Nadie sabe a ciencia cierta cuál será el escenario electoral que le tocará enfrentar a Nicolás Maduro. Se abstendrá toda la oposición? Habrá un solo candidato opositor o varios? Cualquier cosa puede pasar con esta oposición carente de autodeterminación. Entonces si la decisión va a venir del hemisferio Norte lo que pueda pasar es predecible. La supremacía blanca de los racistas norteamericanos definitivamente considera seres inferiores a estos políticos de la oposición. Para ellos Ramos Allup, Borges, Guanipa, Fermín, el filósofo del Zulia, Henry Falcón y otros de la misma extirpe no son más que perros echados moviéndole la cola al Tío Sam. Los financian, los manosean, los utilizan, los defienden pero los desprecian, no los admiran ni los consideran sus iguales por su condición de guardianes asalariados de su patio trasero.
Los tanques pensantes del gobierno de Washington no ven en ninguno de ellos los destellos de estadistas cipayos como Rómulo Betancourt y Luís Muñoz Marín. No dan la talla para pasar a las Grandes Ligas y mucho menos les garantizan, al imperialismo, que podrán devolver los dólares que se inviertan en cualquiera de esas candidaturas porque ni siquiera poseen recursos capitalistas propios. Son y seguirán siendo unos perdedores para competir con Maduro a quien no hay que subestimar aunque no sea el mismo Hugo Chávez quien se llevó en los cachos incluso al ricachón de "frijolito" con todo y su pedigree de oligarca puro.
El imperialismo se la quiere jugar con todo, cuando digo con todo es con todo, sin excluir la intervención militar, apoyando a un candidato de su status. No importa que circunstancialmente sea ciudadano venezolano pero dotado de neuronas cuya sinapsis sea gringa con el sello original made in USA. En esta coyuntura histórica no les interesan los bastardos, independientemente de que éstos le hayan vendido su alma al diablo. Quieren asegurarse de defender a uno de los suyos. Que provenga de clases dominantes tradicionales con luz propia protagónica en el desarrollo capitalista parasitario.
Un candidato así es confiable para levantar, sin sonrojarse, las banderas del neoliberalismo y el neocolonialismo. Ese sería un candidato cuya entrega de la patria al invasor no es traición porque el capital no tiene patria. Ese es el mejor candidato del imperialismo para engatusar, ilusionar con "vapores de la fantasía" a los incautos que quieran vender su patria por un plato de lentejas.