Día Cincuenta: El Carnet del PSUV por el filo de la Navaja del 2018

El único carnet de partido que he poseído en mi vida fue en el año 1959 cuando Sonia, entonces mi novia ahora mi esposa, y yo portamos orgullosos el carnet rojo de la Juventud Comunista de Venezuela. Éramos unos muchachos liceístas llenos de esperanza, por el porvenir, la cual mantenemos intacta. Aquel carnet era de un rojo bellísimo con los símbolos de la JCV que atesorábamos con mística y espíritu de pertenencia revolucionaria. Muy poco nos duró la ilusión por aquella prenda política porque de la noche a la mañana el PCV dio una voltereta y de los "Domingos Rojos" pasamos a prepararnos para la línea insurreccional, la cual llegó con la orden de quemar los bellos carnets, pues el partido iba entrando poco a poco en la etapa conspirativa de la clandestinidad.

Estuve a punto de desobedecer la orden del partido y esconder mi carnet en algún lugar seguro, para conservarlo, pero más pudo el sentido de la disciplina que nos enseñaban nuestros dirigentes y con mucho dolor procedimos a destruir aquellos relucientes documentos de identificación. En el poco tiempo que duró el auge de la legalidad los carnets fueron instrumentos preciosos para la organización, el crecimiento y el proselitismo partidista. Eran los tiempos en que la Juventud Comunista de Venezuela era la primera fuerza política juvenil en los barrios, en los liceos y en la universidad, por lo menos en Caracas, por encima de AD, Copei y URD.

Los jóvenes comunistas, al igual que los militantes de la izquierda en general, eran aguerridos activistas en el cumplimiento de sus tareas políticas por las cuales nunca recibieron incentivos materiales ni beneficios económicos de ninguna índole. Muchos años después, se conservaba esa tradición. En un encuentro del Movimiento de los Poderes del Pueblo Aquiles Nazoa, celebrado en Mérida, y organizado por el PRV RUPTURA, Luís Beltrán Prieto Figueroa, quien fuera invitado especial a ese evento, nos comentaba sorprendido sobre el desprendimiento y falta de interés pecuniario, de millares de jóvenes entregados al trabajo político con la única recompensa de cumplir con un deber cultural, ideológico y revolucionario.

Las cosas han cambiado radicalmente con el tiempo y la carnetización iniciada por el PSUV se realiza en otro contexto histórico y con un partido de masas en el gobierno acosado por la derecha y el imperialismo. Habrá muchas motivaciones de los militantes del PSUV para sacar su carnet pero la mejor es la de tener un documento que identifique al portador con el compromiso de luchar por el desmantelamiento del capitalismo y la construcción de una sociedad socialista.



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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