Asidero

Ruptura del oficialismo para generar un Estado Marxista

La oportunidad que tenía el movimiento opositor venezolano de hacer un giro político en este año a nivel electoral, sucumbió. Ya que se necesita el manejo de una estructura ideológica y dirigentes de base para lograrlo. Esto, no quiere decir que el gobierno bolivariano de Venezuela es excelente, ya nos hablan de transitoriedad y, dejan a un lado la expresión ruptura.

El pueblo, le dio a Primero Justicia, Voluntad Popular y a Acción Democrática, todo el control logístico para operar en las zonas populares, pero, los convenios que tienen muchos diputados opositores con el gobierno oficialista en cada región, sectorizan sus fuerzas al debilitamiento y, la hipótesis de la explosión social es un artificio hacia el miedo, lo que implica que esta ambigüedad fortaleció al mismo sistema político y electoral.

Uno de los errores, fue utilizar el intervencionismo como medida reguladora, que tiene como principio el control en las áreas que le dan problemas a las finanzas del Estado. Sí pensamos que vamos a resolver la inflación controlando los precios, o la devaluación controlando el tipo de cambio, o el contrabando cerrando fronteras. Ni la inflación, ni el contrabando ni la devaluación son causas. Todas son consecuencias y estas solo se resuelven atacando las causas.

Debemos, reconocer la crisis y, no la guerra, como primer paso para desacelerarla y detenerla. Se debe admitir, una carencia de voluntad en hacer las cosas.

En consecuencia, hay que motivar un trance histórico de proporciones medibles para ocasionar una ruptura y de esa manera abrir una vía para la supervivencia, más allá de lo político. El pueblo ya se encuentra cansado de tanto dudar. Vienen tiempos para un buen maquillaje del país en asuntos financieros por un aumento del petróleo, pero, la realidad es el modelo económico que se viene aplicando desde que el comandante Hugo Chávez decidió regirse por las líneas del cubanismo.

El mercado, debe abrirse a nuevos ajustes socioeconómicos para tener oportunidad a una apertura de precios y bajar la demanda de productos, dándole oportunidad a las personas a abrirse a subsidios más directos.

Siempre he dicho que la izquierda moderna, es más analítica y racional, fácil de hacerle correctivo, pero, aplicamos viejos programas del siglo XVII y XVIII. Simplemente, el país recibe de una manera reglamentada una distorsión de las variantes económicas dadas en dólares y nos olvidamos que dogmáticamente, el control del intervencionismo es muy grande. Los gastos son suntuosos por una irracionalidad económica que, es más grave que la ambición del poder.

Lo más grave de todo, es que nos primitivizamos, tanto los ricos como pobres se adormecen ante los controles, debido a que muchos gestores financieros desconocen el valor de un capital, en este camino, muchos jamás tendrán oportunidad de tener una vida digna.

El gobierno, viene engañando a la gente, es decir al pueblo. Lo desea más dependiente de él.. Tendremos problemas de desabastecimiento a lo largo de todo el año, pero ya no será tan grave como el año anterior. El abastecimiento mejoró más de 20 puntos, no porque se resolvió el problema económico, sino porque se hicieron los locos con las importaciones grises, contrabando por frontera, importaciones en dólares libres, consigues más arroz que en el pasado, el problema es que es más caro que en el extranjero. Esto empobrece cada vez más a la población y la hace dependiente de los repartos y del populismo, una relación perversa porque el Gobierno pudiera no estar tan interesado en resolver el problema para que la gente sea más dependiente.

Se debe tener cuidado, hay ciudadanos de finanzas que desean tener un contacto con el Fondo Monetario Internacional. Y, ese rescate financiero, tendría un costo de 60000 millones de dólares para una estabilización macroeconómica. Por eso, hablo de ruptura, porque es necesario asegurar una dieta básica y programas para abastecer nuestra agricultura e industria.

Nos han hecho mucho daño. La delincuencia organizada llego a la venta de alimentos y mafias, buscan torpedear nuestro cono monetario desde Colombia, con la colaboración de algunas oficinas bancarias, entre ellas Banesco. Son verdaderas redes, que llegan hasta el consumidor final. Son juegos macabros con el dinero nuestro.

En el actual contexto latinoamericano, debemos asumir que si vivimos en un "mundo material"; lo contrario sería completamente imposible; es decir, no se puede vivir en un "mundo inmaterial" (a propósito de un artículo que leí en la red). Hemos nacido y presenciamos una era donde los avances tecnológicos no han tenido precedentes históricos, razón suficiente para tener claro que la ciencia y tecnología no dejará la velocidad de su curso, sino que seguirá avanzando a pasos agigantados.
La cuestión es distinta, cuando señalamos que parte de la ciencia y tecnología no está al servicio de la sociedad, y mucho menos de las sociedades más pobres del planeta. Por el contrario, ha sido mal utilizada para la explotación, dominación y hasta muerte de seres humanos y demás seres vivos; y además se ha generado una transfiguración que hemos hecho del término "valor", el cual ha quedado reducido a su noción "económica" y por ello distante de la noción sociológica y filosófica (la que guarda relación con los principios y la ética) que debería prevalecer en el espacio del conocimiento.


Quienes nos oponemos a las situaciones antes descritas; debemos apartarnos de la retórica, esa práctica que procura justificar o esconder nuestras responsabilidades como sociedad; razón por la cual debemos construir vías de acción y planteamientos concretos para lograr detener en alguna medida el avance e impacto de los intereses hegemónicos de quienes han dominado al mundo por muchos años.

También es fundamental que la actuación de los gobiernos que administran los Estados latinoamericanos, se desprenda de la continua e histórica práctica de esa misma retórica. Retórica de múltiples dimensiones, diferentes manifestaciones y resultados entre los países, la cual podríamos describir generalmente como planteamientos simplistas en el diseño de las políticas públicas ante las realidades aparentes, para lo cual se manipula el discurso y se emplea el engaño como arma de poder, siempre con el propósito de evadir las responsabilidades, justificándose con alegatos (que podrían ser reales) pero que los deja al desnudo sobre la incapacidad de controlar los graves males que aquejan a la región en sus principales problemas de pobreza y desigualdad.

No reconocer, la doble retórica (sociedad y gobiernos) solo nos llevara a más años de atraso y con ello a la profundización de las brechas (pobreza y desigualdad) entre los países industrializados (no desarrollados en su mayoría en términos sociales) y los países de la región latinoamericana. Verbigracia, seguiremos estando en el patio trasero de quienes dominan no sólo la transformación de las materias primas para desarrollo económico, tecnológico y social, sino que semejante brecha entre unos países y otros, será cada vez más difícil que nuestra región pueda convertirse con el paso de los años en autosuficiente y con un desarrollo consolidado de sus habitantes en términos de calidad de vida.

La sociedad latinoamericana sigue siendo de "desarrollo primitivo" frente al contexto mundial de desarrollo tecnológico. Razón por la cual no hemos dejado de ser colonizados a pesar de estar en otra era. Colonización que podría ser señalada en diferentes dimensiones: sociales, económicas, políticas y todas ellas ligadas a nuestra incapacidad de generar nuestra propia ciencia.

Es tiempo, para que la sociedad y los gobiernos de los Estados de la región latinoamericana dejemos las excusas y comprendamos nuestra responsabilidad ética y social para procurar un mejor futuro para las generaciones venideras. Tenemos una inmensa tarea por delante si queremos convertir a América Latina en una región próspera, sustentable y generadora de conocimientos.

Así que, debemos mejorar y dejemos atrás esa palabra de transición. Es Ruptura. Acabar con lo putrefacto del sistema y cohabitar con un nuevo desarrollo de país, se debe cambiar las caras y, dejar de convivir con lo viejo.

Los militares, por consiguiente, tienen que dejar de controlar la industria agroalimentaria, su actuación ha sido nefasta. Me refiero, hay que cambiar la estructura del poder.

Transición es lo que la oposición electoral blandengue promete en forma engañosa al país. En el fondo, creen tener amarrado el apoyo del pueblo opositor y hacen de la consigna de "transición" una promesa potable al chavismo en el poder. Una promesa de que lo esencial del régimen seguirá su curso, que no hay nada que temer de un gobierno opositor. La transición, así, no es más que otra traición a la esperanza de cambio que tiene el país, pero que se les hace tragar a quienes, desesperadamente, quieren salir del chavismo como sea.


Lo que Venezuela necesita no es una transición como lo proponen, en forma abierta o encubierta, falsos opositores. Por el contrario, necesitamos una ruptura total con el régimen político madurista y la Constitución en que se apoya, para poder construir una nueva república de leyes y ciudadanos libres, fundada en la idea de libertad, tal como lo propuso Francisco de Miranda. Triturando el viejo régimen, no maquillándolo, es como podremos construir uno nuevo. (Humberto González Briceño) /

Así, veremos, un nuevo modelo económico a la luz del marxismo.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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