¿Es Nicolás Maquiavélico? (I)

"[...] de un tiempo a esta parte no digo nunca lo que creo ni creo lo que digo y, si se me ocurre alguna vez decir la verdad, la escondo entre tantas mentiras que es difícil encontrarla."

Nicolás Maquiavelo.

"Maquiavelo alcanzó el ideal del héroe antiguo mediante su tarea de historiador y de politólogo, y hoy forma parte de los dioses elegidos, de esa restringida constelación de clásicos olímpicos cuya presencia se percibe constantemente entre nosotros."

Antonio Hermosa Andújar

"Me gustaría enseñarles el camino al infierno para que se mantengan apartados de él"

Nicolás Maquiavelo.

"Quien quiera obrar en todo como bueno, necesariamente fracasará rodeado de malos, por lo que todo príncipe que desee conservar su autoridad aprenderá a poder ser no bueno y después usará o no ese hábito, según dicte la necesidad. [...] Y no puede ser de otro modo, pues los hombres obran el mal, a menos que la necesidad los obligue a obrar bien"

Nicolás Maquiavelo

I. INTRODUCCIÓN

En la historia de la filosofía política hay, al menos, un lugar común: El famoso filósofo italiano Nicolás Maquiavelo es el primer filósofo político moderno. Existe un consenso generalizado respecto de la idea de que Maquiavelo representa, en el contexto de la gestación de la Modernidad, el primer intento consciente de dotar a la política de autonomía en tanto que disciplina independiente de la moral o la religión. Maquiavelo)ha sido considerado como el adalid de la razón de Estado, del pragmatismo político y de la eficacia como medida del acierto en el gobierno de los pueblos. A pesar de haber utilizado tantas veces los métodos que a él se le atribuyen, las autoridades de todos los credos e ideologías rechazan los supuestos consejos "maquiavélicos" como obra de Satán o, en términos laicos, como algo propio de un ambicioso y de un pervertido sin escrúpulos. El estudio detallado de su obra desmiente muchas de estas terribles recriminaciones, pero nos sirve de pauta para ensayar un primer juicio ético-filosófico sobre el "realismo" de la acción política. De todos modos, pocos imaginan a Maquiavelo como un honorable padre de familia numerosa y con el único deseo de formar parte del funcionariado de Florencia, eso sí, prescindiendo un tanto de la personalidad del gobernante de turno.

Maquiavelo ha servido a lo largo de la historia para abanderar las posturas políticas más dispares. Desde su celebración por parte del fascismo italiano hasta ser considerado como un pilar en la construcción de las democracias representativas por la vía del republicanismo. Pero cuando se trata de explicar ese aserto, las interpretaciones se multiplican. Porque Maquiavelo, como Jano, presenta más de un rostro. Para los unos, su innovación es descubrir la autonomía de la política frente a la moral, revelar una racionalidad específica del campo político, sentando así las bases de una ciencia o, al menos, de una técnica del poder. Para los otros, su mérito es contrario: Maquiavelo habría establecido una nueva ética social, diferente de la medieval, acorde con el individualismo moderno. Ambas lecturas pueden fundarse en sus textos. La primera acude sobre todo a El Príncipe, la segunda, a los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, pero una y otra pueden referirse a la totalidad de sus escritos .Porque su obra está atravesada por la tensión entre dos discursos, uno sobre el poder real, otro sobre el bien común. En esta entrega no pretendo pronunciarme a favor o en contra de Nicolás Maquiavelo, ni aplaudir, justificar o condenar su postura política y su pensamiento global. Inventor de la mentira, de la traición, de la fría crueldad, de la ambición sin conciencia, de la tiranía sin remordimientos, ha levantado polémicas y sofocado la ira de sus numerosos detractores. Su nombre, en un acto no demasiado lícito, ha pasado a calificar todo acto maldito. Parece como si nada de aquello hubiera existido antes de su aparición. Mejor dicho, antes de la aparición de su obra, puesto que tal opinión no atiende ni a su vida y persona, ni por supuesto a la sociedad y época en que vivió. Más que un juicio rápido y como tal, simplista, Maquiavelo merece otra cosa; ni más ni menos de lo que merecen el resto de pensadores de cualquier época, pero sí lo mismo: que se interprete rectamente su obra. Para ello no podemos desligar a Nicolás Maquiavelo de su tiempo y precipitarnos a su condena. No existe nombre, ni lugar de verdad más notorio para quien pretenda pensar la política que el de Nicolás Maquiavelo En la historia del pensamiento político, Nicolás Maquiavelo es considerado, en general, el padre de la política. Lo anterior no es para menos, pues realmente él logra circunscribir el objeto de la política, o sea, el problema del poder y cómo utilizarlo. Sin embargo, uno de los elementos que más se ha destacado de este autor es su relación, o mejor dicho, su exclusión de la ética en el campo del quehacer político. ¿Cuál es la deuda que tenemos contraída con Nicolás Maquiavelo? ¿Por qué su obra es un patrimonio que generación tras generación vamos transmitiendo como un precioso e irritante legado que es preciso conocer, sopesar y profundizar? ¿Cuál puede ser el motivo de que historiadores, teóricos y politólogos hayan escudriñado a conciencia el fruto puro y hasta terrible de su creación? ¿Cuál es la secreta pasión que empuja a unos hacia el reconocimiento y la admiración y a otros a condenarlo y denigrarlo? ¿Quién que conozca el poder se dejará resistir al imán del hombre libre de los prejuicios que el mismo poder impone? Maquiavelo fue el primero en enfocar la política como aquella pública responsabilidad en la cual las funciones deberían desempeñarse no según los cánones de la moral privada y tradicional. Su particular forma de tratar la política en la era del decaimiento religioso anterior a la Reforma y a la Contrarreforma, es evidentemente laica. El laicismo de su enfoque podría explicarse si traemos a la memoria que, en esa época, ya estaba en total decadencia la idea de una Europa unida por el liderazgo político del emperador romano y la égida espiritual del Papa.

Uno de los rasgos principales de la teoría maquiavélica está vinculado al poder y la importancia del pueblo entendido como fuerza política. Algunos intérpretes, incluso, han considerado este rasgo como definitorio de la posición que Maquiavelo adoptó ante las crisis sociales de su ciudad e, incluso, definitorio de su teoría política. Autores como Spinoza, Rousseau, Marx o Gramsci sostuvieron la identificación del florentino con las causas populares e interpretaron sus análisis en esta clave: su obra es un aviso contra los tiranos, una trampa para los príncipes, una fórmula de educación del pueblo, una manera de ofrecer a los débiles armas contra los fuertes, una herramienta en la lucha contra la hegemonía de los poderosos.

II. LOS ESCENARIOS POLÍTICOS

Se sabe que Maquiavelo nació en Florencia el 3 de mayo de 1469 y que, si bien no existen muchos datos sobre su infancia y adolescencia, al asumir para sí la expresión de Tito Livio "Nací pobre y aprendí primero a pensar que a gozar" no es difícil comprender como vivió. En su familia no sobraba dinero y aunque su padre Bernardo trabajaba como abogado o aceptaba por necesidad trabajos donde el pago era en bienes, como fue el que realizó para el impresor Nicolo Della Magno para confeccionar un índice con los nombres que aparecen en Tito Livio, donde el pago fue un ejemplar, nunca descuidó la preparación de su hijo Nicolás en las disciplinas humanas. Esta denominación disciplinar, que derivaba siguiendo a Skinner (1991) de fuentes romanas, giraba en torno a determinados pilares: la valoración del conocimiento de la historia antigua, del latín, de la retórica, de la filosofía moral y de la imitación de los estilos clásicos (1991, pp.12-13). A partir del siglo XIV el humanismo se transforma en el alimento teórico indispensable para el ejercicio de la actividad política; en consecuencia, la acción de imitar se convierte en exigente copia de acciones virtuosas para el honor y la gloria de la res publica. Su formación humanista fue precisamente el motivo por el cual el gobierno de la República de Florencia lo eligió en 1498 para ser funcionario. En efecto, para desempeñar cargos de gobierno era requisito fundamental poseer fuertes aptitudes en materias humanísticas (latín, historia, filosofía antigua y retórica) además de saber redactar con claridad y precisión la correspondencia relativa a la administración del dominio político.

En cuanto a las circunstancias políticas que atravesaron el mundo de vida de Maquiavelo y que repercutieron en su capacidad de observación y reflexión, podemos rescatar el haber sido testigo tanto de importantes acontecimientos de la vida política de la ciudad de Florencia y de Italia, como de las de los principales países europeos. Este heterogéneo conjunto de acontecimientos comprende la tiranía civil de Lorenzo de Médici, la restauración y posterior fracaso de la república teocrática del dominico Jerónimo Savonarola (el profeta desarmado), el gobierno republicano de Soderini (1494-1512) durante el cual lleva adelante su actividad política más significativa, y finalmente la restauración en el poder de los Médici (1512-1520). Con relación a Europa, están los problemas de expansión y conquista territorial al mismo tiempo que los de las políticas de alianzas de las grandes monarquías española, francesa y del imperio de los Habsburgo con respecto a principados, repúblicas, ducados, reinos o estados papales en Italia.

Maquiavelo es elegido el 19 de junio de 1498 Secretario de la Segunda Cancillería y posteriormente secretario de la Cancillería de los Diez. Así a las funciones relativas a los asuntos extranjeros le suma la de los asuntos internos y de guerra. Al momento de ser designado el panorama de la península itálica dista de ser tranquilo; no hay que olvidar que la temprana muerte de Lorenzo el Magnífico en 1492 fue el comienzo de un tiempo políticamente revuelto que conducirá a la casi totalidad de la península a quedar presa de las ambiciones geopolíticas de los estados y del imperio citado. Así a los habituales enemigos de Florencia dentro de la Toscana (Luca, Siena, Pisa, Pistoia) se agregan Venecia, el ducado de Milán, los Estados Pontificios y las ambiciones de César Borgia (hijo del Papa Alejandro VI) por constituir el Gran ducado de Romania con Bolonia como su capital.

No es inútil insistir que desde la entrada del rey de Francia Carlos VIII en 1494 para conquistar el reino de Nápoles y la similar acción de Fernando el Católico de España, además de las del Imperio, transformaron la geografía italiana en un tablero de ajedrez político donde los propios gobernantes italianos tenían poco que ofrecer para consolidar y defender sus territorios. Para completar la descripción de este contexto hay que indicar que cuando en 1512 se cierra la experiencia de la República y regresan los Medici al gobierno tras 18 años de ausencia4, los problemas internacionales no dejaron de acosar a la península y las guerras de predominio y hegemonías políticas territoriales continuaron.

El ejercicio de la función política de Maquiavelo más el contexto de acción fue conformando un conjunto de ideas dependientes de la experiencia que fue aprehendiendo, especialmente las enunciadas en torno a que las verdades políticas más importantes son las verdades de hechos, que el trabajo político es autónomo y diferente, y que el criterio de lo útil y necesario es el que prima por sobre cualquier otro. Dicho esto, podemos diferenciar en la vida de Maquiavelo dos grandes momentos. El primero corresponde a los años de su trabajo como diplomático y va desde 1498 a 1512. Durante esos años fue germinando su análisis sobre los procedimientos de los gobernantes, las formas de asegurar o no la continuada permanencia de una organización política, sea esta un principado (mixto, hereditario o nuevo) o una república, y el referido a que en política virtú- y fortuna fijan los marcos de acción; el segundo (1512-1527) al del escritor político y literario6 representando en este último aspecto y, como pocos, los deseos, angustias y contradicciones del Renacimiento italiano.

Como consecuencia del retorno de los Medici, Maquiavelo, al verse privado de su cargo, del beneficio económico y condenado a vivir fuera de Florencia en la villa de Sant´Andrea en Percusina el Albergaccio (San Casciano en Val di Pesa), dedica buena parte de su tiempo a ordenar la experiencia adquirida, a interrogar a los clásicos y a bucear en el conocimiento histórico. Su objetivo es obtener un tipo de saber diferente de las recetas prescriptivas, predominante sobre gobierno y universo político. Dentro de estas coordenadas, hechos y pensamientos se imbrican de tal manera que el análisis de la actividad política conduce a su explicación y esta aporta entendimiento a la acción que en tanto tal es singular e inasible. Atento a lo dicho por Dante7, no duda en afirmar que no se "llega a un verdadero conocimiento si no se asimila lo que se ha entendido". Este es el sentido trasmitido en una carta de Maquiavelo a Francesco Vettori cuando, en pos de volver al trabajo político, sostiene que los "quince años que pasó estudiando el arte del estado, no los pasé ni durmiendo ni jugando: y todos deberían considerar el servirse de uno que, por haber servido a otros señores, está lleno de experiencia".

Es a través de su intensa correspondencia, principalmente con Francesco Vettori, antiguo colega de legación y en ese momento embajador en la Curia romana, que conocemos cómo Maquiavelo sufre su exigido ocio, pero también cómo lo condujo a la producción intelectual. De un tiempo relativamente breve nacen sus grandes obras. El Príncipe, iniciado y terminado en 1513, después de suspender la redacción de los Discursos sobre la primera década de Tito Livio para finalizarlo en 1518.

Maquiavelo retornó a la Vita activa en 1520 al encargarle el estudio florentino del que está a cargo el cardenal Giulio de Medici una historia sobre Florencia. Así nace el Discorso sulle cose Fiorentina dopo la morte di Lorenzo, base para la redacción de lo que serán las Istorie fiorentine que presentará al cardenal, ya Papa Clemente VII en Roma en 1525. Además en 1521 ya se había editado el Arte della Guerra. Historia florentina no es un libro menor; pues tiene en sí toda una situación extremadamente compleja y un contenido que ha llamado la atención de Montesquieu (1869 –1755), Rousseau (1712 – 1778) o, entre otros, Benjamín Constant (1767 – 1830). No hay que dejar a un lado la situación de que el texto fue encomendado por un adversario de aquellos que ocho años antes lo habían excluido de la política activa y prohibido su ingreso al Palazzo Vecchio. Así, las preguntas en torno a si traicionar sus ideales republicanos o a sus análisis sobre el ejercicio del poder regio en tiempos de excepción, o si debía aprovechar el caprichoso beneficio que la fortuna le concedía para enseñar al poderoso la disciplina de la virtú fueron, posiblemente, las que fuertemente lo provocaron en el momento de su aceptación.

A su vez, al preocuparle a Florencia las consecuencias que para la ciudad podrían tener las siempre renovadas guerras franco-habsbúrgicas, crea la nueva magistratura de los Cinco Procuradores de los muros, nombrando como secretario a Maquiavelo con la tarea de controlar las fortificaciones de la ciudad. Llega el momento de poner en práctica aquello sobre lo que había reflexionado teórica y prácticamente: es decir, acerca de un sistema militar ciertamente útil. Sus inquietudes no fueron exageradas; no hay que olvidar que en 1527 Carlos de Borbón asedia los Estados Pontificios y, finalmente, aplicando una política de escarmiento al papa Clemente VII por su inclinación profrancesa, autoriza el saqueo de Roma. En aquel lugar, los lansquenetes imperiales, que desde hacía meses no recibían paga, se dedican al saqueo de la ciudad y una guarnición del emperador, formada en su mayoría por soldados influidos por las ideas protestantes de Martín Lutero, hace prisionero al papa.

El fin del papado de Clemente VII no solo significó la segunda caída de los Medici sino la restitución de la República. A Maquiavelo le llega la noticia en Civitavecchia y rápidamente regresa a Florencia. Sin embargo, no es bien recibido. Su colaboración con el gobierno destituido generó desconfianza sobre su futuro compromiso y adhesión, sumada a las originadas por su independencia de criterios al estar sus escritos fuera de las corrientes predominantes.

Para ese entonces comenzaban a escucharse las primeras críticas al Príncipe. Por último, el nuevo gobierno nombraba como secretario a un ex funcionario de los Medici. Maquiavelo enfermó poco tiempo después de la elección de Tarugi, y murió el 21 de junio de ese mismo año.

Lo hasta aquí desarrollado nos permite ver cómo los escenarios políticos y la trama intelectual de la época de Maquiavelo constituyen la plataforma de los textos que siguen tan presentes en nuestros días.

III. LECTURAS IMPORTANTES

  • Sebastián De Grazia, Maquiavelo En El Infierno..

  • Maurice Joy, Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu .

  • Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno.

  • Luis Villoro, El poder y el valor: Fundamentos de una ética política.



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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