Ayer recibí la notificación de Nicolás Maduro otorgándome el Bono de Reyes. No sé los demás pero yo recibí el 2018 sin un centavo. No me puedo quejar pero esta vez no hubo regalos, estrenos, viajes, pintura del apartamento ni otros gastos tradicionales y mucho menos ahorro porque todo se fue en las hallacas gracias a las cuales la fiesta decembrina contó con su ingrediente principal y las últimas que quedan siguen solucionando el grave problema de la alimentación. Así que mientras llega la quincena este subsidio directo nos cae como pedrada en ojo de boticario.
No veamos el asunto desde un punto de vista personal. Aquí a todos nos está llegando el agua al cuello. Si todavía podemos respirar es porque las políticas sociales del gobierno achican el capitalismo salvaje que nos ahoga pero el problema se sigue acrecentando, cada vez más, por el dejar hacer, dejar pasar… la frase original es "laissez faire, laissez passer", lo cual ha convertido a Venezuela en un paraíso para el liberalismo burgués. Venezuela es el cielo soñado de los que se oponen a los controles y defienden el libre mercado. Puro neoliberalismo pues.
Las mejoras sociales, dentro del sistema capitalista, a las cuales Rosa Luxemburgo llamaba reformistas no son negativas. Son a veces necesarias para proteger a los trabajadores como en efecto lo hace Nicolás Maduro con los aumentos salariales, las pensiones, las misiones y los bonos. Pero hay que tener claro que las mismas no son cambios estructurales del sistema ni abren el camino de la transición al socialismo. Los exministros de Chávez que ahora están pidiendo la cabeza de Maduro eran también reformistas y nadaban como peces en el agua con sus aliados capitalistas. Ninguno de ellos tiene autoridad moral para criticar a Maduro. Simplemente están resollando por la herida.
Pareciera que el gobierno y el PSUV se han impuesto como tarea prioritaria, digo yo, la táctica de mantenerse en el poder. Esto es lo único que les interesa por ahora. Una vez asegurada esta posición estratégica será posible garantizar la transición al socialismo. Eso explicaría muchas cosas y hasta podría decirse que es válido para derrotar electoralmente a las fuerzas de la derecha en sus intentonas restauradoras.
¿Será que Presidente Maduro ha sido subestimado y podrá lograr el cometido de conducirnos al socialismo? Si es así se podrá decir, más adelante cuando se cumplan los sueños, que Maduro sería para Chávez como lo fue, en Ayacucho, José Antonio Sucre para el Libertador.