Quinto malo

El imperialismo como elector

La «democracia» del capital está basada en la misma relación de explotación que es característica en la producción alienada de bienes. No es que los Estados Unidos ni sus «inteligentes» mecanismos de inteligencia y represión la inventaron.

Lo que sí hicieron los del gobierno estadounidense al erigirse en guardianes políticos y militares de esas torcidas relaciones mercantilistas de producción, distribución y consumo, fue calificarlas de «iguales» o entre «mercancías» «iguales» en las que el ser humano trabajador, o productor, deja de ser sujeto para convertirse en objeto, o desaparecer socialmente.

Por ese mismo malabarismo, el dominio del capital se hace también ideología y arropa hegemónicamente todo el pensamiento en la sociedad capitalista.

Puesta «patasarriba» la realidad, consiguen entonces llamar «democracia» a su feroz dictadura y la humanidad termina creyendo y defendiendo esas ideas o, de lo contrario es satanizado como dictador, tirano, genocida o poseedor de (por ejemplo) «armas químicas o de exterminio masivo», tal como se he hecho con Bin Laden o Hussein, antes de su enjuiciamiento mediático y posterior exterminio real.

Visto así, el Departamento de Estado se convierte en un «democrático» elector que decide cómo debe ser la «democracia», por ejemplo, en Venezuela, Cuba o Nicaragua. Recientemente lo acabamos de observar, una vez más, cuando Cuba decidió elegir a Miguel Díaz-Canel como su Presidente para la nueva era de la Revolución cubana.

Pero también -y sobre todo- cuando atacan y pretenden desestabilizar el proceso soberano y Constitucional de la Democracia Participativa y Protagónica de Venezuela, a nuestras elecciones, a nuestro presidente y a nuestro candidato a la reelección, Nicolás Maduro Moros.

La dictatorial «democracia» imperialista, la misma que en su propio país impone, a través de la figura de un minúsculo colegio electoral, que no alcanza ni a ser representativo, a un terrorista, auténtico y genuino dictador, fabricante y vendedor de armas como Donald Trump, para que presida dé lecciones de «moral» y arbitre procesos como el venezolano, que son de nuestra única, soberana y democrática incumbencia.

El imperialismo yanqui, se erige en elector y quiere convencer al mundo de la «ilegitimidad» de nuestro presidente Nicolás Maduro. Quieren boicotearlo como candidato a la reelección presidencial y, desde ya tienen preparados y desarrollan planes de desestabilización y terrorismo, para impedir su inminente victoria el 20 de mayo de este año o la posterior toma de posesión, pautada por ley.

En tal sentido, es importante que el pueblo venezolano, garante de paz y aguerrido luchador por su soberanía e independencia definitiva, afines sus alarmas ante las amenazas imperiales y se apreste, en cada detalle, para la Defensa Integral de la Patria.

Más que elegir a un presidente, más que ratificar a Nicolás Maduro en su responsabilidad chavistamente histórica, se trata de elegir nuestro destino como humanidad y detener las amenazas de arrancamos la vida, las riquezas y el futuro.

 

 



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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