Lo que vamos viendo en estas terribles circunstancias es para que nos preparemos, y vayamos cogiendo alguna posición en los frentes desatados de esta GUERRA. Esta es una guerra que no dudo en calificarla tan horrorosa como la Guerra de Vietnam desatada en la década de los sesenta por Estados Unidos; más larga que aquella, tan costosa, con tantas víctimas en disímiles escenarios y batallas, con la gran diferencia que en ésta los gringos no están poniendo un solo muerto. Una guerra en el que las balas y los misiles van camuflados en las redes, en las mentiras y rumores criminales; en las traiciones de los cobardes que en un tiempo estuvieron en nuestro bando; en la ingente cantidad de compatriotas que mueren por las guarimbas,… las trancas, los sabotajes, las enfermedades que cunden por el estrés y el terrorismo permanente instigados por los gringos; los traumas sicológicos, el cáncer silencioso y devastador en gente atrapada en este horror; en el bachaqueo, el contrabando espantoso hacia Colombia, Aruba y Curazao; la especulación, la atroz escasez de efectivo, de alimentos y medicinas.
El presidente Nicolás Maduro resiste, no se rinde y permanece y permanecerá en batalla sin descanso y sin retroceder un ápice frente a ese monstruoso enemigo, el imperio norteamericano y sus lacayos de la Unión Europea. Es una Guerra que me atrevo a decir es más dura que la que enfrentó Vietnam, porque en aquella ni Francia ni Inglaterra como tampoco Canadá se aliaron con el imperio norteamericano para atacar las fuerzas del Viet Cong, pero todos estos miserables países junto con la internacional de los arrastrados latinoamericanos están embanderados contra nosotros (Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Brasil, Argentina, México, Guatemala, Honduras, Uruguay, Panamá,…). Prácticamente todo el mundo occidental. Mejor prensa internacional que nosotros tuvieron los vietnamitas del Norte que resistieron en aquella época a los malditos gringos y sus lacayos.
El billete gringo vuelve a moverse a millón en varias importantes ciudades (Caracas, San Cristóbal, Mérida, Maracaibo, Valencia,…) hay movimientos extraños para impulsar un "estallido social" que haga añicos el DIÁLOGO en República Dominicana, y "fortifique el ánimo de la oposición en este estadio pre-electoral 2018…". Se planifican, además de recrudecer la escasez de alimentos y medicinas, nuevamente grandes trancas, quemas de buses y sedes del gobierno y alentar un fuerte estado de terror en nombre de la llamada "crisis humanitaria"… A este nuevo plan conspirador, terrorista y guerrerista se unen ahora con mayor intensidad todas las llamadas universidades autónomas, quienes ya están advirtiendo que se paralizarán (técnicamente) y que dejarán de dar clases, cerrando sus aulas de manera definitiva. No olvidemos que estas universidades están en permanentemente contacto con la embajada norteamericana y que responden todas ellas a los intereses gringos.
Paralelamente, en pleno proceso, os advierto, se proyecta un gran blackout comercial con levantamientos armados, y el pretexto de grandes saqueos. Desde hace dos semanas permanecen sin alimentos varios supermercados…
A la par de estos ataques, ¡Dios mío!, los nuestros no dejan de meter la pata horriblemente: un grupo de lagañosos que se creen revolucionarios llegan e invitan a una reunión en la casa del partido a los panaderos, quienes sabemos suelen comportarse como los más grandes ladrones del planeta.
¡Cómo se les ocurre!
Se reúnen con ellos para acordar una entrega de harina de trigo, en lugar de traspasársela toda a los CLAP’s. Un verdadero revolucionario grita: "-…pero cómo se atreven ustedes a estar entregándole ese valioso bien a nuestros más grandes verdugos", y al pobre lo mandan a callar por irrespetuoso y de ipso facto es declarado contrarrevolucionario, antichavista. Afuera, una vez terminada la reunión, estos panaderos que habían sido recibidos con pompas y loas, aplausos y fanfarrias, abrazos y besos, por los cándidos y virginales "revolucionarios", en retirándose buchones y bien apertrechados (frotándose las manos), maldicen con frases de todos los tonos y colores al pobre gobierno: "-¿Pan para el pueblo? ¡Que se joda!"
Una situación, que se ha repetido con estos degenerados mercaderes más de mil veces desde que Chávez tomó el poder, ¡y que todavía sigamos dándoles armas para… que nos destrocen! (¿Qué revolución es esa?).
Para donde uno mire, al gobierno lo han perturbado pavorosamente, que si:
- PDVSA.
- Colombia, Curazao y Aruba.
- Los empresarios que piden créditos al Estado y huyen con millones de dólares como ratas.
- Los bancos que negocian con los bachaqueros y contrabandistas de Cúcuta y Maicao.
- Los quintacolumnas…
- Ahora un montón de carajitos "rojos y en pimpollitos" que todavía cagan verde y que los ponen a dirigir frentes esenciales de la patria (¡dónde se ha visto!).
¡¿¿¿¿¿¿¡¡¡¡¡¡Hasta cuándo…!!!!!!!!??????!
Una de las grandes tragedias que está ocurriendo en este proceso, como diría el poeta Rafael Alberti, es que en nuestros propios cuadros, muchos no saben lo que es una revolución ni que es ser revolucionario. (Algunos creen que un revolucionario es un carajito que viste deportivamente, brinca y salta, y se retuerce con un sardónico tumbaíto…, tumbaítos que a veces se parecen a los de Obama…). Aquí fueron grandes revolucionarios Bolívar, Sucre, Simón Rodríguez, Hugo Chávez…, y reitero, también es revolcuionario el presidente Nicolás Maduro, y que está haciendo lo imposible por impulsar este carro con miles de atascos y traiciones en el camino.
La primera obligación de una gran conductor de pueblos es no rendirse, es nunca entregarse; es resistir en medio de todos los horrores que le plantee el enemigo, tal cual como hizo Bolívar, como lo hizo Ho Chi Minh y lo hizo Fidel Castro. Y es lo mismo que está haciendo el presidente Nicolás Maduro. Los cobardes, de cierta izquierda exquisita, quieren que Maduro se arrodille, que se rinda, y que pida cacao. Nuestro deber es luchar no importando cuán duro y terribles sean las adversidades que tengamos que afrontar. Por ahí, unos mulatos o zambos, unos criollos a los que Trump llamo antier mierdas, andan buscando desesperadamente entregarse para que los gringos los desprecien, los violen y los mande al infierno.
Pero, ¡Ay Dios mío!, cuando a los pichoncitos los dejan con responsabilidades esenciales, y entonces cogen (brincando y saltando) a manguarear y se dejan marear por la ultra experta derecha... ¡acordarse con panaderos! …
A estas alturas, evidentemente que el gobierno ha perdido varias batallas en la guerra económica, y que en medio de tantos vaivenes decretatorios, sólo se percibe un extraño reforzamiento de esta derrota. Esto lo ve uno recorriendo todos los comercios. Es imposible detener el alza de los precios y en cada artículo uno ve esta insultante etiqueta: "Toma, coño de tu madre, atrévete a comprarlo si puedes".
(¿Y qué hacen los carajitos engalanados que brincan y saltan?, ¿en qué frente de batalla están? Chamos, no se es revolucionario por el peinado ni por la pose ni por el tumbaíto, insisto, salgan a caerse a trompadas con los ladrones que nos están acabando al país).
(Se lo digo a estos patiquines saltarines por todo el cañón: ¿Para qué sólo conformarse con ser miembro de un partido si se puede alcanzar la grandeza de Chávez o del Che Guevara dejando una huella sublime en el pueblo?) Recuerdo la frase de un sabio: ¿PARA QUÉ SER CURA SI SE PUEDE SER SANTO?
Y volviendo a los criminales usureros: el pueblo que entra a los comercios y que da un triste recorrido por los pasillos, emboscados por estantes casi vacíos o con productos con precios ultrajantes, acaba saliendo cabizbajo, con el rabo entre la piernas, sintiendo en lo más profundo de sí que lo han coñaceado, que lo han humillado horriblemente. Y luego, ya en la calle, con las manos vacías, mira hacia el horizonte, y se pregunta: ¿Qué podría hacer yo para enrolarme como un soldado en esta guerra? ¿Dónde estará el gobierno que dice protegerme para acompañarlo?, con este aumento de sueldo que ya largamente se han chupado los mercaderes. No sólo que se han chupado, peor aún: ¡ES QUE NO SE CONSIGUE CÓMO USARLO! (Es que entonces esconden las vainas para que cuando vuelvas dentro de una semana con el bono de reyes sólo te puedas llevar ni medio kilo de auyama).
Porque ese pueblo sabe además que la mayoría de los productos que no aparecen en los estantes de los comercios, insistimos, están escondidos, y que esto forma parte de una medida de los usureros en la estrategia para desmoralizar y echar abajo el proceso revolucionario, provocando un GRAN BLACKOUT COMERCIAL.
¿Qué le puede resolver al pueblo que multen o sancionen comercios, cuando ante sus ojos ve reproducirse esta hidra por doquier, (¿Porqué no son sancionados y cerrados esos comercios, no sólo de alimentos sino también las ferreterías, ventas de repuestos, de ropa….de qué sirva que llegue la SUNDEE hoy, si al día siguiente vuelven por sus fueros a reventarle el bolsillo al ciudadano?)
El comercio a lo largo y ancho del país está actuando de manera violenta, desaforada y muy criminal contra el pueblo.
Que todo el comercio que agrupa a ciento de miles de estafadores está influyendo fatalmente en millones de impotentes y tristes venezolanos, que van escuchando por doquier que la maldita situación que estamos sufriendo es culpa del proyecto socialista.
Pareciera en definitiva no entenderse que el comercio:
- Conspira, muerto de la risa, para intentar derrocar al gobierno.
- Es guarimbero por naturaleza.
- Está firmemente aliado con DolarToday.
- Aprueba ferozmente el contrabando y el bachaqueo.
- Roba inclementemente, propiciando una hambruna y una desesperación espantosa en la población.
- Está incapacitado para entenderse con ninguna clase de política socialista.
- Tiene un fin clarísimo: estafar e insuflar odio en la población, para que se desate una matazón de chavistas, y en pocas palabras convertirse, después de la CEV, en el mayor inspirador de una guerra civil en Venezuela.
De modo, que se debe comprender de una vez por todas, que como ya resulta imposible acordarse con estos criminales comerciantes para nada bueno, procédase de una vez a tomarse todas sus instalaciones, y que éstas se entreguen a las comunas o a los consejos comunales y que sean estas organizaciones quienes vendan directamente los productos que necesita el pueblo. Hay que hacerlo inmediatamente antes de que la degollina toque a nuestras puertas. He venido insistiendo en esto: ¡NO HAY OTRA SALIDA! Y además debe ser urgente su aplicación so pena de que todos, INSISTO, nos vayamos al infierno. Esperar para hacerlo dentro de un mes sería la debacle total.
¡Lo advierto!
¡VERCIA!
@jsantroz