Potencia agroindustrial

Día treitaicinco por el filo de la navaja 2018

Nada más fuera de la realidad que el disparate de anunciar el inicio de una Venezuela post petrolera y al mismo tiempo certificar las reservas petroleras más importantes del mundo. A Venezuela le toca no solamente recuperarse en lo inmediato del bajón dramático en su producción petrolera sino asumir estratégicamente la renta petrolera para la transformación de Venezuela en una gran potencia agroindustrial donde predominen las relaciones socialistas de producción. Sólo así podremos dejar de ser un país con una economía monoproductora y dependiente de la renta petrolera. Volvamos a la idea de "sembrar el petróleo" salvo en la intención de su autor de hacerlo dentro de relaciones capitalistas de producción para aumentar el enriquecimiento de las clases dominantes asociadas con las transnacionales.

Aquí no hay mejor manera para transformar al país en una gran potencia agroindustrial socialista, independiente y soberana que financiar ese salto histórico, a un futuro de prosperidad y de suprema felicidad, sino es con el financiamiento de ese proceso por la full explotación de nuestra industria petrolera actualmente disminuida, maltratada y devaluada por la guerra económica contra Venezuela y por nuestra propia crisis. Esa es la P Mayúscula de la producción de la cual tenemos que hablar sin subestimar las otras p minúsculas que sin embargo pueden ayudar mucho en la formación de una cultura popular para el cambio. Pero no nos llamemos a engaño, la industria petrolera nacionalista, antiimperialista y socialista es y seguirá siendo por muchos años la palanca de la historia, en nuestro país, para el cambio, la transformación de Venezuela y la construcción del socialismo del siglo XXI.

Mientras tanto, a mi juicio, se siguen cometiendo muchos errores estratégicos que habrán de ser corregidos si queremos abonar el camino para una verdadera soberanía alimentaria. En los documentos de 4 de febrero ya alertaba Kléber Ramírez, al respecto, con su propuesta de "Alimentos, Ciencia y Dignidad". Seguimos echando el resto para fortalecer el desarrollo urbano cuando deberíamos poner énfasis en la inversión social rural que permita el despegue de la producción en el campo donde Castro Soteldo está haciendo grandes esfuerzos pero no son suficientes porque el Estado está centrando su mayor inversión social en las ciudades en vez de construir poderosas colonias agrícolas dotadas de todo lo necesario para convertirlas en verdaderos centros de atracción que reviertan la migración histórica que conformó los cordones de miseria alrededor de las capitales condenando a los pueblos campesinos al abandono, la miseria y la desolación.



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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