¡Hurra, hurra! Bendito sea san Mateo de los noventinueve milagros sin fe que, nos mandó a Dante Rivas, a salvarnos -sin protector solar, ni salvavida puesto- del abandono espectacular en que estamos dentro de la lancha Nueva Esparta que se desplaza con rumbo equivocado, sin guía y sin brújula, en un mar picado de inquietudes y angustias al por mayor con mucha hambre (de conciencia, de bríos, de justicia social, de valores) en que nos han dejado como náufragos olvidados los disfrazados de maduristas de consideración oportunista que nadaron a su vaivén hasta hogarse en la orilla del mal gobierno que nos impusieron, además por un mediocre militar, disfrazado de político deseoso de ahogarnos en más problemas al no saberlos resolver, ni se lo propuso y, después que perdió la elección a gobernador nos lo remacharon como protector (nada divino, ni adivino) y, la cura fue peor que la enfermedad -en ninguna de las dos situaciones, hizo honor de ser hijo de Chávez- y, para mayor desgracia nuestra, la mayoría sin visión: nos encaramaró a un fulano que posiblemente viene de Martes, ése tampoco sabe dónde está parado, ni para qué lo eligieron gobernador. Se la pasa chupándose los dedos de su inocencia con carraspera flemática sin faja de gobernador. Es decir, nos han castigado inocentemente con otro peor que gobernará en las nubes si no llueve o, se le desinflamaron los agónicos deseos cuando lo pintaron de ADeco voluptuoso con marco de Ramos Allup, y en la pared del engaño está, como uno más que no lo quiere nadie -parece ser que se juntó con Vivas Santana y se empavó con cegueras- y anda hablando solo en la gobernación que por los vientos que soplan, le sale hacer un puente, nada aéreo entre Coche y Cubagua, a ver si consigue perlas al perder: el Norte, el Sur, el Este y, el Oeste.
Dante Rivas es como el escapulario que viene a reforzar la buena voluntad de los margariteños que estamos más castigados por el Gobierno Nacional y, ahora con el estatal, al salir del anterior que como llegó salió sin conocer a nadie a no ser que montó un programa de radio, para hablar solo sin pagar penitencia que si alguien lo oyó era bien osado y, me atrevo a decir que jamás visitó pueblo alguno, y sí lo hizo sería de noche cuando todos los habitantes dormían y, a la gobernación irían los contratistas que debieron ser muchos a hablar con mucha delicadeza de la situación del país y de la buena ventura de tenerlo a él como gobernador y, entre sonrisas de hábil liturgia que los pobres, ni entienden ni esgrimen, ni les va ni les viene, y de su pobreza se encarga Maduro con el carné de la Patria que hace milagros sustanciosos que no le llenan las tripas de consuelo con lo caro que está todo en la isla cuando no están perdidos, ni permitido y, la consigna es sálvese el que pueda que con sardinas se llega lejos, y los turcos cada día más ricos y nadie los supervisa, y lo que hoy vale un producto mañana el doble, a no ser que Dante Rivas pase por encima del vicepresidente, pero habrá de recordar que el que le pega a su familia se arruina y, donde manda capitán no manda marinero.
Pero, de todas formas el neoespartano es afortunado, ha tenido dos protectores, que todavía con el que sale, no sabemos, para qué y a qué vienen, o será para hacernos valer que de ilusiones también se vive y, como tal tenemos que conformarnos que lo que ha de ser será y, que basta con la buena intención y que venga lo que venga que lo más que hay es paciencia, con mucha paz y ciencia en este mar de inconformidades que esperar es bueno, aunque nos hoguemos de tantos problemas que, a ellos lo mismo le da, total la cola siempre nos espera como pan de cada día, pero Dante es nuestro protector, y al que no le guste, a llorar al Valle del Espíritu Santo.