No quería, no tenía intensión, ni ganas de participar en un debate por una pieza de carne que para muchos da sentido a la navidad, pero definitivamente lo simbólico tiene una fuerza enorme en el ideario colectivo, siendo capaz de generar los más contrastantes estados de opinión. Algunas veces le escuche decir a Belén María (mi abuela) que "lo que se va a hacer no se comenta, sino hasta que está hecho", decía ella que era para que no se fueran a "caer" los planes, la sabiduría de mi abuelita cabe completa para el ejemplo de la noticia del señor porcino en cuestión.
Según mi particular opinión, lo único que no fuese hecho de ser Nicolás en un diciembre comprometido (como el que pasamos), seria anunciar algo que aún no está totalmente asegurado, y es que, la gente que como mi abuelita no tiene Facebook, Twitter, Instagram y, etc; se quedó con las ganas de recibir el fulano pernil creyendo que el problema es que no llegó, sin entender todavía la total realidad de nuestro verdadero problema. Yo misma hablando con algunas amistades constate que hay quienes no entienden las dimensiones de las sanciones económicas que hay sobre Venezuela, no comprenden el porqué el estado está tratando de tener un soporte económico que no sea necesariamente en divisa extranjera controlada por nuestros sancionadores, esto sumado a que se le atropellan los tiempos y las explicaciones, en una dinámica perversa entre un presidente haciendo esfuerzos para quebrar una guerra económica y un mercado decidido a que la olla de presión reviente, desatando un caos para que cualquiera, menos el pueblo, pueda "resolver" la situación post desastre. Aquí no estamos hablando de un pernil, se está hablando de una lucha de poderes, el que compra el pernil para venderlo bajo subsidio al pueblo, versus el que mete presión para que no llegue, el que sube los salarios, versus quien sube los precios de los alimentos, y así en medio de ese conflicto el pueblo.
Sin embargo, todavía hay quienes dudan de quien es el lobo y quien la caperucita en este cuento, caen como avalancha criticas, acusaciones, ineficacia, burocracia, corrupción, omisión y traición, ante todo esto, un pueblo que aguanta estoicamente la situación, aferrados en que sea Nicolás quien detenga esa avalancha, así es la esperanza, terca, noble e infinita. Vamos llegando a un llegadero donde es definitivo que nos sumemos a ayudar, o seamos parte del problema, la oportunidad perfecta para ser parte de esa solución es la discusión / debate para la construcción del plan de la patria 2019 - 2022, más allá del pernil, de los errores, de los conflictos, debemos reconocer la evidente intención de una revolución bolivariana por batallar para salir del foso al que desean condenarnos los poderosos, enemigos del pueblo desde siempre, dueños del mercado, los alimentos, las industrias, pero no de nuestra dignidad que no está en juego ni se negocia. Siguen vigentes las palabras de Hugo Chávez de ese histórico 8 de Diciembre del 2012, "No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la patria. No, no podrán… Los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, estamos en unidad, lucha, batalla y victoria" Segura estoy más que nunca que juntos ¡Venceremos!