Mi artículo del sexto día dedicado a Rafael Ramírez fue enviado el sábado, antes de la publicación por su autor del escrito que hoy encabeza la página de aporrea. Sigo teniendo la misma opinión después de leerlo.
Mi reflexión del fin de semana es sobre un tema de palpitante interés. Sobre eso que han dado en llamar el II Plan de la Patria que, a mi juicio, es un título estrambótico, inoperante y temerario. Sobre todo porque estimula la perspicacia de quienes cuestionan al gobierno por supuestamente querer imponerle a la revolución bolivariana un rumbo diferente al legado de Chávez. Sobre esta materia hay mucha tela que cortar pero con ese título tan rebuscado sus inventores se la están poniendo bombita a los detractores de la obra chavista.
Si por allá, por los altares de la revolución, pudiera oírse mi humilde palabra "desde el fondo de una cueva" les recomendaría, a los que toman las decisiones, que cambiaran su propuesta de elaborar un II Plan de la Patria por la de hacer una "Implementación del Plan de la Patria para su cumplimiento en el período de gobierno 2019-2025". No es lo mismo la gimnasia que la magnesia. Al buen entendedor pocas palabras.
El Plan de la Patria es un programa de gobierno para la transición al socialismo. No hay que buscarle las cinco patas al gato a la obra original de Chávez. Ya nos pasó una vez con el referéndum para la reforma de la Constitución y pusimos la torta por oportunistas. El pueblo le propinó, aquella vez, la primera gran derrota electoral al chavismo. Ahora estamos repitiendo los mismos pasos, de enredo y confusión, sin ninguna explicación ni necesidad.
En aquel momento histórico las mayorías chavistas no comprendieron o no supimos explicarle lo que buscábamos con la reforma de la Constitución Bolivariana después de haber pasado tanto tiempo considerándola el desiderátum. Ahora después de haber llevado el Plan de la Patria a límites superiores de lealtad con el legado de Chávez vamos, de golpe y porrazo, a sustituirlo por una segunda parte. No y mil veces no.
Si el cuento es para lograr una campaña electoral victoriosa ninguna mejor bandera que el Plan de la Patria de Chávez con su lógica, imprescindible y metodológica implementación para su cumplimiento. Lo otro es transitar por los improvisados caminos de la aventura política.