No podemos negar que en un pasado no tan lejano llegamos a creer que el ahora candidato presidencial, Henry Falcón, aún contaba en su alma y corazón con algún vestigio de la revolución que le pudo haber dejado inoculado el proceso humanista y socialista, sin embargo hoy en día estamos convencidos que no es así, pues sus actuaciones demuestran que está apegado a los intereses bien claros del capitalismo y además de eso a la demagogia y al populismo.
Comenzamos a sentir animadversión hacia Falcón cuando se atrevió apoyar el 11 de abril del 2002 el golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez Frías, más aún cuando lo vimos de manera decepcionante en Miraflores, prácticamente de rodillas, firmando un acta en apoyo y en clara sumisión al usurpador del estado de derecho y de la Constitución, Pedro Carmona Estanga.
Pero además de eso lo vimos después, con el pasar del tiempo, apoyando nada más y nada menos que al ex gobernador Eduardo Lapi, uno de los enemigos más férreos de Chávez, para que fuera reelecto en Yaracuy, aún estando prófugo de la justicia.
Desde ese entonces supimos que Falcón jamás podía encarnar ese proyecto bonito, socialista y humanista que Chávez promovió en el país, y que el pueblo gustosamente aceptó sin mirar para atrás por mayoría.
Ahora vemos a Falcón, por demás con una actitud valiente, si entendemos el despreció que la propia oposición ha promovido en su contra, tratando de competir, como debe ser, en unas elecciones libres, soberanas y justas, para llegar a la presidencia.
Está claro que Falcón fue un artífice notable en el pasado proceso electoral cuando dirigió la propia campaña de Henrique Capriles para conquistar la presidencia. Eso desde luego lo ubica del lado de los mismos golpistas, de los radicales, pero además de ese sector capitalista que solo promueve la desigualdad social, la hambruna, la explotación y desde luego la privatización.
A Falcón en las últimas horas le hemos escuchado decir, claro está, promoviendo cambios a favor del capitalismo, que eliminará de raíz el modelo económico actual, lo que se traduce que aplicará el mismo "paquetazo" que tenía bajo la manga su amigo Capriles, al copiarlo textualmente del ex tinto presidente Carlos Andrés Pérez, que dio paso al "Caracazo".
Capriles, en ese documento diabólico, planteaba que una de las cosas que haría su gobierno, no más al llegar al poder, era eliminar de inmediato las indexaciones de las pensiones al salario mínimo, es decir, que las personas de la tercera edad más nunca gozarían de los aumentos que decidiera decretar el Ejecutivo en materia salarial, en caso que los hiciera.
Falcón, sin duda, tomaría la receta del viejo "paquetazo" para aplicarla, tal cual así lo exige el imperio, en el supuesto negado de llegar a la presidencia.
Pero además el candidato valiente, porque no hay duda que Falcón lo sea, por aquello de que intenta enfrentar la guerra en su contra promovida hasta por el propio Capriles, apelaría de inmediato al viejo esquema del FMI y del BID para comenzar la privatización.
Ya vimos que hace solo unos días Antonio Escarry, de la Casa "Arturo Uslar Prietri", quien soterradamente promueve la candidatura de Falcón, ha propuesto que Pdvsa deba ser privatizada cuanto antes.
Es decir, en un gobierno de Falcón todas las empresas propiedad del Estado estarían irremediablemente destinadas a ser privatizadas de nuevo, al estilo de la cuarta República.
Recordemos que gracias al gobierno del presidente Chávez se logró rescatar a la Cantv y al Sistema Eléctrico Nacional, por quien tanto se preocupa, por cierto, María Corina Machado.
Los precios de la gasolina, el servicio de agua potable, el aseo urbano, además del sistema gratuito de salud, el transporte y el de la educación estarían igualmente en la mira de Falcón para ponerlos al servicio de un grupo de caníbales con la idea clara de sacarle el "juguito a la naranja", a costa del pueblo.
Insistimos, no hay duda que los anuncios fantasmales más recientes de Falcón dejan entrever de manera clara y sin titubeos que la demagogia y el populismo lo invaden, pero además es necesario advertir lo que le espera en el futuro al país si llegase, en el supuesto negado, a la presidencia de la República.
*Periodista