En Colombia, Luisa Ortega Díaz, en un acto bastante parecido al original, sin más teatralidad que la de costumbre en esos casos, denuncia y acusa al presidente Maduro de hechos de corrupción, relacionados a contratos firmados con la empresa Odebrecht para la construcción de varias obras: el segundo puente sobre el lago de Maracaibo, la línea cinco del metro de Caracas, el metro cable de La Dolorita, el metro de Valencia, entre otras. Su exposición, de pasada señala a Chávez, en otro caso relacionado con la campaña presidencial del 2013, pero supuestamente para involucrar a Maduro en una denuncia hecha por una mujer interrogada acusada a su vez de recibir sobornos. Son dos exposiciones, una sustanciada a través de documentos, entrevistas, investigación policial, y otra hecha solo mediante un interrogatorio y una denuncia de un pago en efectivo (aquí las pruebas no existen sino la palabra de la implicada, o sea que el cuento parece chimbo).
El caso es que la mitad de la denuncia en apariencia es real, como todo chisme, siempre la mitad es real. Hay documentos, hay contratos, hay firmas, fechas, obras inconclusas, recibos de pagos adelantados, circunstancias agravantes, de todo… Es un perfecto escándalo, tramado (y no lo dudamos) desde EEUU. Pero hizo reaccionar a los personeros del madurismo, a tal velocidad que no les dio tiempo para hacerse los locos, como ha sido su costumbre cuando quieren desaparecer algo del mundo sensible.
Esta vez le tocó al colega de Luisa, Tarek William Saab, el fiscal de ocasión, hacer su acusación. Dice la noticia: "William Saab denunció que las medidas son encabezadas desde Estados Unidos y Colombia por pseudo abogados en un acto bufo y han humillado la profesión de hacer Derecho, por lo que merece el repudio internacional". Esa respuesta forma parte de sus argumentos, es decir de su lógica falaz y rara. La otra fiscal está presentando pruebas que este señor parece que no conoce, y lo que hace es descalificar el acto de bufo y defender la profesión, como si para el mundo eso fuera un asunto lesa humanidad, sin preguntarse de dónde esta señora sacó tales pruebas, digo, ¿por qué ella las tiene en sus manos?, ¿quién se las dio?, ¿cómo las sacó del país?
No lo hace porque así reconocería que existen las pruebas (los documentos); que se le pasó, en su cruzada anti corrupción contra PDVSA, revisar estas pruebas y estos expedientes, casos que involucran al presidente Maduro.
Luego continúa Tarek, con pedantería leguleya: "La historia evaluará muy bien el papel en contra de la paz de la nación al darle cabida fuera de la jurisdicción real, porque el TSJ funciona en Caracas, con una sala debidamente instalada con sus magistrados y presidente". ¿Cómo es eso que la historia evaluará? ¿Qué clase de fiscal es ese que tiene como juez a la historia y como "caso" un acto que se supone ilegal, hasta irreal, que en sí mismo es un delito, diciendo que la historia evaluará? Porque se supone que ese TSJ duplica al otro que está en Caracas, es un acto nulo, o el TSJ de Caracas es nulo; o uno, o el otro puede decidir, no los dos. A demás ¿a quién piensa juzgar la historia, a Colombia?
Sin embargo, lo que realmente le importa al Fiscal Tarek es no hacerse entender bien, no quiere ir al fondo del asunto, a saber: su "distracción" de unos expedientes sobre obras que se conocen, visibles y concretas (a demás hechas en concreto) que carga para arriba y para abajo en la cartera Luisa Ortega Díaz, su doble en el exilio.
Luego la nota de Aporrea remata con esto "El titular del Ministerio Público (MP) aseveró que la acción "ridiculiza y contribuye a la desestabilización del país". Al abogado del poder público le preocupa la ridiculez de unos venezolanos en Colombia, la dignidad del gentilicio venezolano, pero junto a este motivo pueril, si se quiere, también le preocupa la desestabilización del país ¿Por qué? ¿Por qué una denuncia hecha por una fiscal falsa puede desestabilizar el país? ¿Será que la gente, que mira todos los días los pilotes de la línea 5 del Metro de Caracas, en Guarenas Guatire, pueda llegar a relacionar las denuncias de Ortega Díaz con esa promesa "petrificada" de tener algún día un sistema de transporte público decente? ¿Será que el Fiscal piensa que puedan pensar y darse cuenta de que sí hubo corrupción por parte del presidente Maduro? ¿Por qué inestabilidad? Eso se conoce en el psicoanálisis (Jorge) como un acto fallido, o la incontinencia de un bocón, que no puede disimular lo que piensa o teme.
Lugo sigue: "Precisó que así como la fiscalía ha actuado en contra de los corruptos, actuará también contra de "los usurpadores y traidores a la patria" ¿Preciso para quién? ¿Acaso no es a él a quién le corresponde actuar en contra de la fiscal falsa, o está esperando órdenes de la presidencia de la república? Algo así como "deja quieta a esa diabla chico, sabe mucho y nos puede meter en un lío"
En resumen, la lógica del fiscal Tarek es inatinente, disparatada, nerviosa, dice más de lo que lleva en su alma que en su cabeza, o su cabeza le da vueltas mientras habla. Lo cierto es que para poner en orden al país habrá que explicar en algún momento qué pasó con esas obras, por qué no se concluyeron, donde están los reales, quién les hizo seguimiento o tuvo signado para eso.
Paro nuestro fiscal está preocupado de nuestro gentilicio y del "qué dirán" afuera, a causa de ese espejo de TSJ y de Poder Público, que montaron en Colombia, el cual no es otra cosa que un estratagema en contra de la institucionalidad maltrecha del país; contra el poder de Maduro, a ver si lo cazan en falta.
El original frente al espejo, igualito que su reflejo, hace hoy lo mismo desde aquí, pero con los exiliados y con otros: persigue a su presa, acusan sin muchas pruebas, como a Lula en Brasil, como Ortega Díaz acusa a Maduro, como Tarek acusa y condena a Ramírez, sin derecho a réplica, sin oportunidad: cazadores furtivos.
Eso es lo malo de pelear sucio y con las mismas armas del enemigo, en algún momento se te voltean contra ti.