Definitivamente el cinismo de Nicolás Maduro y los maduristas no tiene límites. Y es que ahora como no puede negarse la emigración masiva de venezolanos, a los seudosocialistas les ha dado por denigrar de quienes por una u otra razón, decidieron irse a ganar la vida dignamente desde otras latitudes.
Por ello, cuando el presidente de la República, en forma despectiva se dirige y pregunta a su vacua y conductista claque: (…) “No sabes cuánta gente está lavando pocetas en Miami, ¿Tú te irías a lavar pocetas? ¿Tú te irías de tu patria amada? Yo no me iría jamás”¹, estamos en la obligación de preguntarle a esos mismos “receptores”: ¿Cómo viven ustedes con el gobierno de Maduro? ¿Les alcanzan sus ingresos, como por ejemplo una beca “recién aumentada” de 400 mil bolívares mensuales para cubrir sus estudios universitarios? ¿Será que a sus familiares cualquier “bono” de esos que recibe por intermedio de un “carnet de la patria” es suficiente para la alimentación de todo un mes? ¿Cuándo reciben las llamadas cajas o bolsas de comida en el sector donde vive, existe alguna familia quien le diga que tales alimentos les alcanzaron para todos sus integrantes, más allá de tres o cuatro días? ¿Quiénes aún trabajan en su grupo familiar, aseguran que sus salarios generan el dinero indispensable para garantizar todas las necesidades básicas de comida y salud, transporte público y otros servicios, sin ningún tipo de angustia? ¿Considera que usted y los suyos desde que Maduro llegó al poder han mejorado sus condiciones de vida, o por el contrario, queda en evidencia que se han empobrecido aceleradamente durante el último lustro?
El madurismo se ha autodeclarado como un grupo, omnipotente, supraconstitucional y plenipotenciario. O sea, es tal el nivel de narcisismo y neototalitarismo político cuando se han colocado por encima del bien y del mal, y llegan a afirmar: “nunca vamos a entregar el poder”. Verbigracia, en el momento en que Nicolás Maduro señala en términos de una interrogante despectiva que si algún venezolano se iría para el exterior, concretamente, al odiado imperio para “lavar pocetas”, sabe en el fondo que no solamente millones de compatriotas huyen debido a la crisis económica, sino que también su gobierno ha asesinado las libertades democráticas.
Lo insólito es que Maduro se atreve a proliferar semejantes palabras durante la “creación” de una universidad con el nombre de un personaje de los Estados Unidos, Martin Luther King, Jr. Y sobre estamos en la obligación de realizar profundas observaciones, y sin ánimo de quitarle méritos al luchador norteamericano quien resultó asesinado en su país, aparentemente por sus ideas, alguien del madurismo pudiera respondernos, como por ejemplo, el “ministro” de educación universitaria, Hugbel Roa: ¿Acaso Martin Luther King, tiene para el estado Lara más importancia que el barquisimetano José Gi Fortoul, eminente historiador, escritor y político venezolano? ¿Cómo se puede “seleccionar” el nombre de un ciudadano extranjero para una universidad en ese estado, sobre quien decretó la educación primaria gratuita y obligatoria como Antonio Guzmán Blanco, quien independientemente de lo que pueda criticársele en lo histórico, marcó preponderancia en nuestro destino educativo, pero además fue el protagonista de la Revolución de Abril durante la Batalla de Carora de 1870? ¿O es para que estos “revolucionarios” de la educación, existe mayor cantidad de méritos históricos de una persona oriunda del tan aborrecido imperio que el propio José Pio Tamayo, no sólo nacido en tierras de El Tocuyo, sino que fue luchador incansable contra la dictadura gomecista y uno de los fundadores del Partido Comunista de Venezuela (PCV)?
Es claro que este es un gobierno de improvisación en todos los aspectos de la vida nacional, pero cuando se llega al punto de querer insultar a cualquier venezolano(a), porque ha decidido marcharse de tanta podredumbre y barbarie política, económica y social, pero además se trata de ofender bajo los eufemismos de una interrogante, más aún si está referida en el sentido del “ por qué lavar pocetas”, creo que la mayoría de venezolanos que se han ido, prefieren el contexto de limpiar en salubridad esos baños, que ni siquiera tengan los ingresos para adquirir el jabón, el cloro o el desinfectante mínimo necesario, que les permita lavar las propias pocetas de sus casas.
¿O será que Nicolás Maduro y los maduristas descartan ir a lavar pocetas al imperio como trabajadores, sino que prefieren lavar las pocetas desde una cárcel como lo hacen unos sobrinos de la autollamada “primera combatiente”?
En síntesis, antes de insultar a cualquier emigrante venezolano si ha decidido lavar pocetas a Miami, recuerda que también tus sobrinos están lavando pocetas en ese imperio, y no precisamente porque estén hospedados en un hotel cinco estrellas. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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