La situación militar es cada vez más precaria. Al igual que el resto de las instituciones y servicios públicos y sociales, los espacios militares son un caos. En los diferentes comandos y destacamentos, no hay comida ni para la tropa. Los soldados, sargentos y oficiales de reciente graduación o bajo rango se encuentran en una situación de angustia por los bajos salarios. Los hospitales militares intentan mantenerse a flote en el medio del naufragio asistencial que subyace en los demás centros de salud del país.
La corrupción en la cúpula militar es descarada y despreciativa sobre el pueblo de Venezuela. Existe una mafia de generales que piensan que el poder les pertenece y los civiles somos sus esclavos. Es tal el nivel de abuso de poder, que el ministro de la "defensa" hasta la fecha, no ha podido desmentir que su familia vive fuera del país, a pesar de que éste vive pregonando que el madurismo es el mejor gobierno que hemos tenido en la historia.
El ejército y la "guardia nacional" se convirtieron en fuerzas de choque contra la población que sale a protestar por comida, medicinas, inseguridad o colapso de los servicios públicos. Desgraciadamente, los parámetros de formación militar para los soldados o efectivos militares de tropa de estas fuerzas cambiaron tanto en su currículo como en su doctrina de conocimiento castrense. Además que son "graduados" en forma "express", no tienen el mínimo estudio en derechos humanos y principios de valores democráticos. La única "formación" que reciben es la "defensa revolucionaria" y lealtad al madurismo.
Si usted se atreve a preguntarle hasta las capitales de los estados a estos jóvenes "militares" se encontrará con una inmensa laguna no sólo de ignorancia geográfica, sino que en cuanto a los dominios esenciales en el marco histórico son realmente degradantes de nuestra gesta libertaria. La nueva tropa militar sólo está formada para perpetuar a Maduro y su cúpula en el poder, y ello implica de ser necesario, arremeter contra cualquier disidencia, aunque los motivos sean por la necesidad de sobrevivir en el medio de la barbarie humana.
Asimismo, la reciente detención de un grupo de nueve militares por supuesta "traición a la patria"¹, sumado a las acciones que se han hecho contra el general Raúl Isaías Baduel, así como la aprehensión del capitán Caguaripano y las denuncias que existen sobre éste último que no han sido desmentidas por las autoridades², comprueba que la Fuerza Armada se está revelando cuando menos en su principal componente, aunque no podemos obviar que dentro de la Aviación militar y la Armada también existen grupos de efectivos que también están pasando muchas necesidades junto con sus familias.
En cuanto a la "guardia nacional", la misma se ha convertido en el principal soporte de la corrupción, el contrabando, y la represión ciudadana en compañía de los colectivos armados, o sea, los grupos paraestatales que defienden al madurismo, y cuyas apariciones públicas develan la naturaleza criminal del gobierno. Esa fue la razón por la cual liquidaron, a pesar de que se habían rendido, a Oscar Pérez y su grupo rebelde.
Con tales hechos de por medio, el madurismo intenta por cualquier vía cercenar los derechos de los ciudadanos. Por ello, arremeten contra el disidente del neototalitarismo, el general Miguel Rodríguez, primero cuando lo "inhabilitaron" para impedir una eventual candidatura presidencial, y ahora al detenerlo de manera ilegal, suponemos para acusarlo de cualquier vinculación "Insurreccional" con el propósito de intentar encarcelarlo y degradarlo, para que sea objeto de una suerte parecida a la del general Baduel.
El madurismo intenta aplacar las aguas turbulentas que lo envuelven, tratando de ir a contracorriente, cuando la verdad es que cada vez que se mueve en ese sentido, está siendo arrastrado hacia el centro del remolino. En otras palabras, aunque en la praxis sus jugadas políticas demuestren que tiene "todo bajo control", cada día que pasa existe un pueblo civil y otro uniformado que en cualquier momento terminará unido con un solo fin: acabar políticamente con quienes acabaron con Venezuela y sus instituciones en lo jurídico, económico y social.
Maduro busca un culpable ante una posible revuelta militar. Lamentablemente, si su actitud de terquedad lo lleva a encarcelar a Miguel Rodríguez Torres, tendrá que saber que su nado en contracorriente terminará por llevarlo hasta lo más profundo de esas aguas. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
***