En el desarrollo del pensamiento de los economistas clásicos, el problema de la renta de la tierra y la distribución del excedente fue un tema de ineludible consideración.1
Tema que fue recogido en las investigaciones sobre el caso venezolano, en particular, al analizar el ¨colapso del capitalismo rentístico¨.2
Cuestión que debemos considerar como un elemento casi permanente de lo que ha venido ocurriendo en el país, en especial, a la luz de la experiencia de gobierno, del período 1999-2012, donde se realizó un inaudito esfuerzo por tratar de cancelar la deuda social, acumulada posiblemente desde los tiempos de la iniciación venezolana a partir de 1830.
Del territorio cada vez más reducido de Venezuela a partir de las pérdidas sucesivas del mismo hasta llegar hasta nuestros días, y no se trata del más de un millón de kilómetros cuadrados en tierra firme, y los otros 600 mil de aguas en el Mar Caribe, desde donde proviene esa ansiedad de posesión física para cerca de 30 millones de seres humanos en la actualidad; lo que planteamos acá, es lo que se encuentra por debajo de la superficie que ha originado un provento económico que todos y cada uno de los habitantes consideramos como de propiedad individual y personal, por aquel simple y expresivo dictum ¨dame lo mío, con lo mío no te metas¨, la gota, el chorro, o los barriles de hidrocarburos distribuidos en un per cápita, idealizado, que aún hoy políticos que viven del oficio, se atreven a declarar que se le entregue a cada uno, la propiedad indivisible de dicho provento, sin haber dedicado la más mínima gota de sudor para tenerlo, al extremo, ya cínicamente, al hablar y pretender la construcción de una sociedad socialista donde ¨una suerte de ideal que es la sociedad sin más propiedad que la sostenida por el esfuerzo del trabajo¨, no la que se imaginaban los clásicos, sino la actual en tiempos modernos, del Socialismo en el Siglo XXI, donde prive la lógica del metabolismo del trabajo y no la del capital.
Paradojas de la existencia humana, en cuestiones que envolvemos fácilmente en la llamada ¨cultura rentística¨ que permea hasta el propio ADN de la mayoría de los habitantes de Venezuela.
Ser terrateniente territorial de lo que se encuentra por encima del suelo, pero también lo que yace en el sustrato de dicha superficie, eso sí, regalado, dado que lo reclamamos sin oficio, de derecho inalienable, sin discusión alguna, cuando se exige la propiedad individualizada, como si la hubiésemos trabajado a más no poder, en el sentido también de otro clásico de la Economía Política, cuando afirmaba que la RENTA era como ¨el cosechar donde nunca se ha sembrado¨.
Para que trabajar en ese mar de abundancia de recursos naturales a nuestra disposición con poco esfuerzo y conocimiento, si es que se puede devolver la aguja de los tiempos para regresar a aquellos de los recolectores, de los cultivadores, de la agricultura, aún cuando ya nos encontramos en el Siglo XXI y podemos seguir conformándonos con ¨darle palo a la piñata¨ de la renta de los hidrocarburos, y continuar siendo igualmente felices o más en esta Tierra de Gracia, dotada de un desgobierno cuya palabra al igual que la de los charlatanes más impropios, continúa ¨aprobando recursos inexistentes¨, con una giga inflación agobiante a los bolsillos de quienes viven de su trabajo y de una remuneración salarial, con la promesa de ser todos propietarios individualizados de una renta que nos pertenece como verdaderos propietarios territoriales.
Propietarios territoriales luchad por vuestros más genuinos intereses, ahora con más ímpetu dada la aparición de la magia tecnológica, computacional y matemática, de una moneda virtual descentralizada. Éxito y suerte en tan encomiable Misión. Cosas veredes Sancho…
1 Asdrúbal Baptista. Asdrúbal Baptista. Límites de la Economía Política. Consideraciones acerca de una Ciencia Histórica. (Caracas. Editorial Panapo. 1996). (pp. 427-446).
2 Asdrúbal Baptista. Teoría Económica del Capitalismo Rentístico. (Caracas. Ediciones IESA. 1997).