La falsía aborrecible de la Paz y de la Patria

Decía Fidel "revolución es no mentir jamás", porque hablar con la verdad, vivir cerca de ella es parte indispensable para la formación de la nueva espiritualidad o consciencia socialista. "La obra fundamental del Estado es la educación. Gobernar es educar" decía Rómulo Gallegos, y en revolución se educa para hablar con la verdad, por más dura que sea.

Muchas líderes de este gobierno se escudan de sus mentiras y disimulos diciendo que existe una "realidad real", la cual hay que atender por encima de otras que suponen solo una apariencia de los problemas. Que antes de atender la miseria viva en la calle hay que abrir los ojos al hecho de que nos quiere invadir el imperio apelando precisamente a la mentira, engañando a la opinión pública falseando la realidad, es decir esa que uno constata fuertemente en el día a día. La consigna es ¡Los trapos se lavan en casa! o ¡De eso no se habla jamás! o ¡No hay que darle armas al enemigo! la consigna real es ¡Disimulemos, que "caminando rapidito nada se nota"!

La política para el gobierno se vuelto una forma de gerenciar el mercadeo de su propia imagen: "Debemos reformar todo lo que debe ser reformado" copiando la forma prosódica del comandante Fidel pero jamás el mensaje original; "Sí quieres la paz debes prepararte para… ganar", una manera de decir, prepárate para votar por mí. Y detrás está el discurso pomposo, teatral, emocionado –que, como toda emoción, su efecto se apaga rápido-: un destello moral…, sin una voluntad que lo soporte, vacuo, fantasmal.

Poniendo a un lado la prosopopeya pueril del discurso madurista y sus razones, el centro de su política es decir, del disimulo, es la Paz. La Paz le sirve de excusa al madurismo para sus alianzas con la propiedad privada (o la propiedad no social), para sus negociaciones y pactos políticos con la derecha y con la vieja socialdemocracia de acción democrática y primero justicia.

La Paz madurista es un Martin Luther King llevado de la nariz, porque el apóstol negro es ahora el líder de Maduro. Maduro hace rato que dejó de ser chavista y menos marxista. En el prólogo escrito por el presidente a una edición del Libro Azul de Chávez, faltó poco para renegar de Marx a favor de Simón Rodríguez. Y esto la decimos sin desmeritar el valor filosófico, moral y pedagógico que puedan tener el maestro de Bolívar y el adalid de los derechos de los negros.

La Paz es una de esas ideas incuestionables para el común de los mortales, junto a los símbolos de democracia, de libertad y de Patria ¿Quién puede estar en contra de la Paz, o de la Democracia, o de la Libertad, o de la Patria, sin que sea insultado o puesto preso? Pero precisamente esa condición de ser símbolos de ideales sagrados, de apariencia incontrovertibles es lo que hace de ellos imperativos letales para la libertad de crítica y de pensamiento, virulentos y demenciales dentro de una sociedad inculta como lo nuestra (o vencida por el espíritu del esclavo dentro del capitalismo).

En nombre de la Libertad Los Estados Unidos de Norteamérica parecen estar destinados por la providencia a plagar de hambre a América, dijo Bolívar…, y a asaltar militarmente a, Libia, Siria, Irak, Irán, Afganistán, al último reducto del oriente digno, que también tiene petróleo como Venezuela y que no consume tanta basura.

En nombre de la Democracia, con el apoyo de la OEA, Estados Unidos invade a Cuba, a Santo Domingo, a Haití, a Panamá y a Grenada… Y Maduro saca de la manga la ANC. Y en nombre de la Paz Maduro entrega la resistencia revolucionaria al capitalismo, se revierte la política de "plena soberanía petrolera" y se concede el Arco Minero a empresas y capitales extranjeros, echados del país por el mismísimo Chávez.

En nombre de la Paz, en este caso de arriba, la Libertad no valió mucho la pena. En nombre de la Paz Maduro corrompe al país con dinero, promesas y engaños, acaba con la Libertad pero también con la Democracia: participativa y protagónica, mucho antes de que nazca, e inclusive, con la democracia burguesa. Además, en nombre de la Paz también arruina la Justicia,.

En nombre de la Paz y en nombre de la Patria es posible que Maduro imponga un régimen terror, de persecución a todo lo que huela a crítica, oposición, protesta, no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de esto.

En nombre de la Patria, hay que defender al país, cualquiera sea nuestra posición en la sociedad y nuestra opinión política: ¡todos somos venezolanos!… Pero ¿Cuál es la Patria de Lorenzo Mendoza?: Venezuela, ¿Cuál es la patria de Bolívar?: La Gran Colombia ¿Cuál es la Patria de Martí?: la humanidad ¿Cuál es la Patria de Hugo Chávez?: la Patria socialista. Para Chávez no hay patria sin no hay igualdad, si no hay socialismo… ¿Cuál será la Patria de Maduro, de Diosdado de Jorge Rodríguez? ¿Venezuela? ¿Cuál Venezuela?, ¿La de Lorenzo Mendoza o la de los señores de la basura?

La Venezuela de Lorenzo Mendoza, ésta Venezuela que podemos tocar con los dedos y que él pretende mantener apretada con los suyos por el cuello, no puede ser la misma Venezuela de Chávez, independiente del imperio y del capitalismo; ni la mía, que, sin socialismo, se me reduce al ámbito de mis amigos cercanos y nada más (o la patria es humanidad o son mis amigos y vecinos cercanos ¡sin socialismo para mí no hay patria!) Mi patria jamás será la patria de Lorenzo Mendoza, mi Venezuela nunca será la misma Venezuela de Lorenzo Mendoza, la de los Zuloaga, la Venezuela burguesa o aspirante, la Venezuela donde tienes prohibido el paso… Y aun así Maduro habla de independencia…; porque estos "pelucones" son dueños del país con todo lo que está dentro, incluyéndolos a ellos y a todos sus trabajadores; para FEDECAMARAS, Mendoza, Zuloaga y el resto de grandes señores todos los habitantes y trabajadores somos sus esclavos, somos de su propiedad, y los políticos que sirven a sus intereses son nuestros capataces. Esa, la de ellos, no es mi Patria, por esa no lucho ni lucharé, por esa no me inmolo jamás.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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