Introducir al ser humano adulto, sin hábito de lectura, en el mundo del libro no es una tarea fácil. Es mucho más problemático que enseñar a leer y escribir, lo cual al fin y al cabo se logra con la aplicación de una metodología apropiada. La Misión Robinson ha sido muy eficiente para la erradicación del analfabetismo y el reconocimiento de la Unesco sobre este logro no deja lugar a dudas. Hay muchas instituciones ocupándose de la promoción de la lectura que no me atrevo a nombrarlas por temor a dejar alguna por fuera. Lo que no se puede negar es la alta densidad de analfabetas funcionales que colman las comunidades populares donde la mayoría de la población, mayor de 20 años, está fuera de la escolaridad bien sea porque no terminó la secundaria o porque no inició estudios universitarios. En todo caso la mayoría de los hombres y mujeres de nuestros barrios nunca han leído un libro.
Existe en nuestros barrios y es muy importante la presencia de una cultura popular que se resiste a ser suplantada por valores antinacionales, pero la lucha por la sobrevivencia de nuestra identidad nacional se enfrenta a enemigos muy poderosos interesados en convertir nuestra sociedad en aglomeraciones de ciudadanos recolonizados. La guerra no es sólo económica sino también cultural. Uno de los triunfos más dolorosos de la anticultura capitalista imperialista es imponer la apatía, la indiferencia y el desinterés por la lectura, por los libros y por el pensamiento creador del ser humano. El esfuerzo de la revolución bolivariana en educación y cultura no se puede ocultar pero no está llegando lo suficiente a las mayorías populares para que se vean los resultados que el Comandante Chávez hubiera querido.
No es suficiente con el esfuerzo extraordinario de nuestras editoriales, ferias del libro y bibliotecas. Hace mucha falta abordar los consejos comunales y comunas con iniciativas grupales que incentiven la promoción y la motivación de la lectura en defensa de la cultura y de nuestra soberanía nacional. ¡No sólo de pan vive el hombre! Los líderes y lideresas del CLAP también podrían ser brigadistas de la promoción cultural, previa formación de ellos mismos, para que la fuerza de las ideas sea el hierro templado donde se estrelle la hegemonía y la dominación extranjera que la oligarquía y el imperialismo pugnan por imponernos.
¡Incluyamos en las cajas CLAP un símbolo cultural: un libro, una revista, un dibujo, un poema, un programa cultural, un poema o la letra de una canción nacionalista y nuestramericana!