Viendo a Luiz Inácio Lula Da Silva en brazos de una multitud camino a la cárcel de Curitiba, recordé al bravo pueblo venezolano trayendo en hombros a nuestro Gigante Hugo Chávez Frías aquel 12 de Abril de 2002, dos ejemplos de líderes auténticos, genuinos, dos hombres que se sembraron en el pueblo y su trabajo en función de los excluidos y los más necesitados los hizo germinar en el corazón de las mayorías.
Más aún, pensé en la diferencia que existe entre un líder de verdad y los cabecillas que en Venezuela conforman las bandas delictivas de la extinta Mesa de la Unidad Democrática (MUD). No hay comparación, aunque planteándolo en el ingenio popular de un maracucho se puede decir que la distancia entre Lula y un Leopoldo López o Capriles Radonski, es como irse de medias pelúas desde el Puente General Rafael Urdaneta hasta Brasilia y creo que me quedo corto.
Y he allí el fracaso de la oposición en la Patria de Bolívar, los adversarios del proceso revolucionario nunca han contado con un líder que en verdad represente el clamor de la gente y, en consecuencia, sus seguidores siempre resultan estafados.
Leopoldo López y Henrique Capriles Radonski jamás se impregnaron de pueblo ni patearon barrios, dos hijitos de mamá y papá que cuando cumplieron la mayoría de edad les tenían prometido como regalo la Presidencia de la República. Y ellos anhelaban ese caprichito…
Pero la realidad es que este par de terroristas no hicieron mérito alguno para ser líderes, por supuesto, eso tampoco fue culpa de ellos, eso más bien fue culpa del imperio norteamericano que les suministró sus viejas recetas golpistas, y de los medios de comunicación social del país y del exterior, que los hacían nadar en la tinta impresa sobre el papel y en la saliva de los periodistas vendiéndolos como la panacea, la solución y, al final, obtuvieron como resultado ese par de chuki de la politiquería criminal.
Hechos dos muñecos tenebrosos del imperio gringo y de los medios de comunicación, no escucharon los gritos, los llamados desesperados del pueblo reclamando paz y se fueron por los atajos, por el camino de la violencia, del terrorismo, de la muerte.
Capriles Radonski y Leopoldo López en vez de hacerse dignos representantes políticos de la gente a través de sus organizaciones Primero Justicia y Voluntad Popular, se convirtieron en jefes de un par de bandas delictivas que devinieron en sendas organizaciones sangrientas, que albergan una crueldad tal capaz de quemar a la gente viva. Lo demostraron en las recientes guarimbas.
Se negaron a detenerse, y por el contrario, los dos grupos hamponiles encabezados por esos homicidas, se hicieron cantera de terroristas y hampones que llevaron a Venezuela a un infierno, asesinaban, incendiaban, destruían.
Fue tal el desastre que muchos opositores se desmarcaron de esa violencia, pero lamentablemente otros tantos continuaron haciendo terrorismo como Freddy Guevara, Julio Borges, Juan Requesens, Miguel Pizarro, Juan Pablo Guanipa, Tomás Guanipa, Henry Ramos Allup, Manuel Rosales, Eveling Trejo, Carlos Vecchio, Lester Toledo...
Por fortuna, el pueblo venezolano descubrió que esa desgracia de politiqueros lo que menos tenían era madera de líder, y que son, sin duda, vulgares delincuentes que deberían estar presos, sin embargo, siempre hay uno que otro obsesionado, ciego, capaz de comparar a Lula con un hampón como Leopoldo López o Capriles Radonski…Una aberración, tremendo disparate, consecuencia del odio opositor inoculado que no les permite ver, analizar, discernir, en fin…
Y el 20-M todos contra ¡el criminal @realDonaldTrump !