, especialmente los miedos y los odios profundos, valga decir los miedos subconscientes, eso te desmoraliza y al desmoralizarte tú decaes y al decaer te cazan mansito, sin pelear; eso es lo que dicho becerro, por encargo del que mueve los hilos desde un laboratorio de guerra sucia, pretende hacer. Yo defino todo eso como los factores invisibles pero que se manifiestan tangibles cuando cuadrillas de escuálidos queman vivas a personas, crímenes incalificables.
Mas, la tristeza es inútil, de ahí que tú notes una diferencia resaltante entre un escuálido y un revolucionario, la tristeza y la alegría a pesar de inclusive compartir el mismo contexto.
La alegría siempre se traduce en esperanzas mientras que la tristeza, en pesimismo, en amargura; todo eso me hace pensar empíricamente que el desenlace de ambas conductas a su vez se traduce en votos para la revolución, justificadamente, y en votos para la contrarrevolución, respectivamente.
Si el referido fantoche personaje dizque analista de datos pretende y por encargo llevar al pueblo al pesimismo al augurar un caos total para la Venezuela venidera, eso no es gratis, seguramente, hay mucha gente que como él le alquila su cabeza al enemigo de su propia patria, gente sin escrúpulo que se hace eco de la especie y si nosotros no le paramos los mochos de frente y con determinación ahora mismo, más tarde tendríamos que lamentar no haber salido al paso a esa solapada guerra sucia.
No se trata de pretender sacarle el cuerpo a la difícil situación que hoy aqueja al pueblo, todo lo contrario, esclarecerla pero al mismo tiempo establecer las causas y planificar las vías para solucionarla; evitar que el pesimismo nos arrope y disponernos para trabajar y trabajar más duro en función de la soberanía y la independencia de la patria.
A los charlatanes hay que ponerlos en su sitio, de nada vale que tú tengas un dato pero que no sepas que hacer con él, al dato hay que saber utilizarlo y transformarlo en fuerza y en potencia para el desarrollo, lo que no hace el sujeto de marras porque él cree que nosotros somos pendejos y que no olemos el tufo de su reputación de embustero, de hablar aguado, que desdice de la cultura universitaria dado que él se dice economista y "encuestadista", hace de maromero con datos que no se sabe de dónde los ha sacado, con sus piruetas verbales y exactitudes meteorológicas él pretende apostillarle un interés extraño a la voluntad inquebrantable del trabajador en defender la revolución que es decir la patria de sus hijos, de los que se han ido y de los que vendrán porque, eso sí, nosotros tenemos noción de pueblo y noción de porvenir.
Yo no sé qué tendrá por dentro ese tipo -Voz Deniño León- pero, al menos hasta ahora sus "exactitudes" no han tenido realidades que las sustenten sino todo lo contrario puesto que él en vez de apegarse a lo elemental, decirle la verdad al pueblo, en su afán de asustar descarga su arsenal de prejuicios, busca pleitear para abatir la alegría del pueblo pese a las enormes dificultades contra las que batalla y batalla; se trata de nuevos intentos de hallar una rendija por la cual entrar a joder a los trabajadores.
Bueno, tampoco es que el aludido fulano sólo diga falsedades, también dirá verdades a veces, seguramente, y eso habría que reconocerlo, por ejemplo, de seguro que cuando él se come varias hayacas se le quita el hambre y si lo proclamase eso sería perfectamente creíble, se le otorga el beneficio de la duda; si bien él confunde las profundidades ideológicas del pueblo al que ataca, es evidente que las culinarias no.
Postfacio:
Resumidamente, creo que Voz Deniño desdice de su cultura académica y hace de su profesión un acto devaluado, dada su menguada palabra; cualquiera diría que él está más extraviado que el hijo de Limbert pero yo pienso que no sino que miente adrede, y vuelvo a darle el beneficio de la duda al señalar que, sus palabras, al menos son discutibles.