Bolívar lo dijo muchas veces: "Soy el hombre de las dificultades". Los constantes fracasos que a Bolívar le venía sucediendo y el infortunio en lograr sus objetivos, hizo que el Libertador se autocalificara de esta maneras, pero aun así, su espíritu de luchador no decayó, más al contrario enfrentó esas dificultades con mayor entrega e integridad, y fue en contraste el hombre de las grandes soluciones y decisiones, capaz de ganar una batalla cuando otros la daba por perdida. Es así como su proyecto de formar con la unidad de nuestros pueblos el "escudo de nuestro destino" Esta idea enfureció a la oligarquía criollas que terminó por unirse, en la causa común de los privilegios, al gobierno de los Estados Unidos, contra Bolívar, contra su proyecto político y social, y contra Colombia como modelo de hermandad de los pueblos, esa fue una guerra total y a muerte a la resistencia capitaneada por Bolívar contra la opresión, todo este laberinto bajo la complacencia de las potencias europeas coaligadas en la Santa Alianza. Los separatistas, los apátridas y los imperios, ¡Todos contra Bolívar y su proyecto de redención para los pueblos de Nuestra América!
Para Bolívar la unidad era, y sigue siendo para las naciones del Sur América, la base para la existencia política de estos pueblos. Bolívar como gran visionario persigue esa unión, una unión de naciones, y es con ese propósito que propicia la celebración del Congreso Anfictiónico de Panamá, buscando la unidad, el florecimiento en este hemisferio, de una nación de repúblicas que con sus fuerzas congregadas afianzara la independencia, rechazara a las potencias expoliadoras e intervencionistas, y sobre todo arropara el continente con la reforma social bajo los auspicios de la libertad y de la paz. "La naturaleza nos dio un mismo ser para que fuésemos hermanos ¿Quién resistirá a la América unida de corazón, sumisa a la ley y guiada por la antorcha de la libertad? Ella debe ser la salvación del nuevo mundo" ese fue su sermón de la montaña y la semilla que regó, hasta llegar a arar en el propio mar. Entre tanto Santander, poseído por la ambición irrefrenable de alcanzar la Presidencia de Colombia, estaba dispuesto a aliarse con el diablo washingtoniano, sin importarle que éste arrastrara la república al infierno.
A pesar de que Bolívar había instruido al Presidente encargado de la Gran Colombia, el General Francisco de Paula Santander, para que no invitara al Congreso de Panamá a los Estados Unidos, fue a uno de los primeros que invitó, en un acto de abierto desacato y de traición. "No creo que los norteamericanos deban entrar en el Congreso del Istmo", había dicho el Libertador. "Lo que hago con las manos lo desbaratan los pies de los demás" Del gobierno de los Estados Unidos decía Bolívar: "Aborrezco a esa canalla de tal modo que no quisiera que se dijera que un colombiano hacía nada con ellos… Los Estados Unidos son los peores y son los más fuertes al mismo tiempo… En mi concepto el mayor peligro es mezclar a una nación tan fuerte con otras tan débiles"; pero Santander los consideraba sus hermanos mayores y se les brindaba las más arrastradas pleitesías imaginando al águila de las armas de los Estados Unidos posada sobre los cuernos de la abundancia. El panamericanismo impulsado por los gringos es sometimiento. El bolivarianismo es unidad y es independencia. No querían los Estados Unidos en su frontera Sur un volcán bolivariano trepidando por la justicia, la soberanía de los pueblos, la verdadera democracia y la dignidad, iluminando con su fuego los cielos como esperanza del universo. Alexander Everett, un escritor, político y diplomático gringo lo decía a su manera en 1827: "Un déspota militar de talento y experiencia al frente de un ejército de negros no es ciertamente la clase de vecino que naturalmente quisiéramos tener". William Tudor, embajador gringo en Lima, prevenía a su gobierno respecto a Bolívar: "Téngase presente que sus soldados y muchos de sus oficiales son de mezcla africana". Y coincidiendo con ellos el colombiano Santander adujo razones de rastrero racismo para excluir a Haití del Congreso de Panamá: "Siendo una república de color, atraería perjuicios a la causa americana ante la opinión de las potencias europeas".