Maduro, le falseó al pueblo venezolano. Creó un ambiente con muchas astucias, pero, con una sola percepción, que a la larga es una falacia, nuestros niños necesitan trompos y papagayos, nuestras niñas lo que piden es muñecas de trapo de Los Andes Venezolanos. Así que los rumores quedaron de demás y, lo peor, esas historias al creerlas, actúan y deciden. Así han ganado las últimas elecciones electorales y el apoyo incondicional del CNE, lo negativo viaja muy rápido y, la gente viaja muy rápido en él, hasta hacerlo una creencia colectiva.
Cierta parte de nuestra sociedad muchas veces se victimiza, adolece de la posverdad y juega su papel, se desaniman, se desencantan o se enojan, en tales casos, el sentimiento colectivo es negativo, es enfermizo. Quizá, como en muchas ocasiones, cuando empezamos a sentir los síntomas de una enfermedad, asumimos una primera actitud de rechazo, es decir, negamos la enfermedad; al ver que los síntomas no desaparecen, el mecanismo de defensa nos induce a autorecetarnos, los más temerarios encuentran la receta más agresiva al mal, equivalente a adquirir el antibiótico más potente para la infección más simple, otros, simplemente dejamos espacio a la hipocondría y nos sumergimos en un mal que no existe, muy pocos esperamos el verdadero diagnóstico de nuestro padecimiento, a veces, como me dijo un amigo médico: "Utilizamos una bomba atómica para matar una mosca y, en otras, sentimos que morimos en un vaso con agua".
Simplemente, han engañado al chavismo, una manada de troleros que se la inventaron para enchufarse y deslastrar a los seguidores de Chávez y, apoderarse del Psuv.
En esta época de fugacidad y rapidez con la que viajan las noticias en medios de comunicación y redes sociales es imperativo para el gobierno estar atento y reaccionar con oportunidad y precisión ante hechos que enardecen a la sociedad, no estarlo es condenar al gobierno a las hieles y a la crítica no siempre fundamentada de las multitudes.
Siempre, hemos estado en crisis mediáticas y con ese concepto hemos sorteado las últimas tendencias políticas, pero, esta claro que el funcionamiento del sistema no ha servido y la figura presidencial, se ha ido por el piso y, el desarrollo de la crisis ha tenido desaprobación de cada comunidad venezolana, todo amparado por las religiones y un calco de cristianismo
A casi 5 años del inicio, la falta de una efectiva estrategia de comunicación social y manejo de crisis han llevado a un histórico 84 por ciento de desaprobación de la figura presidencial, ésta será la gran falla del gobierno, habrá vencido lo negativo a los cambios positivos que no queremos ver.
Dado que creer es una condición humana, cuando se deja de creer en algo, el ser humano creerá en otra cosa; por siglos, la creencia se ha resumido en las religiones, últimamente han aparecido nuevas fuentes de creencia colectiva: la ciencia y el internet. Lo que se lee en internet para un gran número de personas es considerado verdad. Resulta paradójico que, en esta época en que la ciencia y la tecnología han avanzado de manera vertiginosa, la creencia de la sociedad cada día está más lejana de la realidad.
En este ambiente, en 2018, millones de venezolanos, vamos a elegir a la persona que liderará al país. Si la votación se realiza bajo las emociones del desencanto y el castigo social, todo lo que sea distinto a lo actual tendrá una oportunidad de ganar y, no por el proyecto, eso parece no importar, sino porque la gente no cree en el actual gobierno y quiere romper con él. La decisión no es menor, se puede apostar por la continuidad, por un cambio responsable o, por la "promesa utópica" que nos lleve a perder lo logrado hasta ahora, Lo que viene, Aguilar Camín lo resume de esta manera: "…ahí donde todos dicen ya no creer en nada, debe haber unas ganas enormes de creer en algo que rompa con todo".